Estudio sugiere que una mejor dieta nos llevará a la democracia

Dicen que eres lo que comes. Entonces, ya te imaginaras lo que significa que comas comida chatarra.

Aparentemente lo que la gente come puede indicar mucho más de lo que creemos. Comer bien quiere decir que es más probable que vivas, o que muy pronto vivirás, en una sociedad democrática.

En breve, será publicado un nuevo estudio (nada menos que ruso) que sostiene que una buena nutrición acelera la transición hacia la democracia. A través del análisis de 157 países, Andrey Shcherbak, un investigador de la Escuela Superior de Economía, dice que descubrió que cuando la gente cambia su dieta a base de pan y cereales por una amplia variedad de alimentos, en particular carne rica en proteínas, se genera un cambio político.

Shcherbak sugiere que la dieta es un creador más importante de reformas democráticas que el crecimiento de ingresos o las políticas de libre comercio, a pesar de que todos estos elementos están relacionados intrínsecamente.

Una mejor dieta —lograda a través de una riqueza creciente y el comercio con otros países— conduce a mayores ganancias, una clase media mayoritaria y mejor preparada; una clase media brinda democracia. Primero, consigues los lácteos y el alcohol, comenta Shcherbak; luego, adquieres el derecho a votar.

"Si tienes más dinero, no solo comprarás más salchichas baratas o alimentos congelados. En lugar de eso, hasta podrías conseguir cortes como Sirloin, jamón serrano, queso parmesano y aceite de oliva extravirgen. La demanda de estos productos es ocasionada por los nuevos estilos de vida", Shcherbak dijo en una conferencia de prensa. "En muchas culturas la gente reza antes de las comidas, da gracias a Dios por los alimentos, pero virtualmente no hay sociedades donde la gente rece antes del día de paga".

Su tesis es contraria a algunas líneas de pensamiento inversas, éstas sugieren que la democracia es la causa de una mejor nutrición. Las fuentes de alimentación confiables y mejores dietas ofrecen a la gente una sensación de seguridad, dice, suprimiendo la dependencia de figuras autoritarias del gobierno y llevando a la gente a valorar más los derechos individuales. Una vez que la gente deja de preocuparse por la comida, tienden a pensar en la política.

Scherbak también reflexiona si proporcionar ayuda humanitaria, incluyendo provisiones alimenticias, podría ser más útil que la ayuda monetaria para países en desarrollo. Puedes apostar que occidente se hubiera interesado bastante en este estudio durante la Guerra Fría.

Si su teoría es verdad, es posible entender que Trump pueda acceder a la presidencia de Estados Unidos. Quizás la lección sea comer menos hamburguesas y más frutas y verduras.