En 2005, millones de personas vieron a Kristen Cavallari, del programa Laguna Beach de MTV, mientras seguía un rastro de rosas blancas por el pasillo de ladrillos que conducía a casa de sus padres. Las recogió una por una mientras su novio Stephen Coletti esperaba dentro para sorprenderla. Había garabateado las palabras “baile de graduación… ¿por favor?” en su pecho desnudo con un plumón negro. Cuando entró a la casa, la estudiante de 18 años de preparatoria y estrella del reality show recibió una de las primeras invitaciones de alto perfil a un baile de graduación.
La transmisión del truco romántico de Coletti, junto con los que llevaron a cabo sus amigos, ayudó al lanzamiento de la creciente tendencia de invitaciones al baile de graduación entre los adolescentes estadounidenses. En el pasado, estas elaboradas invitaciones estaban reservadas para eventos importantes de la vida como el matrimonio, pero hoy en día se espera que los adolescentes realicen invitaciones extraordinarias para el baile, no sólo de graduación, sino también para el de bienvenida y el Sadie Hawkins. Esta invitación (“Promposal” en inglés) se ha vuelto tan necesaria como alquilar un traje o comprar un ramillete.
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“A pesar de que tomó algún tiempo para que la tendencia llegara a un nivel nacional, el uso ferviente de Facebook por parte de los adolescentes en 2006 y 2007, y su creciente deseo de compartir sus vidas públicamente, ayudó a impulsar las invitaciones al baile como un pilar de la juventud estadounidense”, explicó Andrea Richeson, fundadora de Youth Tribes, una organización que estudia la cultura juvenil.
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Más de una década después de que los acaudalados estudiantes de preparatoria de California le presentaran este tipo de proposiciones al mundo, las invitaciones han tomado muchas formas: desde sorpresas atentas como la de Coletti hasta la elaboración de trucos como saltar de un avión; todo en el nombre de un baile escolar.
Apenas habían pasado dos semanas del primer año de preparatoria de mi hermano pequeño cuando mi mamá me llamó para ver si tenía alguna idea genial para una invitación al baile de bienvenida, a pesar de que aún faltaban seis semanas para el evento.
Cuando asistí a mi primer baile de bienvenida hace 12 años, mi cita me hizo la invitación en la cafetería de nuestra escuela católica. Faltaban sólo dos días para la gran noche y el incómodo encuentro cara a cara duró unos cinco segundos. Cuando le sugerí a mi hermano pequeño que hiciera algo similar —preguntarle a la chica cara a cara— se burló de mí. Me dijo que la invitación al baile era una tradición, y que si quería llevar a una chica tendría que hacer una invitación ingeniosa.
Mi mamá ya le había comprado una gran cartulina blanca, que parece ser el formato de elección para muchos estudiantes. Quería escribir un poema. Por ejemplo, su amigo había escrito “No podría soportar ir al baile de bienvenida sin ti” en un cartel y se lo había entregado a la chica en un osito de peluche (Juego de palabras del inglés entre “bear”: soportar y “bear”: oso).
En vista de que mi cita apenas pudo reunir las palabras para invitarme al baile, era difícil creer que tantos adolescentes quisieran exponerse de esa manera. Un video que se volvió viral la primavera pasada capturó cómo puede salir mal una invitación. Daniel Pena tenía la esperanza de crear una invitación memorable para su novia Alex. Puso letreros a lo largo del camino que decían: “Alex. ¿Quieres. Casarte. LOL es broma. Ir al. Baile. Conmigo?” antes de recogerla en su auto.
Pena filmó el recorrido, en el que puedes ver que Alex lee los primeros carteles en voz alta. Alex dijo que la invitación era “mediocre” antes de darse cuenta de que era para ella. Si bien la invitación no salió como estaba planeada, el video tiene más de 13 millones de visitas.
La obsesión con las redes sociales ha alimentado la creciente popularidad de las proposiciones de alto perfil en los últimos años. Para que una invitación sea exitosa, no sólo es necesario que la persona diga que sí, los adolescentes tienen que producir algo que sea digno de visitas en YouTube y likes en Instagram. Como me dijo Richeson, “esto aumenta la presión para crear un momento digno de compartir entre los amigos, la familia y el mundo”.
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Mientras buscaba en internet algo en qué inspirarme para la proposición de mi hermano menor, rápidamente aprendí lo grande que era la tendencia de las invitaciones. Había cuentas de Tumblr e Instagram con miles de seguidores que estaban dedicadas a mostrar las invitaciones extravagantes, incluyendo una de un chico que reclutó al senador Ted Cruz para que leyera la invitación ante la cámara.
“Creo que se han convertido en una tendencia tan grande porque consiguen despertar reacciones positivas, no sólo en el afortunado receptor de la invitación, sino en la comunidad general. De la misma forma en que algunos adolescentes se niegan a ser fotografiados con la misma ropa, porque quieren respuestas frescas de sus seguidores, los grandes gestos como las invitaciones al baile son valoradas por su originalidad inherente”, señaló Richeson.
Thomas Maher, un adolescente de Arizona, atrajo la atención de los medios a principios de este año cuando le ofreció a su novia un viaje a Hawái a cambio de que aceptara ir con él al baile.
“Era la octava vez que la invitaba a un baile y cada invitación la hacía mejor que la anterior en términos de la creatividad”, contó Maher.
“Las únicas expectativas que me importaban eran la de ella y la mía, sé que ella estaría feliz con cualquier cosa, porque es del tipo que aprecia cualquier acto que contenga ingenio y premeditación, pero yo soy un perfeccionista y siempre espero hacer algo que la impacte cada vez”.
Además de la presión de las expectativas, estos eventos ostentosos se han convertido en un gasto adicional para las familias estadounidenses. En el caso de mi hermano, mi mamá terminó pagando la cuenta y haciendo todo el trabajo. Según un estudio realizado por Visa, el promedio de hogares con adolescentes gastó 324 dólares (6,221 pesos) en las invitaciones a bailes en 2015. Las familias de Nueva Inglaterra con adolescentes gastaron la mayor cantidad con 431 dólares (8,276 pesos) por proposición, en comparación con las familias del Medio Oeste, que gastaron un promedio de 218 dólares (4,186 pesos).
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El poder de permanencia de las majestuosas invitaciones a bailes se cimentó a principios de este año cuando la tienda de ropa Men’s Wearhouse registró el 11 de marzo como el Día Nacional de las Invitaciones. Para celebrar el evento, Men’s Wearhouse creó “la invitación más épica jamás vista” para la personalidad de redes sociales Brent Rivera. A Rivera y a su pareja les dieron un paseo privado en helicóptero por una playa, en la que estaba deletreada la palabra “baile” mediante un grupo de personas que sostenían sombrillas. La producción parecía más una escena de una película de James Bond que la invitación de un adolescente a un baile, lo que demuestra que hemos recorrido un largo camino desde Laguna Beach.
“Debido a que todos estamos interesados en agradarle a las personas, los hitos de la vida como los compromisos nupciales, las bodas, la adopción de mascotas, los anuncios de embarazos, y la compra de viviendas, se han convertido en eventos que exigen grandes gestos, una originalidad peculiar y sesiones de fotos como las de una revista”, mencionó Richeson.
Al final, mi hermano hizo un poema con emojis para su invitación al baile de bienvenida. Enrolló el cartel con un ramo de flores y los escondió en el armario de su cita, pero se aseguró de estar allí cuando ella lo abriera, para poder tomar la foto habitual para documentar la ocasión. Aunque ni siquiera fue al baile con esa chica, había completado con éxito uno de sus ritos de paso.
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