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la historia de los al-fida'i andinos

De cómo cuatro futbolistas venidos del otro confín del mundo ilusionan a Palestina

La sufrida selección de Palestina lucha por entrar por primera vez en un Mundial... y cuenta con un arma especial: cuatro futbolistas procedentes del otro extremo del planeta.
Imagen vía AFP

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El 12 de noviembre del año pasado, en un partido correspondiente a las eliminatorias asiáticas, la selección nacional de Palestina derrotó a Malasia en el Estadio Internacional de Ammán, en Jordania, y dio un nuevo paso en su intento de clasificarse al Mundial de Rusia 2018. Ese día, en la formación palestina había cuatro nombres… digamos, extraños.

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La mayor parte de la población de Palestina es árabe de origen semítico, razón por la cual sus nombres suelen ser Ali, Yousef o Khalid: sin embargo, frente a Malasia se colaron en la alineación una serie de vocablos españoles. ¿Qué hacían en Ammán tipos con apellidos como Cantillana, Norambuena, Tamburrini y Jadue con la camiseta palestina?

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A un mar —el Mediterráneo— y un océano —el Atlántico— de distancia de su casa, Jonathan Cantillana, Alexis Norambuena, Pablo Tamburrini y Matías Jadue se han convertido en miembros de pleno derecho de la selección palestina. Los cuatro nacieron en Chile, pero su adopción por parte del pequeño estado asiático no es tan 'random' como podría parecer en un principio: hay una historia tan antigua como interesante detrás de la relación entre Chile y Palestina.

Esta relación entre dos lejanísimos países empieza en la segunda mitad del siglo XIX. En esa época, Palestina formaba parte del Imperio Otomano dentro del llamado Mutasarrifato de Jerusalén: la autoridad del Sultán, establecida en Istanbul, impuso un severo servicio militar para combatir en los múltiples conflictos que atenazaban el decadente imperio —especialmente, la guerra de Crimea— y muchos cristianos palestinos decidieron marcharse a buscar una nueva vida allende los mares.

Miles de palestinos, principalmente cristianos procedentes de las localidades de Belén, Beit Jala, Beit Sahour y Beit Safafa, embarcaron para huir hacia las Américas. Al llegar a Chile, la mayoría se dedicaron a la industria textil: a pesar de no tener tantas facilidades como los inmigrantes europeos, a quienes las autoridades chilenas animaban a establecerse en el país, los recién llegados lograron prosperar.

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Los chilenos son Norambuena (el primero por la derecha, abajo), Tamburrini (tercero por la derecha, arriba) y Cantillana (segundo por la derecha, arriba). Jadue estaba en el banco. Las fotos son del último partido, contra Malasia. Imagen vía AFP.

A día de hoy, la comunidad palestina de Chile es la mayor del mundo fuera del país original. Incluso dispone de un club de fútbol propio con una larga historia: el Deportivo Palestino, una entidad fundada en 1922 y que viste el verde, el rojo y el blanco de la bandera palestina. Hasta la fecha, el Palestino ha ganado dos ligas y dos copas chilenas.

(Paréntesis: la anécdota más curiosa —y espinosa— que protagonizó el Palestino es bastante reciente. Para mostrar su soporte al Estado palestino, el club sustituyó los números '1' de sus camisetas por mapas alargados de Palestina; la comunidad judía de Chile les acusó de "politizar el fútbol" [qué cosas, ¿eh?] y pidió que la Federación chilena les expulsara del campeonato. A día de hoy, conseguir una camiseta del Palestino con mapas en vez de números 1 es prácticamente imposible, dado que se han convertido poco menos que en material de coleccionista. Cierro paréntesis).

Entre los miles de palestinos que emigraron desde Asia hasta los Andes —algunos de los cuales, según cuentan sus descendientes, cruzando Argentina en asno— está el abuelo de Alexis Norambuena.

Norambuena aprovechó el vínculo sanguíneo que mantenía con el país asiático para darle un nuevo horizonte —literalmente— a su carrera. Este defensa, que a nivel de clubes defiende los colores del Club de Deportes La Serena tras pasar siete años jugando en Polonia, lleva ya nueve partidos disputados con la casaca palestina.

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"Es muy lindo formar parte de este equipo, porque hay una causa detrás", asegura Norambuena. "No es una selección cualquiera. Cuando fuimos a Australia, por ejemplo, la comunidad palestina de allí nos recibió con flores, banderas y pancartas en el aeropuerto. Son miles los palestinos que viven en ese país, como en Chile, y todo esto es por ellos, para darles una alegría entre tanto dolor".

Norambuena llegó a jugar en Palestina gracias a las gestiones de Roberto Kettlun Beshe, otro jugador chileno que se puso la camiseta palestina entre 2002 y 2006 y que hoy oficia de 'contacto futbolístico' entre ambos países.

Por las manos Kettlun Beshe también pasó Matías Jadue, delantero del Club de Deportes Antofagasta. Tras nacionalizarse en noviembre de 2014, hoy Jadue disputa las eliminatorias para el Mundial con la selección palestina —e incluso formó parte del histórico 0-0 frente a los Emirates Árabes Unidos del pasado 8 de septiembre, la primera vez que los palestinos jugaban un partido oficial en su propio suelo.

"Yo siempre he querido jugar allá [en Palestina], porque me siento identificado con el tema árabe", [manifestó Jadue](Yo siempre he querido jugar allá, porque me siento identificado con el tema árabe) en 2014. "Fue una decisión difícil. Me hice aconsejar por mi familia y por gente del fútbol, pero fue una elección bien sensata".

En las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018, Palestina se encuentra encuadrada en el Grupo A junto a Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Malasia y Timor Oriental. A falta de dos partidos, los palestinos ocupan la tercera plaza del grupo con 9 puntos; los saudíes lideran el grupo con 16 y los emiratíes son segundos con 13.

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Dado que solo dos selecciones se clasifican para la siguiente ronda, los palestinos saben que lo tienen difícil —pero no pierden la esperanza. Tras un empate frente al líder en Ammán y una goleada frente a Malasia, el equipo que dirige Abdel Nasser Barakat conserva aún sus opciones.

En el mencionado encuentro entre Al-Fida'i —'los redentores', uno de los apodos de la selección palestina— y Malasia, el protagonista fue otro futbolista de apellido muy poco árabe. El centrocampista Jonathan Cantillana, que en Chile milita precisamente en el Club Palestino, abrió la lata del partido con un buen gol desde fuera del área: su selección terminó destruyendo a los malasios por 0-6.

El último del cuarteto chileno en Palestina es Pablo Tamburrini, quizás el hombre que ha sufrido más para adaptarse a su nueva selección: "No manejo el idioma palestino y el inglés tampoco, así que Jadue me traduce todo lo que dice el entrenador y todo lo que se comenta aquí", confiesa. Aún así, Tamburrini —que juega en el CD San Luis de Quillota de su Chile natal— ya ha jugado cuatro partidos con Palestina… e incluso se dio el gusto de anotar un tanto en su debut en junio frente a ante Arabia Saudita.

En los dos próximos partidos, Palestina se juega entrar en el mayor campeonato futbolístico del planeta. ¿Lograrán los cuatro 'nuevos' palestinos que el aire andino ayude a la selección asiática a dar una alegría enorme a sus sufridos seguidores?

Sigue al autor en Twitter: @Ferduclos