En 2010, se aprobó la Ley 1412 que autoriza la realización de la ligadura de trompas y de la vasectomía en Colombia. La ley es clara y concisa: hacerse la vasectomía o la ligadura de trompas es gratis. Los servicios de prestación de salud están obligados a financiar el procedimiento y cualquiera que no sea menor de edad se la puede hacer.No hay más restricciones ni condiciones.Sin embargo, cuando uno todavía no ha cumplido los treinta y el número de hijos no llega ni a uno, ir a un centro sanitario para someterse a una esterilización es una tarea complicada que, en muchos casos, solo tiene éxito a base de insistencia. Yo misma lo comprobé.Fui a mi centro de salud a preguntar. La primera persona con la que hablé —una chica que no tendría más de 30 años— me explicó lo que tenía que hacer con la empatía de quien entiende la decisión y conoce las reacciones que recibiría en el proceso. Me explicó que, primero, debía pasar por un médico generalista que me remitiría a Profamilia (una entidad sin ánimo de lucro especializada en planificación familiar), y allí me realizaran la operación. Le pregunté cuánto costaba, me respondió que no lo sabía, pero que seguramente no serían más de 100.000 pesos (30 euros).En muchos casos [que acepten tu esterilización], solo tiene éxito a base de insistencia
Cuando fui a la cita con medicina general y dije que quería hacerme la ligadura de trompas, la doctora de turno tuvo una cadena de reacciones que se produjo en el siguiente orden: abrió los ojos, volvió a preguntarme mi edad, me preguntó cuántos hijos tenía —no tengo ninguno—, me dijo que no estaba segura de si eso podía hacerse a mi edad y me dijo que creía que había acuerdos internacionales que tal vez no permitieran que me lo hiciera. Pasaron cinco minutos de charla técnica, me dijo que le parecía una decisión muy responsable y que qué bien estaría el mundo si más personas pensaran como yo. Luego me aseguró que no podía derivarme a ningún lado y que debía hablar con un ginecólogo. Antes de irme, me dio un volante para un análisis de sangre que necesitaría para la operación y en el que se evaluarían mis valores de colesterol, triglicéridos, orina, etc.Al día siguiente tuve cita con una ginecóloga. Le expliqué lo mismo. Apartó la vista de la pantalla y me miró: "No. Yo no te voy a hacer eso". Después de explicarle por qué quería hacerlo, me dijo que no era conveniente por mi edad: con la operación, el ovario recibía menos sangre y oxígeno, podía producir menos estrógeno, podría sufrir una menopausia precoz y, de paso, tal vez osteoporosis.Me preguntó cuántos hijos tenía —no tengo ninguno—, me dijo que no estaba segura de si eso podía hacerse a mi edad y me dijo que creía que había acuerdos internacionales que tal vez no permitieran que me lo hiciera
Mónica Gracia — 27 años. Estudiante de veterinaria.
Nunca me pusieron problema por no haber tenido hijos, aunque varias de las mujeres que estaban el día de la operación (la cirugía de esterilización se hace colectivamente: varias personas son citadas el mismo día y van pasando a la sala por turnos) habían tenido problemas para hacérselo, a pesar de que todas tenían hijos. Yo era la única joven y sin hijos ese día. Creo que la clave fue ser muy seria con mi decisión y no dudar de lo que estaba diciendo.El procedimiento que me hicieron se llama Pomeroy. Te ponen anestesia general y todo lo hacen a través de una pequeña incisión en el ombligo —laparoscopía—. Es muy rápido. Creo que para las mujeres que han tenido partos no es tan doloroso como para las que no han parido nunca. En mi caso fue muy doloroso y durante una semana tuve problemas para caminar. Pero realmente no es tan grave, solo es muy incómodo.Yo era la única joven y sin hijos ese día
Mantuve en secreto mi operación para evitar comentarios, pero ahora soy muy abierta con el tema, y me siento orgullosa de haberlo hecho. No lo escondo. Aun así, no faltan los comentarios: me dicen que ahora puedo ir a lo loco, lo cual no tiene nada que ver, pero creo que la gente lo percibe de esa manera.No me arrepiento, para nada. Es una de las mejores decisiones que he tomado, nunca he pensado que me he equivocado.Por un lado, creo que el mundo está superpoblado, y por otro yo no tengo nada de instinto maternal, a veces ni siquiera puedo con mis sobrinos. No creo que pudiera ser una buena madre
Juan Pablo Moreno — 27 años. Ecólogo.
