Música

All My Friends Music Festival: Un nombre con historia

Tijuana es la ciudad fronteriza más visitada en el mundo, una ciudad donde se mezcla lo gringo con lo propio, donde puedes ver un panorama californiano a la vez que observar el tráfico y la contaminación, donde da lo mismo hablar inglés que español, y donde la vanguardia crece al mismo tiempo que la violencia. De esta esquina izquierda emergen muchas de las propuestas que hoy en día se apropian del programa musical del país y que claramente reflejan dicho cruce cultural en sus creaciones. Per estás bandas —ahora con proyección nacional o en algunos casos, internacional como Mint Field o San Pedro el Cortez— no estarían donde hoy están si no fuera por All My Friends Music Festival.

El AMF nació en 2010, gracias al esfuerzo de Argenis García, quien junto a algunos amigos, decidió emprender la labor de conjuntar cada año lo más sobresaliente de la escena musical del norte. En ese momento Tijuana no pasaba por su mejor etapa: el narcotráfico y la violencia estaban en auge y las balacera se presentaban sin avisar, por lo que la noche era un momento de incertidumbre total, y el nacimiento del festival vino a revitalizar la escena, darle a las bandas un espacio de crecimiento, y que el mundo volteara de nuevo a ver a Tijuana y, en está ocasión, para bien.

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Hoy en día no se puede hablar de la escena tijuanense sin mencionar al festival. La creación del evento fue un hecho sin precedentes, y dio paso a la creación de más eventos donde se promovieran proyectos musicales de todo tipo, siendo el AMF de los primeros en aglutinar bandas sin importar el género o nicho de donde provinieran, manteniendo un espíritu independiente, inteligente y una visión transnacional, negándose a ver fronteras entre escenas. García lleva casi 7 años organizando un festival autentico y sin pretensiones, además de promover shows alternos o colaborar en la gestión de otros festivales fronterizos como el Viva Pomona.

All My Friends Fest en 2015, foto de Elsa Solorio

Lamentablemente el AMF no pasa por su mejor momento. Tras tener problemas financieros en ediciones pasadas, ahora se enfrentan a la usurpación de su nombre por parte del promotor y DJ estadounidense Gary Richards ( Destructo), mismo que organiza raves bajo el nombre de HARD Events o Holy Ship! Este sujeto registró el nombre de My Friends Music Festival en los Estados Unidos, como lo reportó el portal estadounidense Billboard.

Richards anunció el 10 de abril la creación de un festival de dos días a mediados de agosto, en el centro de Los Angeles (a dos horas y media de Tijuana) bajo el mismo nombre que el festival fronterizo, pero siguiendo la misma tendencia de sus eventos anteriores de música dance, hip-hop y sus variantes. Este hecho provocó que el festival se contactará con Richards, pero toda insistencia del equipo hacía el DJ de abandonar el nombre, fue en vano. Eso ha dejado al festival en una situación complicada para seguir produciendo eventos bajo el mismo nombre, y creando confusión entre sus patrocinadores estadounidenses.

Nos acercamos a Argenis García, su fundador, para charlar sobre la historia del festival, la polémica actual que vive su nombre y el futuro que le depara. Checa lo que nos dijo.

Noisey: ¿Cómo nació a idea de crear un festival como el AMF?
Argenis: La idea original se dio en el 2010. Al principio era solo hacer una fiesta casera con mis amigos para apoyar a mi hermana que en ese momento se iba de viaje de estudios a Barcelona. Pero fue hasta el 2011 que empezamos a ver la idea de hacer un festival que sirviera como plataforma para las bandas de la región, para exponerlas a nivel nacional e internacional. Conforme fueron pasando las ediciones, fuimos aprendiendo de las diferentes oportunidades y obstáculos que presentaba hacer un festival cada vez más formal, que tuviera relaciones convergentes con otras disciplinas.

A partir del paso de crear el festival y sus dos primeras ediciones, ¿cómo fue el proceso de hacer crecer al festival, hasta lo que es hoy?
Tuvo mucho que ver el equipo que hemos tenido a lo largo de las diferentes etapas del festival. Cada quien aportó para convertir ideas en realidades. Obviamente fue fundamental la relación que tuvimos con Nrmal a partir del 2012 hasta el 2015, que nos ayudó mucho en el aspecto comercial y los puntos finos de la producción.

All My Friends Fest en 2015, foto de Elsa Solorio

Pasando por géneros muy diversos, y apostándole siempre a bandas en su momento emergentes, hoy proyectos consolidados, ¿cómo ha sido el proceso de curaduría del festival a través de los años?
Desde sus inicios creo que el entorno donde se desarrollaría el festival nos ayudó mucho a definir qué bandas tocarían y dónde. Es decir, si serían sets acústicos en una cocina, las bandas más garages que tocaron en el salón de Millionarie’s House, el teatro de La Casa de la Cultura o en la playa. El entorno nos ayudó a definir las propuestas que escogimos para tocar en los diferentes escenarios.

A grandes rasgos ¿cómo ha sido el proceso de hacer un festival con estas características? Ya que es un festival fronterizo que fue el primero en posicionarse como tal.
Ha sido un proceso complicado por diferentes motivos pero aún más importante ha sido muy reconfortante. Creo que en su momento el festival capturó una época que se vivía en Tijuana y en México, con muchas bandas que traían propuestas muy interesantes. Muchas siguen consolidándose, otras siguen activas y otras se han presentado en escenarios muy importantes. A su vez se han establecido relaciones muy buenas con festivales de California para seguir estrechando lazos y realizando eventos en ambos lados de la frontera.

All My Friends 2012, foto de Pax Delgado

Hace algunos meses se vieron en una disputa por la usurpación del nombre del festival por parte de una empresa estadounidense, hecho que dieron a conocer en redes sociales ¿Qué fue lo que pasó con exactitud?
El promotor y DJ Gary Richards registró el nombre en Estados Unidos de ALL MY FRIENDS MUSIC FESTIVAL, el cual se realizará en junio en Los Angeles, a pesar de nuestra recomendación de no hacerlo, pues coarta nuestras posibilidades de crecimiento, crea confusiones con nuestro público americano, y nuestros lazos con compañías americanas etc.

En qué etapa está dicho conflicto ¿Pueden mantener su nombre y hacer el festival?

Nosotros podríamos hacer el festival en México. Lamentablemente para nuestros inversionistas, una marca fronteriza que no puede crecer hacia el mercado estadounidense, le resta muchísimo valor y eso fue lo que canceló la inversión para este 2018.

Además de hacer shows y proyecciones bajo el nombre del festival o en conjunto con otro ¿Qué le depara el futuro al festival?

Estamos trabajando en ello. Por el momento en lo que se resuelve lo del nombre del festival, estaremos haciendo shows. Una vez que haya una resolución, se tomará una decisión si continuar el festival o cambiar de nombre.

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