Comprender el placer sexual no es solo divertido: es fundamental
Ilustración de Lia Kantrowitz

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Identidad

Comprender el placer sexual no es solo divertido: es fundamental

¿Qué pasaría si la educación sexual se centrara en el placer en lugar de en el miedo?

Andrea Barrica creció siendo una filipina católica, lo que significa, según explica ella, que la única educación sexual que recibió fue que le dijeren que no tuviera sexo antes de casarse.

"Eso era básicamente todo", explica esta mujer de 27 años a Broadly. El mensaje era que "todo lo que hiciera antes del matrimonio era pecado. Nunca me enseñaron nada sobre el consentimiento. Y el motivo por el que nunca me enseñaron nada sobre el consentimiento era, ¿por qué estás siquiera pensando en eso? Era todo o nada. Tanto si te enrollas con un tío como si vas hasta el final y tienes relaciones completas, arderás en el infierno".

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Los efectos dañinos de este enfoque de la educación sexual tan amenazante, cargado de miedo y basado exclusivamente en la abstinencia hicieron que Barrica se diera cuenta de que la actitud positiva hacia el sexo era fundamental para una educación sexual efectiva. Motivada por esta idea, Barrica y su equipo van a lanzar este mes de octubre O.School, una plataforma online impulsada por streamings en directo y chats en tiempo real. O.School tiene como objetivo proporcionar un espacio seguro para que la gente aprenda cosas sobre el placer, la identidad y la comunicación sexuales en la cama.

"La idea es convertirnos en el lugar más fiable online para hablar sobre sexo, solucionar problemas íntimos y explorar nuestra identidad sexual", afirma Barrica. "Es muy diferente de las cosas basadas en el miedo que aprendes en el colegio: 'Así puedes evitar quedarte embarazada, así puedes evitar contraer una ETS, esto es la menstruación, este es tu cuerpo'. Todo eso es muy importante, pero ni si quiera se acerca a lo que supone aprender acerca de lo que es el placer sexual. El mero hecho de que hablemos sobre placer sexual es algo que probablemente no aprenderías fuera de una explicación meramente anatómica en una clase de ciencias".

Uno de los subproductos de borrar el estigma que rodea al placer ―ayudar a la gente a desprenderse de la vergüenza y la sensación extraña con respecto al sexo― es un sexo más seguro. En Holanda, por ejemplo, la educación sexual exhaustiva se inicia a los cuatro años y los educadores de allí apoyan la filosofía de que el placer sexual es normal. En un estudio llevado a cabo en 2011 por la publicación Women's Health Issues (Problemas de salud de las mujeres), nueve de cada diez adolescentes holandeses indicaron haber usado anticonceptivos en su primer encuentro sexual. Y el nivel de embarazos en adolescentes en Holanda es menos de un cuarto del de EE. UU., según un estudio publicado en el Journal of Adolescent Health (Diario de salud adolescente).

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Diversos estudios han vinculado la inclusión del placer en la educación sexual con otros resultados positivos, como "una mayor comunicación acerca de las prácticas e identidades sexuales, el desarrollo de una conciencia crítica (feminista), el desarrollo de un mayor conocimiento de las respuestas y la logística corporales y un aumento de la gestión personal y el empoderamiento sobre la vida sexual, incluyendo ―aunque no exclusivamente― el caso de las mujeres jóvenes", según un informe publicado en Sex Education (Educación sexual).

Es posible que la educación sexual basada en el placer ayude a la gente a comprender el consentimiento. Una vez que las personas tienen herramientas para articular lo que desean en la cama, Barrica afirma que también tienen herramientas para articular lo que no desean. "Haciendo que la educación sexual sea algo positivo, enseñamos a la gente cosas sobre el deseo. Y cuando enseñas a la gente cosas sobre el deseo, entonces puedes empezar a hablar sobre el consentimiento y todas esas otras increíbles cosas que explican a la gente cómo sentirse segura y cómo negociar los límites", afirma.

La actitud positiva hacia el sexo hace que la gente sepa que tener sexo no es algo malo.

Megan Stubbs, sexóloga certificada con sede en Michigan, también es una enorme defensora de enseñar a la gente cosas en torno al placer. "Cuando eres capaz de darte permiso para decir, 'Soy un ser sexual'… Entonces obtienes auténtico poder para tomar tus decisiones y defender tu bienestar sexual", explica a Broadly.

"Las mujeres normalmente se dedican a conceder placer" en lo que respecta al sexo, continúa Stubbs. Y aprender lo "poderosa" que es la palabra "no" podría beneficiar a su salud y bienestar sexuales.

De hecho, una revisión de 22 programas de educación sexual para adolescentes y adultos jóvenes publicada en International Perspectives on Sexual and Reproductive Health (Perspectivas sobre la salud sexual y reproductiva), descubrió que el 80 por ciento de los programas de educación sexual con al menos una lección sobre género y poder vio un importante decrecimiento de los embarazos y las ETS, en comparación con el limitado 17 por ciento de las personas que no recibieron esas clases.

"Con todo esto", dice Barrica, "estamos consiguiendo que la gente hable más sobre sexo. Muy pocas veces se enseña a la gente a hablar sobre sexo. En las películas, se supone que es algo que no necesita esfuerzo. Se supone que sabes exactamente lo que tienes que hacer y esto desemboca en sexo [no seguro] porque quizá no hablas sobre qué límites te gustaría poner. O quizá no hablas sobre tu historial porque temes hablar sobre lo que estás a punto de hacer".

"La actitud positiva hacia la sexualidad hace que la gente sepa que tener sexo no es algo malo", continúa. "El sexo es algo bueno. Y como es algo bueno, ¿por qué no deberíamos hablar sobre él? ¿Por qué no deberíamos obtener lo que deseamos de él? Cuando creces con una mentalidad que dice que 'el sexo es malo', no se te están proporcionando realmente todas las herramientas necesarias para protegerte".