Annabel Lecter convierte tus pesadillas en pastel

Annabel de Vetten, también conocida como Annabel Lecter, es dueña de la pastelería Conjurer’s Kitchen en Reino Unido. Los pasteles que prepara tienen forma de cabezas de bebés decapitados, esqueletos y animales disecados. Sus creaciones son una mezcla entre lo macabro, lo artístico (estudió escultura) y su gusto por los postres.

Como me encantan esas tres cosas, platiqué con ella por Skype para saber de dónde saca la inspiración para sus creaciones, qué le dice a los que la tachan de “incitar el canibalismo” y si existe algo tan raro que no estaría dispuesta a recrear en pastel.

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VICE: ¿Ya te gustaba lo macabro antes de entrar al mundo de la pastelería?
Annabel Lecter: Por supuesto. Cuando me preguntan “¿Cómo puedes hacer cosas tan raras y oscuras?”, siempre respondo que me sentiría mal si no lo hiciera. Si de pronto preparara pasteles rosas con florecitas, todos mis amigos y mis familiares se espantarían. Cuando estaba en la universidad, tomé un curso de taxidermia y me gustaba usar cuerpos reales como molde para mis esculturas. Siempre me han gustado mucho las películas de terror y todas esas cosas. Cuando tenía 16 años era medio gótica y solía ir a pasear a los cementerios. Me gusta mucho lo oscuro y lo mórbido pero prefiero combinarlo con un poco de alegría. No soy una persona pesimista ni melancólica.

Antes de entrar en el mundo de la pastelería, me dedicaba a la pintura. Empecé a dibujar y a pintar desde muy pequeña. Estudié escultura en la universidad. La taxidermia era algo muy común en Alemania, mi país de origen. La casa de mi abuelo estaba repleta de ardillas disecadas. La taxidermia me dio una herramienta para las esculturas que tenía que hacer en la escuela. Una de mis piezas favoritas es un búho disecado con una cabeza de bebé hecha de cera.

¿De ahí salió la idea de la cabeza de bebé rellena de chocolate?
Había un programa de televisión donde necesitaban algo perturbador. Algo comestible. Apenas era el episodio piloto. Estaba basado en el dilema “¿Qué preferirías?”. Creo que nadie escogió mi pastel. Una de las preguntas era “preferirías comer esta cabeza de bebé rellena de chocolate”, o cualquier otra cosa. Al principio querían un pene mutilado pero les dije: “No, se me va a ocurrir algo más perturbador”. Y cuando llegué con la cabeza de bebé, dijeron: “Perfecto”. Así fue como nació la idea del pastel de cabeza de bebé. Todavía tengo el molde.

¿Crees que si combinas lo comestible con lo macabro sea más atractivo para las personas a las que no les gustan las cosas oscuras?
Al parecer, a la gente de verdad le emociona cortar partes del cuerpo porque es algo que se supone que no se debe hacer. Pero lo hacen, y su premio es un sabor delicioso. Siempre se quedan muy confundidos. He visto a muchas personas comer dedos y hacer cara de “Sé que debería odiarlo pero me encanta”. Sienten que están transgrediendo sus principios. Me he dado cuenta que mis pasteles hacen que la gente se cuestiones muchas cosas, pero lo disfrutan.

¿Cómo fue que la pastelería mórbida se convirtió en un trabajo de tiempo completo?
La historia no tiene nada de especial. Una vez me pidieron que hiciera un pastel para una boda DIY (hazlo tú mismo). Sabía hacer pasteles pero no tenía idea de cómo decorarlos. Compré algunos libros y me puse a practicar. Creo que fui a una clase pero todo lo demás lo aprendí yo sola, a prueba y error. Después mis amigos empezaron a hacerme pedidos y así fue como creció el negocio. De pronto me llegaban muchos encargos pero creo que es porque no hacía los clásicos pasteles con flores. El estilo de mis pasteles los hacía destacar. En ese entonces me dedicaba por completo a la pintura pero llegó un punto en el que tuve que renunciar. Pensé: Si me encargaran una pintura y un pastel, ¿cuál preferiría hacer? Y escogí el pastel. Me encanta. De eso ya pasaron cuatro años. Ahora tengo encargos todo el tiempo. La gente acude a mí cuando quiere un pastel extraño para su boda.

¿Los diseños son por pedido o se basan en algún catálogo?
La mayoría son por pedido. Mis clientes son maravillosos. Usualmente tienen una idea general pero permiten que de rienda suelta a mi imaginación. Agradezco que me tengan tanta confianza. Por ejemplo, este fin de semana es la inauguración de la tienda de una cliente que vende taxidermia en Londres. Para este evento voy a recrear la escena de “La muerte y el entierro del gallo Robin”, de Walter Potter, donde los pájaros son los portadores del féretro. Por el momento mi cocina está repleta de pajaritos.

