A Prince nunca le gustaron los servicios de streaming. Él quería que la música fuera liberada para los artistas y creía firmemente en que cualquier track pertenece a su creadores y son ellos los que deben decidir cómo y por qué medio quieren comercializarlo.
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A principios de los 90, cuando la información y la música comenzaban a esparcirse sin control en internet, la leyenda del folk fue uno de los primeros en buscar una alternativa directa, justa y equitativa para vender su trabajo: páginas web oficiales. Si contamos desde «Prince Interactive», un videojuego que salió en el 94 y venía en CD, hasta 3rdEyeGirl.com, el útlimo sitio que lanzó en 2013, existen diez sitios que fueron programados en un período de 20 años para dar a conocer el trabajo de Prince. Estamos hablando de la documentación cibernáutica que uno de los icónos más grandes de la música dejó como prueba de que no son necesarias la alianzas con terceros para que la música de frutos. No es cualquier cosa, ¿no?
Pensando en lo importante de este material, Sam Jennings, uno de los directores de Prince Oline Museum, buscó a cada uno de los programadores que habían trabajado con Prince para, entre todos, generar un museo en línea que muestre la evolución de cada una de las páginas web que se crearon para él. El sitio además de contar con las páginas orignales (donde puedes navegar sin problema), también cuenta con estrevistas a los programadores de cada sitio y una sección de preguntas y respuestas para que resolver tus dudas.
Sobre el proyecto, Sam Jennings comentó «El museo en línea de Prince fue construido por la gente que trabajó directamente con Prince en cada uno de los proyectos. Nosotros somos los originarios, somos los expertos. Es una labor que hacemos por amor, no hay dinero de por medio. No se van a vender descargas o membresias. Lo que si ofrecemos es casi todos los sitios oficiales que se hicieron para Prince. Dense una vuelta por el timeline y recuerda cuando todo era posible».
Este es el futuro, hermanos. Den click aquí para darse una vuelta.
