Música

Así es como sonará la música del futuro, según el New York Times

El arte no es dictado por una compañía, o trazado por adelantado por un solo comité. Tiene vida propia y predecir sus movimientos puede—y debe—ser difícil. Aún así, a los que nos gusta escribir sobre cultura nos gusta jugar a ser Nostradamus de cualquier forma—para intentar marcar el por qué nosotros creemos que suceden los cambios y a dónde nosotros creemos que la cultura irá después.

Eso es exactamente lo que el New York Times Magazine acaba de hacer, con un proyecto audazmente llamado “25 canciones que nos dicen a dónde va la música“. Ahora, hay muchos “artistas a los cuales poner atención” que circulan en línea e impresos, detallando artistas emergentes o nuevos tracks destacables. En lugar de eso, esta lista está más preocupada en separar el actual sonido comercial en su conjunto para predecir dónde recaen las más importantes influencias y como ciertas canciones pueden actuar como modelo para las canciones que veremos en el futuro. Así que como a nosotros también nos importa el futuro de la música, revisamos la lista, escuchamos los tracks, nos maravillamos con su ingenioso diseño interactivo y leímos las palabras (hechas por un prominente número de críticos musicales, así como autores de mente abierta como George Saunders y Marlon James).

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La pieza resultante, como podrás esperar, entrega resultados mezclados. Resalta sólo cuatro tracks de mujeres y completamente apaga los estándares de mente abierta de la música electrónica, lo cual es un poco irónico, considerando su premisa del futuro (para marcar la ocasión, la publicación incluso creó dos “filmes de realidad virtual” en la app del New York Times, con Syd Tha Kid/The Internet y Run The Jewels, respectivamente). Después de leer las entradas y leer entre líneas, determinamos unas cuantas lecciones que el documento quiere impartir sobre el futuro de la música a largo plazo.

1. El futuro de la música absolutamente no es electrónico.

Bien, el más importante. Esta es la razón por la cual estamos teniendo esta plática. De los 25 tracks en la lista de canciones del New York Times que nos dicen hacía dónde va la música, muy pocos pueden considerarse electrónicos. “Sorry” de Justin Bieber, con su tremula producción por Skrillex y BloodPop y el toque balear de CFCF, se acerca, pero ninguno llega a la innovación actual y la importancia que hoy en día tienen los artistas electrónicos en la cultura. No hay mención de artistas como Arca o Oneohtrix Point Never o Holly Herdon o Hudson Mohawke—quienes están haciendo sonidos que pueden ser genuinamente descritos como “de nuestro tiempo” mientras incorporan los valores y ansiedades vividas de nuestra era en la forma en que lo hacen. Tampoco hay un mínimo conocimiento del track “Lean On” de Major Lazer o de algún éxito big room de Avicii, lo cual, mientras que es más “mainstream”, juegan un innegable rol en cómo suena la música de hoy e inevitablemente del mañana. No estamos seguros por qué la música electrónica tuvo ese trato aquí, quizá el gusto personal de los escritores, o una continúa redundancia del valor de las máquinas, pero no podemos dejar de sentir que es un descuido.

2. “Sorry” de Justin Bieber suena como un “Dorito para tus oídos”.

Eso no es un error, es una buena descripción de la canción. Tanto en contenido nutricional como en su sabor es un “dorito para tus oídos”. Palabra

3. El futuro de la música es el teatro musical.

Tengo que ser honesto, no he visto Hamilton y el último musical que técnicamente vi fue una producción de Honk que mi organizo mi tía que enseña en una escuela primaria, pero aún no me convence que sea un género de mayor importancia cultural que “toda la música electrónica”. Aparentemente Hamilton es muy cool y vale la pena a preciarla, pero la gente joven en está en los clubes nocturnos, las fiestas y los rave. La porción de ellos que pueden pagar una entrada al teatro es un porcentaje muy pequeño. Habiendo dicho eso, Starlight Express cambió mi vida personalmente en muchas formas así que quizá estoy hablando fuera de turno.

4. La canción “Hello” que resume lo que está por venir es de Lionel Richie.

“Hello ha estado recientemente en todas partes, ¿cierto? No puedes prender el radio o la televisión sin escuchar la voz de Adele canturreando por el pesar de un amor perdido, su marca… ¿Qué? Oh, te refieres a esa “Hello”. Oh, ok. Claro, es buena. Sí, totalmente influyente. Sí, Lionel Richie es absolutamente relevante en el 2016. Estás en lo correcto.

Otras canciones que nos dicen hacía donde va la música incluyen a “Smooth Operator” de Sade.

5. Kanye va a estar molesto.

Otra notable omisión de la lista viene en forma de Kanye West, lo cual nos lleva a creer que quizá todo esto se una gran complot del NYT para que él suelte otro de sus episodios de una hora en Twitter, para que todos nosotros los periodistas musicales tengan algo de que escribir la siguiente semana.

6. Algo sobre realidad virtual.

Aparentemente esto involucra una clase de realidad virtual. ¿Se supone que debería vestir lentes 3D? ¿Hay alguna clase de captura en movimiento de Mark Kozelek que deba saltar fuera de la pantalla, para decirme que cierre la boca y proceder a cantar una canción sobre su perro que está muriendo o algo así? Quizá debo actualizar mi sistema operativo. Oh, hay una app. Definitivamente no pienso bajarla.

7. Coldplay es el futuro.

Eso ya lo habíamos dicho nosotros.

8. Quizá, y sólo quizá, los escritores de música no lo saben todo.

De hecho hay mucho que celebrar en esta lista. Hay algunos textos realmente bellos escritos por algunos escritores talentosos sobre artistas igualmente talentosos. El hecho es que, de verdad, la lista tiene delirios de grandeza—no sólo en su (parpadeante cuenta) “espectacular de una ocasión” sino también en su intento de predecir el futuro de algo tan amplio como la “música” en un espacio de 25 tracks. La lista resultante es una buena suma de algunas de las más grandes canciones del ahora (y de Lionel Richie), pero se hace del ojo bizco con el lado experimental y underground de la música, una de las áreas de innovación que históricamente siempre ha servido como semilla.

Habiendo dicho eso, Pitbull está ahí, quizá estoy equivocado.