Salud

Intenté disfrutar del sexo en la ducha de todas las formas posibles

Convertí el sitio en el que cago, me paso el hilo dental y me quito las espinillas en un lugar sexy.
ducha
Bonninstudio/ Stocksy

A mi novia le encanta el sexo en la ducha: empezó a dejar caer indirectas en nuestra segunda cita, y cuando llevábamos aproximadamente un mes de relación, después de haber practicado sexo en el tejado, en el campo, en un bar y en absolutamente todos lados menos el baño, por fin expresó lo que se había estado guardando.

“¿No te gusta el sexo en la ducha?”

“No es que no me guste”, dije en mí defensa, “Pero nunca ha sido como lo había imaginado”.

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Según mi idea de cómo “debería” ser el sexo en la ducha, cimentada en cómo se representa en el cine y en la televisión, debería ser algo erótico, satisfactorio y sin complicaciones. Sin embargo, según mi experiencia es molesto, incómodo y me corta el rollo, tanto en el en el sentido literal como en el figurado, provocando una ansiedad que dificulta la erección. Por suerte, mis anteriores parejas pensaban lo mismo del sexo en la ducha, en la playa o en el baño de un avión: es tan problemático que no merece la pena.


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Mi pareja parecía desanimada cuando dejé caer que el sexo en la ducha no iba conmigo, así que decidí indagar y averiguar cómo podía superar los distintos obstáculos y poder disfrutar de ello.

Gran parte de mi desconfianza estaba relacionada con el hecho de pensar en el diminuto baño de mi apartamento enano de Chinatown como un lugar sexy, porque no lo es. No hay nada sensual en la iluminación, las paredes con azulejos, las lociones y los medicamentos desparramados por todas las superficies, junto con una cortina de Ikea en la que ha ido creciendo vida propia.

Después de aceptar la realidad, empecé a pensar en el baño como un lugar sensual: tiré todas las cosas que no necesitaba, reorganicé los armarios, dejé espacio y ordené la zona de la encimera y del lavabo para crear un entorno despejado y estético, y también quité la pasta de dientes seca. Compré una nueva cortina de ducha y la acompañé con unas cuantas velas para que cuando mi novia me volviese a proponer sexo en la ducha no fuese en un espacio tan mal alumbrado como un sitio de porciones de pizza a un euro a las 3 de la madrugada.

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Normalmente practicamos sexo con música de fondo, así que me hice con un pequeño altavoz de ducha con Bluetooth que se puede pegar a la pared con una ventosa: de ese modo mi baño pasó a ser el lugar al que voy a cagar, me paso el hilo dental y me quito las espinillas a algo más favorable para practicar sexo. Me tomé la libertad de concentrarme en algunos de los retos más ergonómicos que podía llevar a cabo en la cabina de ducha, que había transformado en un lugar indómito para las erecciones.

En gran medida, el sexo había sido incómodo en el pasado tanto para mí como para mis parejas por lo seco que podía resultar. “El agua puede hacer que la lubricación natural se desvanezca, convirtiendo el sexo en la ducha en algo completamente incómodo”, según explica la sexóloga de Nueva York, Amy Levine.

Cualquier tipo de lubricante será de ayuda para que el sexo en la ducha sea menos impecable, y las compañías como Trojan se han tomado la molestia de diseñar lubricantes pensados para el agua y compatibles con los condones de látex y poliuretano (un material para las personas alérgicas al látex). Es posible que la viscosidad adicional que tiene el lubricante pensado para la ducha tenga inconvenientes, según explica un entusiasta usuario de Amazon en una reseña, “Asegúrate de que lo pones directamente en el área en concreto donde quieres usarlo, no dejes que caiga ni una gota al suelo si no quieres resbalarte y deslizarte como un niño de ocho años en una fiesta de cumpleaños”.

