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las estrellas del futuro

Así viven los youtubers de videojuegos

Jugar horas y horas a tu videojuego favorito parece un trabajo de ensueño, pero los youtubers españoles del FIFA nos explican la dura realidad.
Imagen cedida por DjMariio

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En el pasado, los niños querían ser futbolistas, astronautas y estrellas del rock. Probablemente siga siendo así, pero lo que hoy es indudable es que hay muchos chavales que también sueñan con ser youtubers. ¿Quién no querría vivir a cuerpo de rey a base de subir vídeos sobre sus vidas y pasiones?

Ser youtuber parece pan comido. Pillar la cámara, hacer el cafre un rato, grabarlo, subir el vídeo a las redes sociales y esperar que la magia de Internet aumente por miles tu número de visualizaciones y seguidores. La realidad, sin embargo, es que ser youtuber no tiene nada que ver con eso.

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"La gente que no lo considera un trabajo es porque no sabe lo que hay detrás. Solo ven los 10 minutos diarios de vídeo y se piensan que es estar sentado jugando a la consola", explica Cristóbal alias Tobbal, un gallego de 27 años con más de 600 000 suscriptores en la plataforma. Detrás de sus vídeos sobre el FIFA hay horas de planificación, estrategia, juego, edición, montaje y distribución por la red.

La habitación de un youtuber de videojuegos responde a un patrón similar: muchas pantallas, cascos enormes y una silla más propia de un coche de carreras. Imagen cedida por Tobbal

Para hacerse una idea de la dimensión de su trabajo, podría decirse que un youtuber es como una productora de televisión comprimida en una sola persona. "En general me levanto sobre las once o doce de la mañana y lo primero que hago es pensar y preparar el vídeo. Después como en media horita y a las dos me siento… y ya no me levanto hasta bien entrada la madrugada", resume Tobbal.

"Hay cierta incomprensión con lo que hacemos. Hasta mis amigos se sorprenden cuando se enteran de que vivo de esto", asegura DjMariio, un madrileño de 27 años que va camino de los dos millones de suscriptores. "En general es como un trabajo a jornada completa, pero con los fines de semana incluidos".

La parte de jugar es quizás lo de menos, y Mario asegura que de hecho ya solo se vicia por trabajo. Lo duro es pasarse horas y horas editando, y a veces son más de ocho o nueve horas delante de la pantalla. "Son muchas horas pensando, porque no puedes ser repetitivo y hacer siempre lo mismo. Tienes que crear un contenido entretenido y diferente", reflexiona Roberto, el más veterano de este grupito de youtubers.

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Él, Pumuscor en el mundo 2.0, contradice la imagen mental que tenemos sobre el colectivo. A sus 32 años, este barcelonés es padre y asegura que puede conciliar su vida laboral como si se tratara de cualquier otra profesión. "Todo empezó como un hobby y nunca he tenido ningún problema. Mi mujer me apoya al 100%", afirma.

Roberto alias Pumuscor tiene 450 000 suscriptores en Youtube, 147 000 seguidores en Twitter y 92 000 más en Instagram. El móvil del youtuber nunca está en reposo por culpa de las notificaciones de todas sus redes.

Lo que todos tienen en común, igual que la mayoría de los Rubius, Auroplays y otras estrellas de esta plataforma, es el gusto por las consolas, los videojuegos y la informática desde que eran bien pequeños. Otra característica conjunta es que rehuyen de hablar de dinero, porque en nuestro país hay mucha superficialidad y envidia, dicen. Eso sí, no hay que ser muy adivino para saber que tener éxito en Youtube es algo rentable, y más cuando se refieren a lo suyo como una profesión.

Lo suyo va en serio, y es que hasta tienen agencias de representación que les controlan las apariciones en los medios y las oportunidades de hacer publicidad para marcas. Los comienzos de cada uno son otra cosa, y van desde la casualidad hasta la pillería.

Pumuscor se unió a Youtube en 2006, apenas unos meses después del nacimiento de la plataforma. "Lo hice para compartir vídeos con los amigos, que era la primera finalidad de la web. Salíamos de fiesta, jugábamos de fútbol… tonterías que grabábamos con el móvil y las compartíamos", explica. A Tobbal, un amigo le pidió que le grabara un vídeo explicativo para que pudiera aprender un truco del FIFA y, para compartirlo, usó Youtube. Al cabo de unos días tenía más de 3 000 reproducciones y muchas peticiones para que continuara colgando trucos.

