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Cosas que hay que saber antes de visitar Cuba

QUÉ LLEVAR

Salvo algún viento en invierno, La Habana suele ser calurosa y húmeda, así que lleva ropa fresca. Un buen calzado es indispensable para caminar.

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Muchos precios no están a la vista: entre más vistoso te arregles, más te querrán cobrar por todo.

Para un agente aduanal cubano, una maleta voluminosa sugiere contrabando.

Lleva maletas normales salvo que te guste hacer filas eternas en el aeropuerto.

En La Habana es más fácil conseguir una botella de ron que una de agua bien fría. Si ves una, aprovéchala.

Muchos establecimientos no permiten la entrada con bolsas y las filas para el guardaropa pueden dar la vuelta a la manzana. Lo mejor es salir a la calle sin bultos, sólo con lo indispensable.

¿TÚ ME ENTIENDES, CHICO?

El dialecto cubano —su velocidad, su volumen, sus erres que suenan a eles— puede desconcertar a los no iniciados.

Aquí unos tips para hablar como cubano:

“Asere” equivale a “güey”, y casi siempre le acompaña un “¿qué bolá?” (¿qué onda?). En un ambiente casual puedes referirte a una persona como “mi socio”, “hermano(a)”, “mami/papi” y hasta “mi amor”. Un “piñazo” no tiene nada de frutal: es un puñetazo. Si escuchas que hablan de “culeros”, no está hablando de políticos, sino de pañales. Cuidado si te ofrecen una “galleta”: se aproxima una cachetada. Si alguien te dice que ayer se “fajó” con su amigo, no pienses que van por el camino del noviazgo; más bien arreglaron sus diferencias a “piñazos”.

DOS CARAS DE LA MONEDA

En Cuba operan dos monedas: el peso cubano y el peso convertible, o CUC. Con la primera pagas servicios cubanos; la segunda es para servicios turísticos. Las monedas son intercambiables: 25 pesos cubanos equivalen a un CUC (que a su vez equivale a un dólar). Los establecimientos suelen aceptar ambas, pero se espera que el turista pague en CUC.


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Las divisas más fáciles de cambiar en Cuba son los pesos mexicanos, dólares canadienses y euros. Las casas de cambio también aceptan dólares estadounidenses, pero con un impuesto del 10 por ciento.

Con frecuencia, las casas de cambio de la Terminal 1 del Aeropuerto de la Ciudad de México ofrecen el CUC a mejor precio que las de Cuba.

Un chanchullo común consiste en devolver cambio en pesos cubanos en lugar de CUCs. Asegúrate de que tu billete diga “peso convertible”.

WI-FI

Aunque es posible poner el celular en roaming, los precios son prohibitivos y el servicio ineficaz. Si llevas tu smartphone o laptop, puedes conectarte a internet en hoteles y ciertas plazas públicas comprando una tarjeta Etecsa (2 CUC por hora).

Sin embargo, un viaje a Cuba también es una buena oportunidad para desintoxicarte de la red. ¿Acaso no pasas ya mucho tiempo en línea en casa? Desenchufa el cable y disfruta de la vida. Unas vacaciones de Facebook nunca caen mal.

UNA ÚLTIMA COSA: LA VIRTUD DE LA PACIENCIA

En Cuba las cosas son un poco más difíciles que en otras partes. Los horarios ilógicos de las tiendas, las esperas inciertas y la parsimonia de ciertos empleados pueden resultar desconcertantes.


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La escasez puede afectar productos tan inocuos como las servilletas o tan indispensables como las bebidas alcohólicas. Aunque los apagones diarios de décadas anteriores son ya casi un recuerdo, los cortes de electricidad, agua y gas siguen ocurriendo. Lo mejor es tomárselo con paciencia: si no hay cerveza, tú toma ron. Si no hay luz, sal al malecón: ahí habrá alguien con guitarra acústica.

Advertencia: cuando llueve mucho, las cosas cierran temprano (si es que abren).

ANTITURISTA es una colaboración entre VICE e Interjet. Viaja a Cuba y piérdete en el goce.