En México el verano no termina

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Comida

En México el verano no termina

La catorceava tormenta de nieve del invierno pasado en Nueva York, me di cuenta de que podía ver todo mi sistema vascular a través de mi piel y había casi perdido la cabeza por la falta de sol, así que decidí viajar a la Ciudad de México a comer.

La catorceava tormenta de nieve del invierno pasado en Nueva York, me di cuenta de que podía ver todo mi sistema vascular a través de mi piel y había casi perdido la cabeza por la falta de sol. Quedaba sólo una cosa por hacer: comprar impulsivamente un boleto de avión a la Ciudad de México. Parecía ser el movimiento correcto. Incluso convencí a mi amigo que habla español a que hiciera lo mismo. Empecé a soñar con la vitamina D y a hablar incesantemente sobre todos los tacos que podría y que iba a comer en el minuto en el que aterrizara: carnitas, cochinita pibil, barbacoa, y lo que fuera que México me permitiera amablemente devorar.

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Comí exactamente un taco todos los días durante mi estadía en México.

Habían otras cosas increíbles para comer en vez de tacos alrededor de la Ciudad de México, Oaxaca, Chiapas; un universo que no sabía que existía, el mismo que me pregunto mientras escribo esta oración, ¿Porqué tan sólo no nos mudamos para México? Aún cuando México es un espacio físico real, está grabado en mi memoria como una utopía culinaria; un verano sin fin donde la comida deliciosa y revolucionaria está al alcance de tus manos. La única forma que tenía para probar de que no era sólo un producto de mi cansada mente de invierno, es la evidencia visual que les presento a continuación.

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(Todas las fotos del autor).

Tiras de nopal asado y papas a la francesa, con salsa picante en el mercado de los domingos cerca de la Alameda Central (Ciudad de México).

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, hecho de masa de maíz, relleno con una fina capa de frijoles o queso, y bañado con salsa, queso y lechuga en el mercado de los domingos cercana de la Alameda Central (Ciudad de México).

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Quesadillas rellenas de papas, del mercado de los domingos cercano a la Alameda Central (Ciudad de México).

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El chile relleno que cambió mi vida, o por lo menos sembró un ejemplo de un buen chile relleno: cocinado lo suficientemente crocante por fuera, pero no tanto como para que se derrita el queso de adentro y se endurezca. Esto fue en el Mercado Sonora (Ciudad de México).

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Una hamburguesa hecha de carne súper fina cocinada hasta un punto crocante en una plancha con manteca, con jamón braseado, queso, lechuga picada, tomate y mayonesa por arriba en un pan gigante de semillas de sésamo en los puestos de la esquina de Pedro Morenos y Av. Insurgentes (San Cristóbal de Las Casas, Chiapas).

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Puestos nocturnos de hamburguesas en la plaza de la iglesia en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

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En la playa de Puerto Angelito, dile a Agustín cuantas ostras quieres y él irá a sacarlas del océano, las abrirá en las rocas y te las servirá con limón y salsa picante ahí mismo (en Playa Manzanillo en Puerto Escondido, Oaxaca).

Oh, y de nada.

Janelle Jones es una fotógrafa de Brooklyn, NY. Para ver más de su trabajo, visítala aquí.