Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.Hace 100 años, las mujeres estadounidenses obtuvieron legalmente el derecho al voto. Sin embargo, hoy en día, muchas mujeres y personas no binarias en Estados Unidos y en todo el mundo siguen sin ser tomadas en cuenta en las votaciones. La 19° en 2020 es una serie corta sobre algunos de los obstáculos que enfrentan.El 18 de agosto de 2020 se cumplen 100 años desde que se ratificó la 19° Enmienda, que otorga a las mujeres estadounidenses el derecho constitucional a votar. Pero la lucha por la verdadera equidad en las votaciones no terminó entonces y aún no termina actualmente.
Si bien hoy en día los países donde a las mujeres se les niega el derecho al voto son pocos y contados, la desigualdad sistémica de género sigue siendo un problema en Estados Unidos y el mundo en general. El acto de votar, incluso si es técnicamente legal, a menudo está plagado de dificultades logísticas, ya sea la falta de transporte seguro a las urnas para una trabajadora filipina en Arabia Saudita, boletas inaccesibles para una mujer con discapacidad visual en Alemania, o estipulaciones burocráticas en Rumanía que imposibilitan la votación para una madre de tres hijos. Incluso en países donde el proceso de votación se lleva a cabo sin obstáculos, como Corea del Sur, las mujeres todavía están en desacuerdo con la falta de representación equitativa en la política y con la cultura patriarcal generalizada que encuentran.VICE habló con mujeres de todo el mundo sobre sus experiencias con la votación y su relación con las urnas en 2020.Las entrevistas se han editado ligeramente por su extensión y para lograr una mayor claridad.
Wafaa, Egipto, 24 años
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Cuando Abdelfatah el Sisi asumió el cargo de presidente de Egipto en junio de 2014, me sentí decepcionada y no fui la única. No lo veo como un presidente legítimo: fue un golpe militar contra el presidente electo (y ahora fallecido) Mohamed Morsi. No importa lo malo que fuera el gobierno de Morsi, teníamos que esperar a que terminara su mandato. Es lo que la democracia significaba para mí. Año tras año, las cosas en Egipto han ido empeorando, ya sea por las malas condiciones económicas, el aumento de las tasas de desempleo y pobreza, y la supresión de las libertades básicas. Empecé a creer que no importamos como personas o como mujeres y que nuestra voz no vale nada.Ahora tengo 24 años. Sigo sin haber votado y no he tratado de aprender más sobre mi papel como electora, incluso por curiosidad. Si las elecciones por sí solas pudieran marcar la diferencia, entonces no hubiéramos terminado con un gobierno así. Las elecciones en Egipto se han convertido en una simple formalidad; una forma del régimen de presentarse como legítimo y de engañarnos haciéndonos creer que podemos decidir cómo se dirige el país. Pero la verdad es que nuestras voces no tienen peso, sin importar cuántas urnas coloquen. Sueño con usar mi derecho a votar algún día, pero solo cuando crea que mi voto realmente marque la diferencia.
Maria, Filipinas, 53 años
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Durante las elecciones presidenciales de Filipinas de 2016, por ejemplo, a las mujeres saudíes aún no se les permitía conducir. Entonces, si estás con un grupo mujeres, ¿cómo puedes ir a la embajada a votar, si no es a través de los servicios de transporte provistos? No podíamos simplemente viajar con nuestros colegas varones en autos porque la mutawa [la policía religiosa islámica] podía atraparnos.No voté durante las dos últimas elecciones, en 2016 ni 2019, porque no pude tomar el transporte provisto. No podía simplemente tomar un taxi porque tenía miedo de hacerlo sola. Ocurre lo mismo con muchas mujeres filipinas aquí.Para ser honesta, me entristece no haber votado en las últimas dos elecciones. Tenía muchas ganas de votar por algunos candidatos porque tenían buenas plataformas que beneficiarían a los OFW. No poder votar me hizo sentir incompleta.El gobierno filipino podría ayudarnos coordinándose con nuestros lugares de trabajo, como el hospital donde trabajo, y permitiéndonos votar desde allí. Alrededor del 60 por ciento de los trabajadores en nuestro hospital, desde enfermeras hasta administradores y técnicos de laboratorio, son filipinos. Hay miles de mujeres filipinas como yo aquí. ¿Qué son dos semanas, una semana o tres días para establecer un recinto de votación?
Minji, Corea del Sur, 30 años
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Aún así, no hay suficientes políticos que apoyen los derechos e intereses de las mujeres.Cuando voté en abril de 2020, cuando se llevaron a cabo elecciones generales en medio de la pandemia, no tuve que preocuparme por ninguno de los aspectos técnicos de la votación. Como ciudadana coreana mayor de 18 años, puedo votar, y mi participación en la votación no es diferente a la de los demás. No necesité reprogramar mis clases o mi trabajo gracias al sistema de votación anticipada. Durante el período de votación anticipada, puedes votar en cualquier lugar designado del país. Si hubiera votado el día de las elecciones, habría tenido que trasladarme a la casilla electoral designada en la región donde está mi domicilio legal.Pero cuando comencé a pensar por quién quería votar, fue un asunto diferente. Hablando directamente, el número de candidatos en las elecciones generales de abril fue aproximadamente cuatro veces mayor que el de las candidatas. No creo que solo las mujeres puedan representar a las mujeres. Sin embargo, las voces de las mujeres son inevitablemente silenciadas cuando la política sigue siendo un campo dominado por los hombres.El sábado pasado estaba en un taxi con mi amigo Jee-yeon Heo, gerente de marketing en Seúl, y hablamos brevemente sobre ser una mujer en Corea del Sur. El conductor, que parecía tener la edad de mi padre, se insertó en nuestra conversación. "Estas dificultades no se resuelven porque las mujeres no están interesadas en la política", dijo. Le dije con amabilidad que las mujeres votaron más que los hombres en las dos últimas elecciones presidenciales. Mientras exista este estereotipo sobre la relación entre las mujeres y la política, creo que es demasiado apresurado decir que Corea del Sur ha logrado la igualdad de género en lo que respecta al derecho al voto.
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Tiana, Singapur, 24 años
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Jennifer, Alemania, 41 años
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Votar, en mi opinión, también incluye participar en debates políticos, y hay muy pocas personas en la política que incluyan los intereses de las personas con discapacidades en su agenda. Esto fue particularmente notable durante la crisis de COVID-19. Pero para involucrarse en la política o el activismo como persona con discapacidad, es necesario tener la piel dura.
Nicoleta, Rumanía, 35 años
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Sonia, México, 32 años
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En 2018, cuando el curso de la historia mexicana cambió significativamente, no pude votar porque estaba trabajando. Fue una elección que también prometía un gran cambio: nunca había visto a tanta gente salir, no solo para votar, sino para disfrutar de lo que fue llamada una "fiesta democrática" donde el ganador fue Andrés Manuel López Obrador.En los últimos años no he tenido problemas para votar en México. Pero sigo creyendo que hay ciertos problemas y tabúes que todavía impiden que la votación sea completamente libre, especialmente en relación con nuestros derechos civiles.
Lucía, Argentina, 26 años
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En 2019 voté por candidatos cuyas ideas eran afines a las mías y a mi concepto de lo que es justo. En ese sentido, entiendo el acto de votar como lo hicieron mis padres cuando era niña: una acción muy valiosa que tiene un gran poder. Es algo que no deberíamos dar por sentado en Argentina, incluso si hemos sido una democracia durante más de 30 años.
Alejandra, Chile, 45 años
