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Tecnología

Existen muchas formas de combatir el VIH y la abstención no es una de ellas

Algunas veces no hay nada más obvio que la verdad.

Aquí tienes una noticia que te impactará: estudios demuestran que combatir el VIH costará dinero y gastar ese dinero en decirle a la gente que no tenga sexo es, básicamente, tirar el dinero por el retrete.

Durante los últimos cinco años, las tasas de transmisión y nuevos casos de VIH han bajado en los Estados Unidos, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en AIDS and Behavior. En 2015, el número de nuevos casos de infección de VIH fue 11 por ciento menor en comparación con 2010. La tasa de transmisión (es una medida de las transmisiones en relación con el número actual de personas con VIH positivo) ha caído 17 por ciento. Esas son grandes noticias, pero se quedaron cortas contra las metas que describió Barack Obama en su Estrategia Nacional de VIH/SIDA presentada en 2010, pues esperaban ver una caída del 30 por ciento en la tasa de transmisión y una contracción del 25 por ciento en nuevos casos.

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El estudio muestra que aunque las estrategias implementadas (que incluían cosas como desarrollar tratamientos más baratos y crear sistemas más simples para conectar a los pacientes con la atención adecuada) fueron efectivas, simplemente no se invirtió suficiente para lograr más.

"Estamos parcialmente en buen camino, eso debe destacarse, pero al mismo tiempo nos quedamos a la mitad del camino a la meta", nos cuenta David Holtgrave a través del teléfono, autor principal del estudio y presidente del departamento de salud de la Bloomberg School. "La Estrategia Nacional contra el SIDA es un documento fabuloso y ciertamente visionario, pero no cubre los costos necesarios para lograr las metas. Como nación no hicimos realmente la inversión necesaria para escalar los programas al nivel que se requería".

Pero el éxito limitado de la estrategia nacional señala un componente clave en combatir la infección del VIH: invertir en educación, asistencia de salud y estrategias de prevención funciona y mientras más se haga, mejor. Pero decirle a la gente que no tenga sexo simplemente no funciona.

Esa fue la estrategia de Estados Unidos para combatir el VIH en la región sub-Sahariana de África, parte de un programa de nueve años con un costo de 1.4 mil millones de dólares presentado por el Presidente Bush. La estrategia general de Bush incluía otros esfuerzos, pero requería que al menos un tercio del programa fuera destinado para enseñar sobre la abstinencia. Las campañas de educación en 14 países promovieron el 'esperar a tener sexo hasta el matrimonio' como una estrategia para reducir la transmisión del VIH y los nuevos casos de contagio. No funcionó. El fracaso quedó documentado en un estudio publicado este mes en Health Affairs.

El estudio observó cinco comportamientos de mayor riesgo asociados con la transmisión del VIH: número de parejas sexuales en el último año (ambos sexos), edad del primer coito (ambos sexos) y tasas de embarazos juveniles. Los autores del estudio compararon estas tasas entre 1998 y 2013 en 22 naciones africanas sub-Saharianas, incluyendo las áreas donde se introdujo la campaña de abstinencia. No encontraron un vínculo entre la educación de abstinencia y una reducción en cualquiera de los factores de riesgo.

"En general no fuimos capaces de detectar beneficios a nivel poblacional gracias a este programa", dijo Nathan Lo en un comunicado de prensa, estudiante de doctorado en Stanford y autor principal del estudio. "Creemos que el financiamiento debería ser considerado para los programas que tienen una base de evidencias más sólida".

Combatir el VIH es una tarea complicada. No es tan simple como repartir condones. A nivel médico hemos logrado grandes avances. Ya existen tratamientos que ayudan a las personas con VIH positivo a reducir su carga viral y llevar vidas más saludables, al mismo tiempo que se reduce el riesgo de transmisión. La prevención y el tratamiento van de la mano.

Pero Holtgrave señaló que hay una serie de factores que podrían limitar que alguien reciba el tratamiento que necesita, los que van desde el costo, hasta el estigma y el desamparo. Es por eso que una estrategia más diversa requiere financiamiento para que así se pueda invertir en todo el ciclo, desde las campañas de concientización que ataquen los estigmas, hasta crear hogares para las personas sin techo con el fin que puedan enfocarse en su salud. Y si se van a gastar miles de millones de dólares en pelear esta plaga, más vale que sean bien gastados en algo que realmente funcione.