Así es la comida hecha y servida por robots

FYI.

This story is over 5 years old.

Comida

Así es la comida hecha y servida por robots

Los meseros del restaurante Tian Waike en la ciudad china de Kunshan son robots y además de cocinar y servir, conversan con los comensales.

Los meseros del restaurante Tian Waike en la ciudad china de Kunshan son robots y parecen estar diseñados para conquistar el mundo.

Desde el 2014 estos robots han estado deambulando en este restaurante de comida rápida en la provincia de Jiangsu. Algunos recorren las mesas con bandejas llenas de dumplings y arroz frito, mientras sus colegas metálicos preparan la comida en la cocina. Pangolin es la compañía que los diseñó y aunque probablemente no sean el Skynet de la comida rápida aún, el jefe de la compañía Soag Yugang quiere que eventualmente sus robots reemplacen a los humanos en todo el mundo.

Publicidad
Three robots behind the counter

Los robots-cocinero del restaurante Tian Waike. Fotos del autor.

Soag Yugang inauguró Tian Waike como una forma de mostrar sus creaciones y de proponer algo novedoso a la hora de comer. La idea de que un robot cocine toda la comida que ofrece el restaurante ha resultado muy popular. Visité el lugar un lunes por la tarde y está vacío; sin embargo, Yugang asegura que los fines de semana se llena de tal forma que tienen que rechazar a muchos comensales

"Hice esto por mis hijas", me cuenta Yugang. "Ellas no querían hacer los deberes de la casa, a pesar de que les pedía que ayudaran a mi esposa. Les dije que si no aprendían a hacerlo no iban a encontrar un esposo decente, pero ni así estuvieron dispuestas. En 2010 me pidieron que fabricara un robot que pudiera encargarse de la limpieza de la casa y de cocinar. Les dije que sí. Y un padre siempre debe cumplir las promesas que le hace a sus hijos".

Owner with menu robot

Soag Yugang en su restaurante.amateurs

Lamentablemente, juzgando las habilidades culinarias de los robots, creo que las hijas de Yugang no podrán abandonar los sartenes en un buen tiempo. En la cocina del restaurante están cuatro robots encargados de una tarea básica distinta, como batir, revolver, verter aceite y agitar. Todos necesitan ayuda y atención constante de trabajadores humanos, quienes interceden para mover ingredientes, o acercarlos, llevar los platos de aquí para allá, o cortar pedazos de pollo con las tijeras. A pesar de su limitada destreza, Yugang me asegura que los robots le han permitido contratar a menos cocineros —sin robots, necesita 20; con robots, 6—; y que como éstos eliminan una parte del proceso de cocinar, puede contratar cocineros en vez de chefs entrenados.

Publicidad
Kitchen robot with chicken

Además, los robots son más baratos de mantener. "Un robot puede trabajar más de 10 horas al día y durante 7 u 8 años sin problema", me cuenta. "Los cocineros humanos trabajan unas 8 horas al día, 9 como mucho; y necesito darles seguro médico y comida. En cambio, los robots sólo consumen tres yuan (50 centavos de dólar) en electricidad al día, como máximo".

Los robots-meseros son un poco más impresionantes que los cocineros. Se desplazan con agilidad por el restaurante con sus bandejas llenas de comida y paran en las mesas designadas para que los clientes agarren su comida. Luego éstos le dan una palmada en la cabeza al robot para ordenarle que regrese al mostrador.

Eso sí, no pueden tomarte una foto con tus amigos ni cantarte

Happy Birthday

si es tu cumpleaños, pero al menos hacen bien su tarea básica: llevar la comida a la mesa.

Toddler with robot waiter

"Mucha gente se queja en Internet de que los robots son lentos", me sigue contando Yugang, "pero eso es porque los niños los detienen en su recorrido para jugar con ellos, los abrazan y no los dejan irse. Eso enlentece el servicio, obviamente, pero a mí me gustan los niños y los dejo que jueguen".Aunque claro que algunos otros niños en vez de jugar, se asustan.

Kid scare of robot

Había un robot que saludaba, podía darse cuenta cuando un cliente entraba o salía del restaurante y decía "hola" o "adiós" según el caso. Sin embargo, Yugang le desactivó la función para hablar porque había niños que se asustaban mucho, además de que algunos clientes se quedaban a conversar con él y eso entorpecía el flujo."Los robots-cocinero también pueden hablar pero les desactivé la función", dice. "Ellos no necesitan hablar. Los robots-mesero pueden decir oraciones simples como "lo siento, estoy ocupado trabajando", que sobre todo dicen a los niños cuando intentan jugar con ellos". También pueden seguir conversaciones simples y preguntar cosas como "¿qué edad tienes?", "¿eres niño o niña?", pero Yugang les apagó esa función también porque "que los robots hablen todo el tiempo puede ser cansado y contraproducente para el funcionamiento del lugar".

Publicidad
Greeting robot

Yugang se considera un experto en robots y no un empresario restaurantero, lo cual queda reflejado en la calidad de la comida. Sin embargo, él asegura que la cosas van a mejorar pronto. Por ahora, el restaurante subsiste gracias a la novedad de la cocina robótica, además de que los robots también representan una oportunidad de negocio. Me cuenta que ya le han ordenado "miles" de robots-cocinero y robots-mesero en todo el país; y ha recibido algunas propuestas de inversión para hacer de Tian Waike una franquicia —de hecho, este plan ya comenzó, pues ya abrió dos restaurantes más en China—.

Food on tray

"No es fácil crear robots que hagan estas tareas", continúa contándome. "De hecho creo que son más difíciles de fabricar que de hacer funcionar. Todavía invertimos mucho dinero para mejorarlos. Quiero que en un futuro cercano sólo tengamos que apretar un botón para obtener un pollo Kung Pao o un pescado al vapor. Además, podremos conversar más ágilmente con ellos. Espero".

Girls at table with robot

Bueno, esperamos ansiosos este futuro. Por ahora, parece que falta tiempo para que los robots conquisten la industria restaurantera mundial, o que la comida preparada por estos cocineros cibernéticos de ojos brillantes en verdad sepa bien. Mientras eso sucede, creo que la euforia que se experimenta al tomar tu almuerzo de los brazos de un personaje que parece robado de

Dr. Who

—en vez de los de un estudiante con acné— es suficiente para condimentar hasta el más desabrido de los platillos.