Música

Basta de confundir el EDM con el resto de la música electrónica


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Este artículo se publicó originalmente en THUMP EUA.

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¿Ya te enteraste que el EDM está muerto? Así es, murió. Pero ojo: eso no significa que murió la música electrónica también. No, contrario a lo que muchos periodistas con buenas intenciones pero poco informados te harían creer, EDM y la música electrónica no son lo mismo.

La semana pasada, The Spectator, una revista noticiosa británica derechista con un historial de odio hacia los raves, publicó una pieza sobre la muerte de la música electrónica bailable. Hizo algunos puntos legítimos, principalmente que el EDM se encuentra en problemas debido a que una de las compañías dueña de muchos de los festivales más grandes y mecanismos de distribución, SFX Entertainment, está en la bancarrota. Básicamente es cierto.

Pero el artículo cae en la misma trampa que muchas de las publicaciones de la vieja guardia al evocar con lírica sobre las costumbres de los jóvenes sobre las cuales no tienen en realidad una perspectiva real—mezclan a toda la música electrónica con el estridente género vuelto industria que hoy en día conocemos como EDM. Y entonces, ya que no se toman la molestia para reportar sobre el tema como debe ser, declaran su muerte. Las laptops y los sintetizadores se quedarán en el olvido ya que “como un sol viejo, [la música dance] se hizo demasiado masiva”.

Como si aún valiera la pena mencionarlo, EDM y el resto de la música bailable hecha utilizando instrumentos electrónicos no son lo mismo. La etimología del término “EDM” (oficialmente Electronic Dance Music o Música Electrónica Bailable por sus siglas en inglés) no se conoce del todo, pero según el crítico Joshua Glazer (también colaborador de THUMP) escribiendo en Cuepoint, es un “término corporativo utilizado para nombrar sonidos disparates en un solo departamento para su fácil mercadeo”, acuñado en 1985 en los EEUU, pero que no adquirió notoriedad hasta finales de la década del 2000.

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Alrededor de esos años, EDM, en sentidos de agrupación de música, vino a designar una variante en música bailable caracterizada por grandes drops y un alto valor en producción, típicamente presentado en foros enormes; fue popularizado por artistas como Skrillex, deadmau5, Sebastian Ingrosso y Axwell. Aquellos artistas se dieron a conocer en la década del 2000, pero la música de club ha estado presente desde los setentas, cuando el sonido disco salió a la luz en Nueva York.

Como ya bien saben la mayoría de los lectores de THUMP, EDM representa únicamente una parte pequeña de la música electrónica en su totalidad. Techno, house, y dubstep—y géneros más allá como nightcore, witch house, y schranz, por mencionar unos pocos—todos suenan diferente, tienen seguidores diferentes, y originaron en lugares diferentes. De hecho, no puedo creer que tuve que escribir esto, pero por alguna razón aún no queda del todo claro a aquellos de pluma apocalíptica en sus editoriales en publicaciones de populares.

Es periodismo de espectáculos en su peor faceta. Se lanza de picada para analizar una escena completa basándose exclusivamente en el hecho de que está enriqueciendo en demasía a algunas personas (Calvin Harris fue el único DJ en la lista de los músicos más ricos de Forbes el año pasado, alcanzando $66 millones de dólares), y debido a que los fanáticos se han estado muriendo de sobredosis de droga en los festivales (algo que los expertos en reducción de daño manifiestan como muy ambiguo), resulta en una cobertura tendenciosa.

Una razón obvia del porqué se ha vuelto el EDM una abreviatura para la música electrónica bailable es quizás el mero hecho de que el nombre genérico en si mismo tiende a generar confusión. EDM: electronic dance music (música electrónica bailable). Tomado en serio, el término de hecho cumple con una descripción descente de todo el género electrónico. A fin de cuentas hablamos de música electrónica que en su mayoría está diseñada para bailar. Así que es perdonable; sin embargo, impreciso. Para aquellos de nosotros que sabemos que onda, salir del paso de esa manera te hace ver como un pelmazo. Es como cuando te habla tu papá y te dice: “Hola, habla tu papá”. Si, ya se que eres tú, pa, porque los teléfonos modernos tienen una pantallita digital que me dice quién me está llamando.

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La razón más importante por la cual este (falto) reportaje es tan malo es debido al impacto que tiene sobre gente que sabe muy poco sobre la música (electrónica) bailable. Ya que, finalmente, cuando alguien que se encuentra incrustado en el mundo de la música electrónica lee algo mal informado, sólo se burla. Pero más allá de los límites de ese mundo, la desinformación se disemina y los mitos se perpetúan. La historia de la música (electrónica) bailable se encuentra en riesgo de ser reescrita. Vamos a acabar con una variante comercial blanqueada que ignora sus orígenes en comunidades de gente de color. Solo porque la gente hace música con instrumentos electrónicos, no significa que la música debe de tener ambiciones corporativas, o resultar en jóvenes muriéndose en los festivales. Ignoras a un montón de jóvenes productores que usan herramientas modernas a su disposición para expresarse.

Ultimadamente, yo creo que lo que realmente está pasando es una tecnofobia—el miedo a las computadoras y el miedo a música que suena raro porque es distinta y la escucha gente que se pone ropa rara. No lo harías así reportando sobre cualquier otra comunidad o fenómeno cultural. Cuando alguien—ya sea la élite de los medios, o cualquier persona—no entiende algo, es muy fácil descartarlo sin importar entenderlo. Lo único que estoy tratando de decir es que deberíamos todos echarle más ganas a entender las cosas en lugar de cagarnos sobre ellas.

Anna Codrea-Rado es Editora de Noticias en THUMP. Siguela Twitter.