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Para DjMariio era un hobby entre colegas, pero cuando empezó a crecer entre 100 y 200 suscriptores al día y a cobrar algo por sus vídeos —la primera vez ganó 10 euros en un mes— pensó que había futuro en esto. De hecho, se decidió al ver que los youtubers de referencia en España ya se habían comprado hasta su propia casa.

DjMariio y unas de sus partidas en directo junto a Cacho y otros youtubers que conoció a través de la plataforma

A los youtubers no les sorprende su éxito porque ellos mismos son consumidores habituales de su producto y constatan que sus números en las redes es debido a que la televisión y otros medios convencionales están perdiendo fuelle ante las nuevas tecnologías. "Somos como un personaje de televisión, no dejamos de salir en una pantalla y nuestra generación asimila Youtube como la nueva tele", explica Tobbal.

¿Y cuál es la pócima mágica para conseguir un buen vídeo y una buena audiencia? "Lo más importante es ser tu mismo y disfrutar con lo que estés grabando. Te tiene que gustar a ti para que contagie al resto", asegura Pumuscor, que a pesar de todo sigue sintiendo vergüenza cuando le reconocen por la calle.

Evidentemente, el espectáculo debe entrar en la ecuación. "Llamar mucho la atención ayuda, pero tampoco hay que crear un personaje forzado Yo la lío mucho, como en la vida real, y eso ha sumado junto a mi forma de jugar", explica DjMariio. "Lo tienes que hacer por ocio, por gusto. Si algún día triunfas, te pasará como a nosotros, que el salto de ser invisible a ser muy visto es un solo vídeo. Es como el surfista que espera la ola perfecta, el día que la coge es la hostia", añade Tobbal.

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Música cañera, tono estridente y mucho fútbol, claves del éxito de estos gamers españoles

Marc Mayolas, de la agencia de representación Primetubers, afirma que algunos triunfan por su talento como gamers y otros, a pesar de ser auténticos paquetes, lo hacen por sus dotes de entretenimiento. "En las convenciones de gamers parecen estrellas de rock", comenta. "Hay un punto de estrés que no conoce el resto de gente. Estás con ellos y la pantalla de su móvil está encendida todo el rato. Tienen mucha presión, porque un paso en falso les puede hundir".

"Todo viene súperrápido, en dos años he pasado de nada a todo, pero no te puedes creer más que nadie por subir unos vídeos y que te vea mucha gente", comenta Mario respecto a la gestión de la fama. Otra cosa que evitan a toda costa es "el salseo", como se refieren ellos a las envidias, polémicas y hostias que también se viven en su mundo virtual.

En España hay unos veinte youtubers del FIFA, y la mayoría son colegas porque todos tuvieron que pelear mucho para rentabilizar sus canales. De hecho, se llaman para dar ideas o proponer colaboraciones que aumenten su impacto en la plataforma. A pesar de haberse ganado el apoyo de sus familias con el paso del tiempo, no hay nadie mejor que sus compañeros para entender sus problemas y preocupaciones.

Los youtubers tiene dos pesadillas recurrentes: la primera es que los suscriptores se pongan en su contra, porque puede arruinar hasta un canal con millones de seguidores; y la segunda es quedarse sin Internet. Entonces toca tirar de smartphone y anunciar en redes que no podrán publicar su vídeo diario a sus impacientes seguidores.

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Esto es lo que ven la mayor parte del día los youtubers, la pantalla con el editor de vídeo enchufado. Imagen cedida por Pumuscor

Otro problema importante son las consecuencias que su trabajo tiene sobre su salud física y mental. "A veces necesito salir de fiesta, hacer algo diferente. Juego a fútbol, voy al gimnasio… Pasamos mucho tiempo conectados aunque intentamos evitarlo", dice Mario. "Muchas veces me duele la espalda y he perdido bastante visión. Eso sí, gracias a Youtube me pude pagar la operación de vista y ya me he olvidado de las gafas y las lentillas". No hay mal que por bien no venga.

Si algo ha quedado claro en los últimos años es que las nuevas tecnologías nacen y mueren con una rapidez inusitada, pero el volumen de implicación de los youtubers con sus canales es tan grande que ni les da tiempo de pensar qué harían si no triunfaran con sus vídeos. "El hermano de Pumus es jefe de obra, imagino que a malas iríamos todos allí", bromea Tobbal.

"No sé hasta cuándo va a durar esto, pero vivo el presente y no tengo tiempo para pensar en otra cosa", sentencia DjMariio. De momento no tienen de que preocuparse. Les va muy bien, y el volumen de clicks y facturación sitúan a los youtubers como las estrellas virales del siglo XXI.

Sigue al autor en Twitter: @GuilleAlvarez41