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homenaje al más pringado

La Cuchara de Madera, el premio más humillante

A la selección de rugby que no consigue ningún punto en el Seis Naciones le corresponde la llamada Cuchara de Madera, un premio honorífico al equipo más lamentable. Ya puestos, ¿por qué no entregarla físicamente?
Foto de Alessandro Bianchi, Reuters

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El rugby es mundo paralelo a todo lo que conocemos. No quiero caer en los tópicos de comparar el fútbol con el rugby —todos hemos oído mil veces que el primero es un deporte de caballeros practicado por villanos y el segundo es un deporte de villanos practicado por caballeros—, pero sí que quiero explicar una particularidad del deporte del balón ovalado que rompe un poco con el tópico de deporte 'honesto'.

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Estas semanas se está disputando el torneo Seis Naciones, y después de dos jornadas ya se empieza a ver por dónde irán los tiros. Para hacer un breve resumen diré que Francia e Inglaterra han ganado los dos partidos; Gales ha ganado uno y empatado otro; Irlanda —la ganadora de los dos últimos años— solo tiene un punto después de un empate y una derrota; y por último, Italia y Escocia han perdido los dos encuentros que han disputado.

El mundo del rugby es especial, y un modo de demostrarlo es dando trofeos por todo. En cada edición del Seis Naciones, concretamente, se pueden llegar a dar hasta ocho trofeos. Como no podría ser de otra manera, el ganador de la competición se lleva el título más importante.

A diferencia de otros deportes, no obstante, después hay una serie de trofeos honoríficos que se han ido creando para echar más leña al fuego en los partidos. Por ejemplo, quien gana todos los partidos consigue el Grand Slam; el equipo británico que derrota a los otros tres se hace con la Triple Corona.

Como Italia y Francia llegaron las últimas al Seis Naciones, no tuvieron más remedio que crear su propia copa: el Trofeo Giuseppe Garibaldi. Además, están los 'microtorneos' que se juegan entre Inglaterra y Escocia —la Calcutta Cup—, entre Inglaterra e Irlanda —el Millennium Trophy— o entre Escocia e Irlanda —el Centenary Quaich—.

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El mejor de todos, sin embargo, es claramente la Cuchara de Madera.

Actualmente, dicho trofeo se entrega al país que no logra ganar ni un mísero punto en todo el campeonato. Eso significa no haber conseguido no ya una victoria, sino ni tan siquiera un empate durante el mes y medio que dura el Seis Naciones.

Desde que empezó el nuevo milenio, este trofeo se lo repartem básicamente Italia y Escocia. Los 'azzurri' se lo han llevado a casa en seis ocasiones; el XV del Cardo lo ha ganado tres veces. Gales tuvo el dudoso honor de ganarlo en 2003; ni Francia, Inglaterra ni Irlanda han quedados los últimos del Seis Naciones sin ganar ni un punto desde 1998.

Pero vamos realmente a lo que importa: ¿por qué es un trofeo únicamente honorífico? ¿Por qué no se entrega físicamente?

El rugby continuamente hace gala de ser el deporte con más honor y sentido de la caballerosidad. Por muchas hostias y placajes que se repartan durante los ochenta minutos de juego, después del partido los jugadores se van a un pub y comparten el llamado 'tercer tiempo', que simplemente consiste en emborracharse mucho e intentar hablar de los lances del juego —o simplemente comprobar qué equipo puede tragar más litros de cerveza.

Los italianos están por los suelos —literalmente— y tienen muchos números de sumar otra Cuchara de Madera para su vitrina de trofeos. Foto Alessandor Binchi, Reuters,

La mera existencia la Cuchara de Madera, claramente una forma de mofarse del más pringado, demuestra que quizás el rugby no sea tan inmaculadamente noble como se pretende.

Imaginad que al final de la última jornada de la competición se entregara, además del trofeo al ganador del torneo, una cuchara de madera al capitán de la selección que hubiera acabado con 0 puntos. Sería un ejemplo para todo el mundo deportivo… ¿no?

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Sé que puedes pensar que parece una broma pesada que solo serviría para humillar a la peor selección de todas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el equipo que queda último ya ha recibido la peor humillación posible: pensemos en Italia, que perdió 9-40 frente a Inglaterra hace pocos días, o en Escocia, que hizo bueno el dicho de 'jugar como nunca y perder como siempre' en sus dos últimas derrotas frente a Inglaterra (9-15) y Gales (27-23).

A Escocia, aunque ha dado la sensación de poder ganar un partido —y hasta dos, si se ponen—, ya la atenaza el fantasma de los 0 puntos que consiguieron en el Seis Naciones del 2015. Foto vía PA Images.

Quizás —y digo solo quizás porque es una teoría un poco rocambolesca—, si los jugadores supieran que si pierden todos los partidos tendrán que aguantar delante de infinidad de cámaras que retransmiten el partido alrededor de todo el mundo, se esforzarían un poco más en ganar algún maldito partido y no quedar en ridículo.

Llámame cabrón si quieres.

Realmente, y como argumento final y definitivo, solo quiero que se entregue fisicamente la Cuchara de Madera por poder ver cómo encaja el golpe el capitán del equipo.

Llámame cabrón cruel si quieres.

El próximo día 27 de febrero, Italia jugará contra Escocia en el Estadio Olímpico de Roma. El equipo que pierda —¡esperemos que no empaten!— tendrá casi todos los números de ser el perdedor absoluto del Seis Naciones… y, por supuesto, de poder agradecer a sus fieles seguidores los ánimos recibidos durante el campeonato con una nueva Cuchara de Madera.

Realmente será una batalla a muerte, pero no de las que deciden el futuro de un imperio entre dos grandes ejércitos, sino de las que se luchan por la mera supervivencia en un lodazal.

Una batalla de las que molan de verdad.

Sigue al autor en Twitter: @21pauriera