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El 2013 fue un gran año para las ejecuciones

El miércoles, Amnistía Internacional publicó su informe anual sobre la pena de muerte, que demuestra que se ha progresado en la lucha por abolir este castigo en todo el mundo. La mala noticia es que, a nivel nacional, se ha producido un aumento del...

Manifestación a favor de la abolición de la pena de muerte en Irán, San Francisco. Junio de 2010 (imagen vía)

Tengo buenas noticias, y también malas. Las buenas son que el miércoles Amnistía Internacional publicó su informe anual sobre la pena de muerte, que demuestra que se ha progresado en la lucha por abolir este castigo en todo el mundo. La mala noticia es que, a nivel nacional, se ha producido un aumento del número de ejecuciones en algunos países (como Irán e Irak) del 15 por ciento respecto a las cifras de 2012.

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Según el informe, al menos 778 personas fueron ejecutadas en 2013 en 22 países —en este cómputo ni siquiera se incluye China, de la que se cree que ha realizado más ejecuciones que el conjunto del resto de países—. Dicho esto, estas estadísticas oficiales resultan significativamente defectuosas, siendo la cifra real mucho mayor que la que los gobiernos reconocen. Por ejemplo, Irán reconoce haber ejecutado a 369 personas en 2013, pero las pruebas que demuestran la práctica de ejecuciones clandestinas en el país apuntan a que esta cantidad puede ascender a los 704 muertos, como mínimo. El Relator Espacial sobre los derechos humanos de la ONU en Irán afirma que, en lo que llevamos de año, al menos 176 iraníes han muerto ejecutados.

Telefoneé a Jan Wetzel, un experto en pena de muerte de Amnistía Internacional, para obtener más información.

VICE: ¿Qué países de los que todavía practican la pena de muerte son los que más os preocupan?

Jan Wetzel:Sobre todo nos preocupa China, donde las ejecuciones se consideran secreto de estado. El año pasado probablemente se llevaron a cabo miles de ejecuciones. No sabemos exactamente cuántas, pero ciertamente estamos hablando de una dimensión totalmente distinta. Intentamos seguir los acontecimientos por los medios de comunicación del país y los informes locales emitidos por los tribunales chinos, pero la información nos llega sesgada.

También nos preocupan Irán e Irak, donde hemos percibido un gran aumento de esta práctica. La ola de ejecuciones continúa en ambos países y no hemos visto que haya habido cambios en sus políticas internas. Como contrapartida, Yemen —aunque este país no ha tenido nunca un historial de ejecuciones similar en los últimos años— está intentando reducir el número de sentencias de muerte. Sin embargo, no vemos ningún atisbo de que el problema vaya a mejorar en Irán e Irak, más bien al contrario.

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He oído que hay un gran problema con el tráfico de órganos de los condenados a muerte en China. ¿Me puedes contar algo más sobre este tema?

Es un problema muy grande. Curiosamente, el Ministro de Salud declaró recientemente que esta práctica se iría suprimiendo progresivamente a mediados de 2014, pero hay que tomarse el anuncio con cautela. Ya ha habido anuncios similares con anterioridad y la pena de muerte sigue practicándose. No obstante, es buena señal que un destacado político se interese por abordar el problema y que, unido a otros cambios instigados por el tribunal supremo de China durante el pasado año, se haya apreciado algún progreso, aunque sea poco. Los políticos chinos han expresado su deseo de reducir las ejecuciones, e incluso se habla de abolirlas en un futuro lejano.

Se habla de que en Corea del Norte se están ejecutando personas por canibalismo. ¿Se dispone de más información desde Amnistía Internacional?

Gran parte de la población de Cora del Norte está al borde de la inanición. Esto afecta sobre todo a la gente que intenta sobrevivir en campos de prisioneros y sí, nos han llegado informaciones al respecto, pero, de nuevo, se trata de información de segunda mano que no hemos podido corroborar. Por otra parte, sí que disponemos de informes de ejecuciones por actividades contra el Partido de los Trabajadores, de personas que fueron ejecutadas por mirar telenovelas surcoreanas censuradas por el régimen y por otras ofensas como el contrabando de este material de vídeo por la frontera.

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¿Cuántos delincuentes menores de edad condenados a muerte hay actualmente en Oriente medio?

Hemos podido confirmar que a principios de 2013, en Arabia Saudí se ejecutó a una mujer y dos hombres jóvenes —tenían menos de 18 años cuando cometieron los delitos—. También hay informes de posibles ejecuciones de menores en Irán y Yemen, aunque no hemos podido confirmar sus edades reales porque no tenían partida de nacimiento. Por eso muchos jueces se orientan por los signos superficiales de pubertad o por el vello facial para determinar si el delincuente debe tratarse como adulto o no. Hay una norma en la legislación de la ONU que dice, básicamente, que en caso de duda sobre la edad del delincuente, este deberá recibir la consideración de delincuente menor de edad; esta norma les protege de ser sentenciados a muerte.

