Aturdidos por el traqueteo de las ruedas sobre el cemento, los curiosos observan una horda de unos treinta skaters desplazándose a toda velocidad. Ropa deportiva de marcas estadounidenses, cámaras GoPro y tablas con dibujos de calaveras; cualquiera diría que esta escena ocurre en California……si no fuera porque en realidad pasa en Teherán, la capital de la República Islámica de Irán.Contrariamente a los estadounidenses, en general los ciudadanos europeos lo tienen relativamente fácil para viajar a Irán. Tras pedir un visado, viajé al país asiático con el objetivo de retratar la cultura skater del lugar: para ello, me sumergí en su día a día y visité hasta ocho ciudades iraníes.Según los aficionados al skate que me encontré en Irán, habría unos dos mil skaters en la República Islámica, la mayoría de los cuales estudiantes de entre 15 y 20 años. Dada la dificultad de importar productos estadounidenses y la inflación del país, no obstante, el skate no es ni de lejos una actividad que todo el mundo se pueda permitir."Es un pasatiempo muy costoso. Ahora mismo, en Irán el skate sólo es accesible para las clases más acomodadas", explica Alireza Ansari, responsable de la primera tienda de skate del país.El estigma de "deporte occidental" también acompaña al skate, razón por la cual muchas ciudades son reticentes a la idea de construir skateparks. A pesar de los obstáculos, sin embargo, este deporte gana cada día en popularidad en Irán y además, es de los pocos deportes donde ambos sexos se mezclan libremente. Las chicas llevan velo, pero patinan al lado de los chicos.Mientras los dirigentes del país se preocupan por supuestos problemas morales y se dedican a pelearse con sus homónimos occidentales, los jóvenes iraníes viven la vida como les parece. Las calles de Teherán les pertenecen.La primera tienda de skate en Irán abrió hace seis años. Ubicado en un centro comercial de Teherán, el establecimiento vende las marcas estadounidenses más populares. Dadas las sanciones económicas que sufre el país, no obstante, el jefe de la tienda, Alireza, importa los productos pasando por Dubái.Aún así, los retratos del guía de la Revolución Islámica adornan las paredes de la tienda para evitar ofender a ciertos clientes.Un grupo de skaters de Teherán atraviesa Irán a la búsqueda de otros patinadores. Isfahan, a unos 340 kilómetros de la capital, es su primera parada. Frente a la mezquita de la Plaza Real, el skater Erfan se agarra a una carreta para turistas.Las alfombras persas tradicionalmente sirven para comer, beber té o descansar. Mientras llegan sus amigos de Isfahan, los skaters de Teherán improvisan un juego sobre una tabla sin ruedas.Normalmente, el Gran Bazar de Teherán está a petar de gente, pero el viernes es día de reposo en Irán. Sobre un decorado fantasma, los skaters se pierden por las callejuelas del mercado.Al sur de Teherán, Ashkan hace un flip frente a un gran mural del ayatolá Khomeini, guía de la Revolución Islámica de 1979.En Kerman, al sureste del país, las chicas también patinan: es el caso de estas tres skaters locales, que combinan la tradición religiosa del velo con las marcas occidentales.El grupo de Teherán continúa su periplo por el país. Cerca de Yazd, los skaters dan una pequeña vuela para patinar por las montañas iraníes.Erfan enseña cómo patinar a algunos jóvenes debutantes. Todos los niños que se han encontrado los skaters a lo largo del viaje se han interesado por las tablas, que para ellos son objetos desconocidos: la mayoría jamás habían visto un skate antes.En los últimos años, han ido apareciendo grupos de skaters en todas las grandes ciudades de Irán: sus calles, donde se mezcla la arquitectura tradicional con la moderna, se han convertido en su coto particular. A diferencia de Teherán, no hay skatepark en Isfahan: los jóvenes skaters no tienen más remedio que practicar en la calle.El Âbo atash ("agua y fuego") es el skatepark más grande de la región. Construido en Teherán por una empresa alemana hace tres años, multitud de jóvenes van allí a practicar con el skate, con los patines o con la bicicleta al ritmo de música electrónica. Los espectadores admiran las filigranas de los skaters mientras beben cerveza, sin alcohol, eso sí.Teherán, la ciudad más progresista de Irán, acoge la mayor comunidad de skaters del país. Los patinadores, sin embargo, no tienen más remedio que colgar sus imágenes y vídeos en Instagram: el gobierno iraní ha bloqueado Facebook en todo el país.Puedes encontrar más fotos de skaters en el Instagram de Mathias: @mathiaszwick
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