La operación la hacen con anestesia local y todo tarda entre 10 y 15 minutos. Hacen dos cortes en el escroto y ahí sacan los ductos y los cortan. Luego te dan unos puntos, que se disuelven solos. Tres meses después tuve que pedir una cita para hacer un análisis de esperma y ver si, en efecto, era estéril. El resultado salió azooespérmico, o sea que no tenía espermatozoides.Lo hice principalmente porque, como ecólogo, pienso que uno de los problemas del mundo es la superpoblación. También lo hice por comodidad y porque el Estado lo paga.En general no he recibido malos comentarios. Si hay gente que pregunta qué pasaría si me enamoro y de verdad quiere tener un hijo, a ellos les respondo que es un procedimiento reversible, aunque tiene un coste. Pero nunca he recibido comentarios machistas, como que he perdido la hombría, o algo así, por haberme operado.Desde el momento en que pregunté hasta que me hicieron la cirugía pasaron dos semanas. Tuve que pasar por una entrevista con un psicólogo, pero fue algo de tres minutos
Juan Camilo Restrepo — 23 años. Sociólogo.
Terminé haciéndome la operación a los 21 años. El procedimiento fue incómodo. Todo es muy rápido y en un mismo día intervienen a mucha gente. Estás enfrente de cinco médicos, cubierto solo con un batín y abierto de piernas. Al comienzo te ponen una inyección, que creo que es lo más doloroso, y después ya no sientes nada. La cirugía es muy rápida y estás consciente todo el tiempo. La recuperación también es rápida, a los dos días ya puedes caminar normalmente.Terminé haciéndome la operación a los 21 años. El procedimiento fue incómodo. Todo es muy rápido y en un mismo día intervienen a mucha gente
Laura Romero — 28 años. Psicóloga.
Además, considero que para ser madre no necesariamente tienes que serlo biológicamente. Yo también puedo ser madre adoptando, y pienso que es mejor darle calidad de vida a un niño que ya está en el mundo a traer uno nuevo. En aspecto, no me cierro a la posibilidad de ser madre, pero tampoco lo estoy buscando.En este momento me siento muy satisfecha y contenta con la decisión, sobre todo satisfecha. Hasta el momento, lo que pienso al respecto no ha cambiado, ni he dudado de la decisión que tomé.Inicialmente fue con el propósito de no contribuir a la sobrepoblación. Pero también lo hice porque cuestiono mucho el rol de la mujer en cuanto a la maternidad, nunca me he visto de esa manera y no comparto los discursos hegemónicos del deber ser mujer, de ser madre, tener hijos, tener determinada relación de pareja etc.
Ana Lizcano — 24 años. Asesora de un concejal.
Para un hombre es mucho más fácil hacerse la cirugía, los centros de salud lo permiten sin tantos problemas. Pero a nosotras no nos dejan tomar la decisión definitiva, tenemos que quedarnos con los anticonceptivos o con el condón. Otras formas de tomar la misma decisión: la de no ser madre.La mayoría de la gente piensa que uno a esta edad no sabe lo que va a hacer con su vida, entonces te dicen que lo consideres, porque qué va a pasar cuando tengas 30 y quieras tener hijos. O qué va a pasar si te casas con un tipo que quiera ser padre y que lo más probable es que te deje. Como si uno no cumpliera su objetivo en la vida a menos de que sea madre, o como si no hubiera hombres que no quieren ser padres. Además, la probabilidad de que yo sea infértil es alta; en ese caso, ¿sería una mujer incompleta? ¿Entonces un hombre nunca me va a querer porque no puedo darle un hijo?Para un hombre es mucho más fácil hacerse la cirugía, los centros de salud lo permiten sin tantos problemas. Pero a nosotras no nos dejan tomar la decisión definitiva, tenemos que quedarnos con los anticonceptivos o con el condón