Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Christine llora cada vez que cuenta la historia: la veinteañera marchaba en el desfile del Orgullo de la ciudad de Nueva York el verano pasado con Q-Wave, un grupo de personas lesbianas, bi, queer, trans y de género variado, con ascendencia de los pueblos de las islas de Asia y el Pacífico. Alguien le dijo: “Oye, hay una chica llorando por allá, deberías ir a consolarla”. Christine corrió hacia una mujer asiática que parecía tener poco más de 20 años. “Le pregunté qué le pasaba y señaló un cartel que decía: ‘Soy lesbiana asiática y respeto a mi familia’”, recordó Christine. “La chica dijo: ‘Nunca ves eso. Nunca ves ese tipo de representación dentro de la cultura LGBT’”.
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El momento hizo que Christine —quien se negó a usar su nombre completo porque sus padres no saben que ella salió del clóset— se diera cuenta de lo importante que era estar en ese desfile. Es por eso que este año es una de las organizadoras del Año Nuevo Lunar para Todxs, una coalición de grupos LGBTQ+ de Asia y las islas del Pacífico (incluidos Q-Wave, GAPIMNY, Project Reach y API Rainbow Parents) que trabajan para aumentar la representación asiática queer en los desfiles anuales del Año Nuevo Lunar en la ciudad de Nueva York. El domingo, el grupo celebró su décimo año de marchar en el desfile del Barrio Chino de Manhattan, un momento innovador que ayudó a allanar el camino para otros grupos marginados que buscan la aceptación en la comunidad.
Cuando el Año Nuevo Lunar para Todxs se formó hace 10 años, los grupos asiáticos queer ya habían estado marchando en el principal Desfile del Orgullo de Nueva York durante muchos años. Pero los co fundadores de la coalición consideraron que también era importante tener representación en su propia comunidad. “Nuestra misión era desmantelar la homofobia y la discriminación dentro de las comunidades asiáticas”, dijo la co fundadora Karen Lee. “Porque eso puede hacer que nos aceptaran”. Aún así, en la costa oeste, donde creció Lee, los contingentes asiáticos queer han estado marchando en los desfiles del Año Nuevo Lunar durante décadas.
Christine dijo que muchos de los problemas que ella y sus amigos gay enfrentan son especialmente comunes entre las familias asiáticas. El principal es el concepto de la “piedad filial”. El término puede significar diversas cosas para diferentes personas, pero sugiere la obligación de mostrar respeto a los padres y ancianos al obedecer sus deseos, apoyarlos financieramente, servir como cuidadores cuando envejecen, y tener hijos dentro de un matrimonio heterosexual. “Son todas las cosas que debes hacer cuando creces, pero reconciliar eso con tu lado queer es un desafío particular desde la comunidad asiática”, dijo Christine.
“Algunas personas blancas me dicen: ‘¿Por qué te molestas [con tus padres] si no te aceptan? ¿Por qué haces tanto por ellos? Pero no lo entienden”, dijo Christine. Ella señala que muchos inmigrantes confían en sus hijos nacidos en Estados Unidos para servir como traductores e intermediarios desde una edad muy temprana. “Es como si fueras su guía en Estados Unidos; existe esa dependencia desde el principio. No puedes simplemente dejar de hacerlo”.
Algunos asiáticos también consideran que ser gay es una especie de concepto occidental blanco. Olympia Moy, residente del Barrio Chino (y amiga mía) recordó que cuando le confesó a sus padres inmigrantes que era gay, inicialmente le dijeron: “Recibiste demasiada capacitación en diversidad para poder ser una asesora residencial en la universidad, para ayudar a esos niños gay, ¡ahora crees que eres uno de ellos!”.
En 2018, Moy escribió un texto sobre una cierta presión cultural para mantener “privados” los asuntos personales. Ella describió el encuentro con una mujer chino-estadounidense que describió el encuentro “entre ella, siendo gay, y su madre”. Como dijo la mujer: “Mi pareja me acompaña a casa de mis padres, nos sentamos en la misma mesa, pero no decimos nada al respecto. Es la ‘forma china’”. La mujer también dijo que celebrar una marcha gay en Mott Street, en el corazón de Barrio Chino, sería “culturalmente inapropiado”.
Moy quedó conmovida con esas palabras, porque para ella, el aspecto más doloroso de confesar su homosexualidad a sus padres fue que la instaron a no contárselo a sus parientes y, por extensión, a cualquier otra persona del Barrio Chino, un núcleo económico y cultural para los estadounidenses de origen chino en toda la costa este desde su fundación hace más de un siglo. Cada año, alrededor de 500.000 personas asisten al famoso desfile. “En el fondo”, contó Moy, “sabía que ser gay en casa, en mi comunidad y mi herencia, no debía ser algo irrespetuoso, no debía ser ‘inapropiado’”.