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Cuando me puse en contacto con la famosa sexóloga Kenneth Play para hablar sobre los retos que supone disfrutar del sexo en la ducha, me enseñó con entusiasmo una serie de trucos que había ideado centrándose en una mejor experiencia, y después me invitó a ir de visita con mi novia para contemplar su obra.

Entramos al ordenado baño de Play con emoción, y al momento me di cuenta de que había tenido los mismos impedimentos que no le dejaban disfrutar del sexo en la ducha que había tenido yo. Además del lubricante viscoso y de una iluminación atractiva, también había colocado un taburete metálico de bar en una esquina de la cabina de ducha. Según ella, permitía que la pareja del anfitrión se sentase en la ducha para que pudieran practicar sexo cara a cara con uno de los dos de pie.

“La mayoría de gente no es capaz de practicar sexo de pie durante mucho rato”, dijo, añadiendo que es complicado y agotador a nivel físico cuando hay demasiada diferencia de estatura entre los dos miembros de la pareja o, en algunos casos, cuando esta es demasiado similar.

Encima del taburete, añadió barras de apoyo sujetadas a la ducha con una ventosa, que a pesar de que se suelen vender a la gente mayor o débil, son prácticas para los entusiastas del sexo en la ducha que quieran mantener el control y reducir las probabilidades de ir a urgencias después del coito. A pesar de que no están pensadas para soportar el peso total de una persona, son muy útiles en un espacio poco estable.

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A diferencia del cabezal de ducha que tengo en casa, el de Play no es fijo y, según un artículo de VICE de 2015, el mismo aparato que usas para darte una ducha tiene la función de ser el mejor vibrador de todos. Sin embargo, hay gente que prefiere masturbarse con un utensilio diseñado específicamente para el placer sexual. “Si prefieres utilizar algún masajeador inalámbrico en la ducha, puedes cubrirlo con un condón en la parte superior y otro en la inferior para que sea resistente al agua”, según explica Play.

Mi novia insistía en apresurarse para ir a casa y poner en práctica todo lo que habíamos aprendido: íbamos a dar una oportunidad al sexo en la ducha sin el taburete ni las barras de apoyo.

Cuando comer un culo sale mal

Incluso con todos los consejos y el ambiente de las velas, el sexo fue complicado; el éxito se basó en nuestra habilidad para llevar a cabo una serie de posturas complicadas en un estrecho y escurridizo espacio. El único mecanismo que resultó ser de ayuda fue el reposapiés apoyado en la pared mediante una ventosa. Se supone que está pensado para facilitar la depilación pero, sin embargo, la marca de ropa sensual Sportsheets vende su versión, afirmando que proporciona “el ángulo s y las manos en la pared como si estuvieran colocfeliz asvende su versiagua"rse con algar todo el rato resballes con los condonóptimo para el coito". Al parecer, ya contaba con la herramienta perfecta para todo tipo de relaciones sexuales: se llama cama. Y sí, sé que quizá no esté viviendo a tope, pero la verdad es que estoy muy feliz así. A pesar de todo eso, continuamos.

Mi novia y yo intentamos practicar sexo por detrás, ella colocó los pies en el reposapiés y las manos en la pared como si se tratase de un cacheo, pero nuestros 20 centímetros de diferencia hacían que nuestras rodillas temblasen. Sus 45 kilos de peso permitían la posibilidad de ponernos cara a cara; yo me puse de pie y ella colocó las piernas alrededor de mi cintura. Todo parecía marchar bien hasta que un pequeño movimiento en nuestro centro de gravedad fue catastrófico.

Puesto que la relación coste/beneficio del sexo en la ducha fue pésima, rápidamente descubrimos que el baño estaba lleno de posibilidades. Hay una encimera en la que sentarse o inclinarse. En su casa tiene una bañera que permite sentarse y ponerse de rodillas; sin embargo, es muy recomendable colocar una alfombrilla de baño debajo si no quieres andar de forma graciosa durante unos días. Creedme: el sexo no tiene por qué practicarse en la ducha, sino cerca de ella, ya que es mucho más factible.