La música, a diferencia de otras disciplinas artísticas, se sitúa en el espacio de lo intangible. No está sujeta a las reglas del mundo material. Esta puede flotar e inexplicablemente resonar durante horas dentro del cráneo de quien la escucha. También es una especie de free pass hacia la experimentación. Un buen músico es capaz de manipular el ADN de la música y dar vida a engendros sonoros. Generalmente eligiendo ritmos que en teoría no tienen relación alguna y después uniendolos de manera pacheca. Así se han creado todas las cosas que valen la pena escuchar en esta vida.
Bial es el mejor ejemplo de esta experimentación. Un vato que a partir de su amor por el hip hop, comenzó a producir beats y canciones que no tenían nada que ver con lo que el resto de su natal Guadalajara ofrecía. Su música es un collage lleno de influencias de otras latitudes, reggae, hip hop, cumbia y funk son algunos de los ritmos que maneja a la perfección. Sus canciones son una especie de andamios musicales, donde cada ritmo componen un nivel de su estructura.
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Hablamos con él y nos contó sobre cómo ve la música, la movida tapatía y de cómo se hizo compa de Pato Machete y Cano de El Gran Silencio.
NOISEY: ¿Cómo fue que comenzaste a involucrarte en la música?
En la producción musical inicié en 2001, cuando estaba en preparatoria, ya tenía varios años clavado en el hip hop. Un amigo comenzó a rapear, se integró a un grupo y me interesó mucho su proyecto. Me preguntaba cómo lograba ciertos sonidos y secuencias que se asimilaban a las producciones del westcoast, pero sus respuestas nunca fueron concretas. Más tarde me di cuenta que las descargaba cínicamente de internet –risas–.
Tiempo después un amigo me enseñó a samplear. Al comienzo mis grabaciones eran rudimentarias, en hispasonic.com aprendí lo básico sobre audio y producción. Comencé a grabar canciones y armé un demo que le mostré a varios amigos. Recibí buenos comentarios de mis beats, pero no de mi flow, así que decidí enfocarme al cien en la producción. Más tarde fui conociendo a MC’s como Tabernario y Twisted Minded con los que formé Handiclap Records en 2005, nuestro propio sello discográfico.
¿Qué es lo que buscas transmitir con tu música?
Hoy en día trato de exteriorizar varias ideas que me genera escuchar otras canciones, puede ser en un vinil, un disco, internet etc. También busco plasmar pedos personales, aunque por lo general surgen inconscientemente en mis producciones, no puedo suprimir mis emociones positivas o negativas cuando hago música. Por esto tengo varios proyectos donde experimento con distintos géneros y tendencias sin discriminación. Me gusta que la gente que me conoció por el hip hop, se dé cuenta que es posible lograr nuevos sonidos.
Tu música es un collage de muchos ritmos y géneros. Tiene jazz, hip hop y ondas electrónicas. ¡¿De dónde viene todo eso?
Mis producciones son el resultado de varias etapas en mi vida. En mi niñez y adolescencia fue el hip hop de la westcoast, y el funk, comenzando mi adultez me clavé en el reggae, dance-hall y ritmos latinos. Algunos años después trabaje en Radio Universidad de Guadalajara, donde aprendí sobre música electrónica, blues y jazz, aunque ya tenía varios años escuchándolos. También escucho muchos vinilos de los 70’s y 80’s. Creo que mi sonido es el resultado de todas las etapas musicales que me ha acompañado en mi vida.
Vives en Guadalajara, una ciudad que no es muy conocida por su escena de hip hop o bass. Sin embargo en tu música usas muchos elementos de estos géneros. ¿Los chilangos nos equivocamos y sí hay una escena grande de hip hop? ¿O simplemente traes una onda diferente al ritmo de la ciudad?
Efectivamente, en Guadalajara el hip hop o el bass no son géneros predominantes. Sin embargo en el hip hop hay mucho talento y un público que crece cada día, pero no llega a ser un género fuerte en la ciudad. El panorama para el bass tampoco es muy alentador, a pesar de que empieza a entrar de a poco en la música comercial gringa, los proyectos que hay están en el underground.
Pero creo que mi onda sí es diferente a la que predomina en Guadalajara, creo que logré fusionar varios géneros en diferentes proyectos y eso me ayuda a no tener límites en mis ideas.
Tienes muchas colaboraciones con banda muy pesada en la escena nacional, como Pato Machete o Capricornio Man de El Gran Silencio. ¿Cómo los topaste?
Por azares del destino, Cano de El Gran Silencio y Pato Machete vinieron a diferentes festivales masivos el año pasado. Un amigo en común me los presentó. Los invité al estudio, les mostré mi trabajo y les platiqué sobre el proyecto que estaba armando. Ambos aceptaron a jalar conmigo. A Pato le mostré un riddim de dance-hall que tenía inconcluso y poco a poco le sumamos elementos orgánicos como la lira que toco él y yo los teclados. Con Cano fue diferente, cuando vino a mi estudio le mostré una producción concluida orientada a la onda latino-electrónica. Le gustó la onda y decidió grabarle unos versos a la rola, que quedó influenciada por su proyecto de solista de raggamufin, llamado Capricornio Man.
Cuéntanos los detalles de “El Viaje”, ¿En qué te inspiraste para hacer la canción?
La idea del “El Viaje” empezó por uno de mis cantantes favoritos, Barry White. Me encantan sus canciones soul y disco orquestales. En esta producción trate de hacerle un homenaje. Seleccioné una parte de una de sus canciones, le aumente el pitch para hacerlos más bailable, luego le agregué teclados y bajo. Tiempo después se me ocurrió grabarle unos metales así que invite al estudio a Artur de la Torre, le mostré el track y le agradó la idea. Después quise darle un toque funky con el riff de la lira y de hip hop con la voz de un MC. Al final la rola fue una especie de remix o remake de un beat funky.
Para “El viaje” colaboraste con Artur de la Torre, un maestro trompetista de jazz. ¿Cómo fue integrar una mente académica en tu música?
Estuvo muy chido, porque la idea que le platiqué la convirtió en un arreglo y un solo de trompeta muy padre casi al final de la canción. Además aportó ideas y consejos durante la grabación. Artur es un excelente trompetista en vivo y fue una grata experiencia mezclar mis métodos de sampleos y beats hiphoperos con el conocimiento académico de Artur y su influencia jazz.
“El Viaje” se basa en un juego de Atari, donde los participantes del videojuego son las personas que colaboran en la canción, todo el arte está hecho en 8 bits (las animaciones rudimentarias de los primeros videojuegos).
En tu Soundcloud tienes unos mixtapes muy pesados. ¿En qué te inspiras para hacerlos?
Además de producir, toco como DJ, así que constantemente escucho varios géneros como bass, cumbia, funk, jazz, hip hop y soul, con eso hago mis DJ sets. Tengo un gusto ecléctico y eso me permite ser muy versátil a la hora de mezclar, busco armar DJ sets variados y coloridos.
¿Tienes un live act? ¿Cómo es? ¿Qué podemos esperar de él?
Sí, mi live es una especie de remix sesion de mis rolas instrumentales, donde mezclo secuencias, agrego efectos en vivo y canto melodías en vivo. El acto es una mezcla entre todos los géneros que manejo, agrego un par de remixes que he hecho y en ocasiones invito a algún MC. Pueden esperar una mezcla de beats densos, otros bailables y remixes homenajeando artistas que han influenciado mi carrera. No es el clásico live de un DJ y un MC, trato de manejar otras técnicas en vivo.