Por estas razones y más, la batalla para poder brindar visibilidad a los asiáticos queer en la celebración del Año Nuevo Lunar para Todxs fue un momento decisivo. Cuando la organización solicitó por primera vez el desfile de 2010, los organizadores “inicialmente mostraron mucho interés [pero] luego les dijimos que éramos un contingente asiático queer”, recordó Lee. Fue entonces que los organizadores los abandonaron.
Sin embargo, se propusieron obtener apoyo para su causa, así que contactaron a organizaciones asiáticas como OCA Asian Pacific American Advocates, el Centro de Salud Comunitario Charles B. Wang, y personalidades de renombre como la actriz Joan Chen, la periodista y activista Helen Zia, y Christine Quinn, la entonces primera presidenta abiertamente gay del Ayuntamiento de Nueva York. También emitieron comunicados de prensa en chino e inglés, hablaron en la radio y tuvieron cobertura en periódicos estadounidenses y chinos, tanto locales como nacionales. “Llegó un punto en que los organizadores sintieron mucha presión”, dijo Lee. “Si llegaban a negarse, los electores harían algo al respecto”.
Afortunadamente, permitieron la participación de su coalición. No solo se unieron los bailarines de la danza del dragón con confeti en el Barrio Chino, sino que también invitaron a otros grupos que habían estado librando batallas similares para marchar junto a ellos, como San Patricio para Todxs, una organización que había estado luchando para participar en el desfile del Día de San Patricio en la Quinta Avenida durante casi dos décadas, y SALGA-NYC, que después de haber sido admitido en el Desfile del Día de la India en 2000, no les habían permitido regresar desde entonces. Sin embargo, SALGA fue aceptado en 2010 en el Desfile del Día de la India, gracias en parte a la experiencia, los recursos y los contactos políticos que el Año Nuevo Lunar para Todxs pudo compartir, explicó Lee.
“Los desfiles en la ciudad de Nueva York tienen una mayor sensación de importancia que ni siquiera podrían haber tenido en nuestro país de origen”, dijo Brendan Fay, un inmigrante irlandés que co fundó el grupo LGBTQ Lavender and Green Alliance y pasó 25 años luchando para poder participar en el Desfile del Día de San Patricio de Nueva York. Un contingente irlandés LGBTQ marchó en 1991, con el primer alcalde afroamericano de Nueva York, David Dinkins, junto a ellos, pero no se le permitió hacerlo bajo su propia estandarte, dijo Fay, ni ninguna pancarta que incluyera las palabras “lesbiana” o “gay”. La alianza finalmente fue bienvenida en 2016.
Fay también co fundó San Patricio para Todxs, un desfile alternativo del Día de San Patricio en Queens que acoge la inclusión. El evento único en su tipo comienza con un homenaje a la tribu Choctaw de Oklahoma (los primeros en donar dinero a Irlanda durante la hambruna, dijo Fay), y muestra pancartas de Frederick Douglass, que pasó un año en Irlanda “hablando en favor de los irlandeses hambrientos, suplicándoles que se unieran al movimiento por la abolición”, contó Fay. A través de los años también ha invitado a organizaciones LGBTQ asiáticas y del sur de Asia.
“A veces me dicen: ‘¿En serio, Brendan, desfiles? ¿De verdad?’”, dijo Fay. “Pero he llegado a comprender la importancia de los rituales comunitarios”. Cuando llegó a Nueva York, tuvo la necesidad de buscar otras personas homosexuales e irlandesas. “Es natural que los inmigrantes y los grupos étnicos busquen gente como nosotros para celebrar la cultura. Todo surge de la necesidad humana de pertenecer. Es la importancia de los desfiles: el instinto de conectarse, ser parte de la familia humana. Si eres inmigrante, ese anhelo es aún más profundo”.
En años recientes, el Año Nuevo Lunar para Todxs se ha expandido más allá de Manhattan para marchar en los desfiles del Año Nuevo Lunar en Flushing, Queens. El año que viene, también planean postularse y marchar por primera vez en el desfile de Brooklyn en Sunset Park.
“Creo que este año nuestro mensaje será más vocal”, reflexionó Lee. “Nuestro primer año fuimos más tímidos, así que usamos muchos eufemismos como ‘familia arcoíris’. Pero ahora queremos que la gente sepa exactamente lo que somos: un contingente asiático queer”.
Lo cual no implica que haya habido algún conflicto con los organizadores del desfile. El grupo ha sido invitado todos los años desde su primer desfile, dijo Lee. “Nunca ha habido ningún problema o interrupción. Ahora somos parte de la comunidad”.