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Comida

Esto es lo que le pasa a tu cuerpo cuando dejas de comer carne

Los efectos más sutiles de volverse vegetariano.
plato con una coliflor
bhofack2 / Getty

Varios antropólogos evolucionistas de prestigio apuntan que cada vez hay más pruebas que demuestran que nuestros antepasados más primitivos no eran los habilidosos y astutos cazadores que tenemos en el imaginario popular. Lo que postulan cada vez más es que empezamos a consumir carne de otros animales al aprovechar la comida que dejaban los depredadores naturales. Un estudio de 2015 midió cuánta carne dejaban los leones y los leopardos en una caza y concluyó que era suficiente como para cubrir el aporte calórico diario de, por lo menos, un Homo erectus macho, incluso puede que más.

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Hay consenso entre los científicos sobre que el consumo frecuente de carne fue lo que permitió a nuestro cerebro aumentar el volumen y la capacidad mental más que cualquier otro homínido (la familia taxonómica incluye todas la especies que existen de gorilas, orangutanes, chimpancés y bonobos). Aunque a muchos de nosotros nos turbe la idea, comer carne es lo que nos ha hecho ser lo que somos como especie. (He de aclarar que ahora estamos en la antesala del consumo de carne que no conlleva toda esa muerte que, hasta ahora, formaba parte de cada delicioso y nutritivo bocado).

Vista la importancia que ha tenido la carne en la historia de la humanidad y cómo el vegetarianismo y el veganismo ha invadido tu feed de Instagram, puede que te estés preguntando cómo reacciona el cuerpo humano si dejas la carne por completo. Bueno, pues ya no tienes que preguntártelo más.

Se reduce la inflamación

Se denomina inflamación a la compleja respuesta biológica de los tejidos del cuerpo a estímulos perjudiciales, como patógenos, células dañadas o irritantes. Básicamente es una reacción defensiva; se considera un mecanismo de “inmunidad innata” y en muchas circunstancias, es tu aliado. Aun así, no quieres que la inflamación venga a “rescatarte” cuando has engullido un entrecot, pero puede pasar.

“Los productos de origen animal contienen componentes inflamatorios como grasas saturadas y endotoxinas”, explica Jim White, un dietista de Virginia Beach. Añade que, a diferencia de estos, las dietas basadas en vegetales son antiinflamatorias de forma natural gracias a su alto contenido en fibra y en antioxidantes. White nos remite a un estudio que demostró que las dietas basadas en vegetales reducen la proteína C reactiva, un indicador de la inflamación interna del cuerpo.

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Puedes sufrir carencia de vitaminas y minerales

La mayoría de nosotros somos conscientes de que la carne contiene mucha proteína y, dependiendo del animal, el corte y la forma de prepararlo, también un alto contenido graso. De lo que no se habla tanto es de las vitaminas y los minerales presentes en la comida que una vez mugió, cacareó, baló o gruñó. No ingerir cierta clase de vitaminas y minerales durante largos periodos de tiempo puede tener consecuencias en la salud. Por eso los veganos y los vegetarianos tienen que sacarlas de otros alimentos.

“Al no comer carne, hace falta prestar más atención a ciertos nutrientes”, explica Marisa Moore, una nutricionista de Atlanta. Moore aclara que la vitamina B12, los ácidos grasos omega-3 y el hierro son algunos de los principales nutrientes de los que tienes que estar pendiente. Están presentes en alimentos que no son carne: la B12 abunda en la levadura nutricional y en alimentos enriquecidos, por ejemplo. Además, “puedes obtener el hierro de fuentes vegetarianas como las alubias y las verduras de hoja”, que se ven potenciados al combinarlo con una fuente de vitamina C. Los ácidos omega-3, que están presentes en el pescado, se encuentran en los suplementos de algas o en alimentos como las semillas de chía o cáñamo.

Te cambia el microbioma

Microbioma es el término que se usa para describir los trillones de microorganismos que viven en tu cuerpo. Aunque a menudo no se les da importancia, los microorganismos se tienen cada vez más en cuenta como una parte crucial de la salud en general. Producen nutrientes importantes, entrenan nuestro sistema inmunitario, “encienden” y “apagan” los genes, ayudan a protegernos del cáncer y mantienen el tejido de nuestro estómago sano.

Hay estudios que han demostrado que desempeñan un papel en la obesidad, la enfermedad inflamatoria intestinal, la diabetes, la ateroesclerosis, las enfermedades autoinmunes y las afecciones hepáticas.

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Las malas noticias para los amantes de la carne es que esta y los productos de origen animal pueden crear óxido de trimetilamina (TMAO) en el estómago que, la verdad, no quieres que esté ahí. “Consumir carne provoca que las bacterias del estómago produzcan una sustancia que el hígado convierte en la toxina TMAO, la cual [en grandes cantidades] aumenta el colesterol, lo que podría acrecentar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular”, dice White, que explica que las dietas basadas en vegetales producen muy poco TMAO o directamente no lo producen, y que su alto contenido en fibra promueve el crecimiento de bacterias saludables en el estómago.

Y aún hay más. Hay estudios que sugieren que la gente que lleva un tiempo siguiendo una dieta vegetariana o vegana apenas produce TMAO después de comer carne, o directamente no lo produce, porque tienen un microbioma diferente en el estómago. Solo hacen falta unos días sin comer productos de origen animal para que cambien las bacterias de nuestro estómago.

¿Y qué hay de la esperanza de vida?

Los miembros estadounidenses de los adventistas del séptimo día, cristianos protestantes, viven unos siete años más que la media nacional. Es posible que en parte se deba al hecho de que su Iglesia no les permite fumar ni beber alcohol y a sus comunidades tan cerradas. Además, no comen carne. Teniendo en cuenta que el consumo regular de carne se asocia con bastantes enfermedades crónicas entre las que se incluye el cáncer, las enfermedades cardiacas, los infartos, la diabetes, las infecciones, las enfermedades del riñón, las afecciones hepáticas o las enfermedades pulmonares, no podemos ignorar la importancia de este estilo de vida en lo que respecta a la longevidad.

A nivel genético, hay pruebas que demuestran que las dietas basadas en vegetales frenan el envejecimiento. “Se ha demostrado que una dieta basada en vegetales alarga los telómeros, las capas de los extremos de los cromosomas que mantienen el ADN estable, lo que conlleva que las células y el tejido envejezcan más despacio”, dice White, y añade que los telómeros acortados se asocian con una muerte y un envejecimiento prematuros. “Además, los nutrientes de las dietas basadas en vegetales optimizan la forma en la que las células reparan el ADN dañado”.

Este artículo se publicó originalmente en Tonic.

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