Solo se oyen informes de mujeres lapidadas. ¿Es este un método de ejecución del que los hombres están exentos?

Actualmente, nos consta que hay 10 mujeres sentenciadas a muerte por lapidación. Todavía no han sido ejecutadas y, de hecho, una de ellas fue liberada hace un par de semanas. Sí que es cierto que es más probable que se sentencie a mujeres a lapidación, porque es más fácil encontrar pruebas. La lapidación es la pena por cometer adulterio, por lo que una mujer soltera y embarazada constituye la propia evidencia. En cambio, es mucho más difícil demostrar que un hombre ha cometido adulterio. Dicho esto, debo decir que en Arabia Saudí se ejecutó a un hombre por adulterio, aunque no fue lapidado.

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¿Se está poniendo cada vez más el punto de mira en los representantes de la oposición desde que Hassan Rouhani llegó al poder?

Es cierto que ha habido un aumento de las campañas políticas y culturales por parte de los representantes de las minorías étnicas. Nos hemos encontrado con un número creciente de ejecuciones de miembros de minorías étnicas bajo todo tipo de dudosos pretextos. Las leyes en Irán tienen un par de delitos capitales —como la corrupción en la tierra— cuya redacción es tan vaga que puede interpretarse de la forma más conveniente para castigar la disensión política. Esto es una muestra más de cómo la ley de un país puede utilizarse como herramienta para ejercer represión política. La inmensa mayoría de las sentencias de muerte se deben a delitos relacionados con la droga. Por supuesto, somos conscientes de que este sistema no funciona. No solo porque la pena de muerte no tiene un efecto disuasorio, sino porque, además, solo consigues coger a los delincuentes que están en los niveles inferiores.

¿Está Occidente haciendo la vista gorda respecto a la situación de los derechos humanos en Irán por estar centrada en las conversaciones sobre el programa nuclear?

No quisiera especular, pero creo que no ando mal encaminado al decir que la pena de muerte no ha sido una prioridad de la agenda de los estados occidentales, a diferencia de otros años. No estoy diciendo que haya habido un intercambio consciente, pero sí que creo que el tema de la pena de muerte ha pasado a un segundo plano debido a las conversaciones sobre el programa nuclear.

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¿Cómo explicas el aumento de ejecuciones en Irak?

El incremento de las ejecuciones en Irak ha de verse en el contexto de la violencia armada que existe en el país. Eso es un gran problema que causó muchas bajas civiles el año pasado. Amnistía lo reconoce. Lo que no aceptamos es la utilización de la pena de muerte por parte del gobierno como herramienta para luchar contra el terrorismo.

En los últimos dos años, han aumentado las ejecuciones, pero también lo ha hecho la violencia y las víctimas civiles. Además, el sistema de justicia penal se encuentra en un estado tal que muchas personas son arrestadas independientemente de que pertenezcan a estos grupos armados. A menudo se les arranca las confesiones a golpes y se les sentencia a muerte sin llegar a revisar su caso o darles la posibilidad de contar con un abogado.

¿Qué consigue Amnistía Internacional con la indemnización por derramamiento de sangre?

Esta práctica permite que la familia de la víctima del asesino perciba una indemnización a cambio de la retirada de la pena de muerte. Pero para participar en este sistema hace falta disponer de dinero o poder acceder a él en tu país. En muchas ocasiones, las personas sentenciadas son trabajadores emigrantes pobres, con lo que tienen esa puerta cerrada.

¿Hay corrupción en este sistema de pago por derramamiento de sangre?

No puedo hablar de ello porque lo desconozco. Este sistema tiene muchos fallos porque favorece a los ricos. Si otros países como Indonesia o Filipinas intentan apoyar esta práctica, están contribuyendo en potencia a erradicar la pena de muerte. Así que lo que hacen es retomar las ejecuciones en su propio país pero luchan contra la pena de muerte en los casos en que sus propios ciudadanos son sentenciados en el extranjero. Aquí se entrevé un mensaje que no debemos obviar.

En general, la pena de muerte está en declive. ¿Cómo ves el futuro de los países que más os preocupan?

Los países en los que más ejecuciones se producen —China, Irak, Irán, Arabia Saudí, en cierta medida los EUA, Somalia, Sudán— están quedando cada vez más aislados. No creo que vayan a dejar de ejecutar a personas. Al contrario, la cifra de muertos en Irak e Irán puede que aumente en los próximos años. El gobierno de los EUA está apartándose progresivamente de esta práctica, y eso es de gran importancia. Hay países que apuntan a los EUA y alegan que si allí todavía se ejecuta a personas, ¿por qué iban ellos a eliminar la pena de muerte? El año pasado el estado de Maryland la abolió, y este año quizá lo haga New Hampshire, lo que representaría la abolición número 19. Un ejemplo de ese aislamiento lo encontramos en Texas, donde se han realizado la mayoría de las ejecuciones. La situación en los EUA es similar a la de otros países del mundo: sí, es verdad que la pena de muerte es legal, pero la jurisdicción que la pone en práctica está cada vez más aislada.