¿Tienes clientes frecuentes o te llegan encargos de muchas personas?
Muchas personas. Usualmente de gente creativa con gustos alternativos. Eso sí, nunca he preparado nada para funerales de cuerpo presente. Pero sí para bodas, cumpleaños, renovación de votos matrimoniales, eventos corporativos, mediáticos, etcétera. También he preparado pasteles para funerales pero sólo para amigos o familiares. Es más difícil porque son muy repentinos.

Vi que en una de tus creaciones mencionas a “Jessica Joslin”. ¿Eso significa que fue una colaboración con la artista? ¿Haces mucho ese tipo de colaboraciones?
Sí, me gustan mucho. Los intercambios con Jessica fueron “arte por arte”, es decir, yo le mandaba chocolates y ella me mandaba esculturas. En mi página incluyo esta pieza. Podría decirse que la cocinamos juntas; ella diseñó la pieza y yo la hice con chocolate.

Hace poco un chico me encargó un pastel “asqueroso y perturbador” para el cumpleaños de su novia. Después de una plática larga y tendida, decidimos que lo ideal sería una lengua con dientes, una réplica más grande de la pieza Fleshlette de Jonathan Payne. Al final les gustó tanto que la guardaron en una vitrina en vez de comérsela.

El pastel de Dexter se ve interesante.
Sí, fue para celebrar el inicio de la octava temporada en Reino Unido. Les mandamos rebanadas de pastel. Intenté que se viera cómo que se estaba divirtiendo en lugar de estar asustado o feliz, porque no sabía si el personaje iba a seguir o no con vida al final de la temporada. También adapté mi cocina para que se pareciera a la habitación donde mataba a sus víctimas y ahí fue donde tomé todas las fotos. Me di cuenta de que no había forma de terminar en unas horas. Nos tomó un día entero y eso que me ayudaron otras dos personas.

En tu página dice “no hay nada que sea demasiado extraño para Conjurer’s Kitchen”. ¿Cuál ha sido el pastel más raro que has aceptado?
El ejemplo perfecto es el pastel sadomasoquista. Un día llamó una señora —la clase de llamadas que más me gustan— y dijo “Va a sonar raro pero, ¿podrías…?”. Y le dije que sí, que no había problema. La señora quería algo que reflejara sus intereses pero con estilo, nada extravagante. Era para su boda y no quería espantar a la gente. Entonces me puse a investigar en internet y encontré cosas muy interesantes (creo que ya borré todas esas imágenes de mi mente). Sigue siendo uno de mis pasteles favoritos porque desde lejos se ve como un pastel muy elegante. El momento en que lo entregamos fue muy peculiar porque tuvimos que bajar y dejarlo en su calabozo. La señora era adorable. Era como si le hubiera llegado su segundo aire a los 50 años.

¿Qué clase de diseños no aceptarías?
Una vez me llamaron para pedirme unos cupcakes de vaginas y no acepté. Uno, porque no hago cupcakes y dos, porque no hago diseños de genitales. No me gusta. Ya hay muchos que hacen eso. Tampoco haría cosas lindas de bebés. He rechazado pedidos porque no me gusta hacer cosas tiernas para niños. Pero hace mucho que no me piden esa clase de cosas. Sólo acepto si quieren pasteles de Halloween.

Aunque una vez hice un pastel con forma de testículos mutilados pero era para un evento mediático de una película muy buena y además estaban dentro de un frasco. Estaba más enfocado a un tema médico.

Este pastel de perezoso es muy tierno. ¿Te basaste en un perezoso vivo o en uno disecado?
En un perezoso bebé vivo. No creo que haya un solo ejemplar disecado de un bebé perezoso. No debería. No importa cómo lo veas, está mal.

¿Recibes muchos comentarios negativos en internet?
Son gajes del oficio. Siempre me preguntan cosas como: “¿Estás mal de la cabeza?”, “¿Por qué haces eso?”, “¿Cómo te atreves?”. Y siempre respondo: “A fin de cuentas, solo es pastel”. Es comida. No mato ni entierro ni desentierro a nadie. Es comida. Si buscas en Google la cabeza de bebé rellena de chocolate, en algunos de los comentarios me acusan de “incitar al canibalismo”, de “ser satánica” e incluso de “racista” porque utilizo chocolate blanco. Ese comentario fue el mejor de todos. En muchas ocasiones me han preguntado si me molesta todo lo que dicen de mí. Pero no, no me molesta porque sé que nada de lo que dicen es cierto. Sin embargo, si dijeran que están mal hechos, me pondría a llorar. Si dijeran que sabían mal, me pondría muy triste. Lo demás sólo me divierte. Hay que tener prioridades.

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