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acoso sexual

El acoso sexual de Harvey Weinstein no debería sorprendernos

Los últimos informes sobre la conducta del magnate del cine venido a menos revelan cosas horribles que desgraciadamente no son nuevas.

Para todos los que se han acercado a la órbita de Weinstein o aquellos que han pensado sobre su ahora desaparecida carrera, el dicho "secreto a voces" a duras penas se puede aplicar en su caso, pues el historial de imputaciones por abuso y acoso sexual, recientemente revelado por The New York Times y The New Yorker, era ya conocido por mucha gente. Aún así, numerosas celebridades se han pronunciado en contra del abatido magnate y en apoyo a las mujeres, sus presuntas víctimas. Una lista creciente que incluye a Ashley Judd, Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie, Asia Argento y Rose McGowan.

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La legendaria reputación de Weinstein de alcohólico sin remedio, irascible, fanfarrón, rodeado de casos como el de Diet Coke, ha estado muy bien documentada desde que fundó Miramax con su hermano Bob en 1979. Bastantes estrellas de Hollywood, desde pesos pesados como Spike Lee, hasta exempleadas suyas como las mencionadas por el The Times, le han acusado explícitamente por sus comportamientos.


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Algunas de las salvajadas de Weinstein incluyen amenazas físicas y rabietas públicas, así como dejar colillas en bandejas de salmón ahumado. Las más de dos décadas en que se produjeron los presuntos comportamientos indebidos por parte de Weinstein, además de las secuelas que este provocó, se exponen en el meticuloso y jugoso libro de Peter Biskind, Down and Dirty Pictures: Miramax, Sundance, and the Rise of Independent Film (libro que se cita en este artículo y del cual se extraen anécdotas presentadas también en este artículo). El libro se publicó en 2004, justo antes de que los hermanos abandonaran Disney para fundar The Weinstein Company, de la que Harvey fue despedido oficialmente por la mesa directiva, el pasado 8 de octubre.

Dos de las declaraciones que denuncian el temperamento violento de Weinstein, que salieron a la luz con el artículo de The Times, también se detallan en el libro de Biskind. Una de ellas es la declaración de Rebecca Traister a The Cut, en la que explica una fiesta en víspera de las elecciones, en el año 2000, cuando Weinstein supuestamente se enfadó con la reportera y cogió del cuello a su entonces compañero y colega Andrew Goldman, gritando, "voy a sacarlo fuera y lo voy a matar" (entonces Traister estaba ahí, intentando captar alguna frase que explicara el retraso en el lanzamiento de O, una adaptación moderna de Othello hecha por Miramax, tras la masacre de Columbine).

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Algunas de las salvajadas de Weinstein incluyen amenazas físicas y rabietas públicas, así como dejar colillas en bandejas de salmón ahumado

Después está la declaración de Nathan Lane, quien explica que Weinstein supuestamente lo tiró contra una pared. Además, según Lane, el magnate lo amenazó ese mismo año en una fiesta que el productor organizó para Hillary Clinton. Lane fue el animador del evento. Se dice que la gota que colmó el vaso, y que hizo que Weinstein explotara, fue un chiste que contó Lane sobre el intento de disimulo de la calva de Rudy Giuliani. En esa misma fiesta, el asistente encargado de reservar una mesa para Harvey, fue despedido delante de Jimmy Buffet, Harrison Ford, su esposa, y la guionista Melissa Mathiessen, cuando Harvey se enteró de que los tres estaban sentados donde se suponía que él iba a tener una conversación privada con Julia Roberts. Esta acabó dejándole plantado y yéndose con Matt Damon. Al parecer, volvieron a contratar al asistente a la mañana siguiente.

Algunos exempleados de Bob y Harvey han confesado que trabajar bajo las órdenes de los hermanos es como estar metido en la mafia, con jefes de Queens, que se gritaban unos a otros. Puede que algunas de estas cosas sean habituales en Hollywood (y en otras industrias), pero los exempleados pintan un cuadro particularmente sádico en Miramax. "Todo lo que la gente dice sobre que ellos son unos monstruos es verdad", dice Amy Hart, quien fue coordinadora de marketing en la compañía durante tres años. Todo lo que estuviera al alcance de Harvey podía convertirse en un arma voladora, afirmaba ella: teléfonos arrancados de la pared, ceniceros, libros, cintas de VHS, o marcos de fotos.

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"Todo lo que la gente dice sobre que ellos son unos monstruos es verdad" — Amy Hart, excoordinadora de marketing de Miramax

"El sistema de trabajo en Miramax era el miedo. Bob y Harvey intimidan, gritan muchísimo, siempre están cabreados", dice Stuart Burkin, quien se inició en posproducción en 1991. "No hay una sola mujer en esa oficina a quien no hayan hecho llorar", dice Mark Lipsky, exencargado de distribución. "Cuando se dirige a ti, lo hace con malicia, y te lo acabas tomando como algo personal".

Uno de los exempleados de Harvey recordaba lo que este le dijo, "eres un dildo. Eres un dildo. Dilo 'soy un dildo'". "Odio el sonido de tu respiración", recordó otro. "Cada año en Miramax era como un año de perros, por el estrés mental y la crueldad emocional", contó a Biskind Mark Gill, exdirector de la oficina en Los Ángeles. "Tienes que ser capaz de subordinar tu visión personal del bien y el mal para poder trabajar ahí" dice David Steinberg, un abogado que trabajó dos años en el departamento de compras.


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En 1997, el Departamento de Trabajo investigó las condiciones laborales en Miramax durante siete meses. En la primavera de 1998, la abogada Merri Lane, cuya hija Stacey había trabajado ahí, reunió alrededor de 35 firmas para solicitar una demanda de 1,4 millones de dólares por el impago de las horas extras. "Silencio sepulcral" recuerda el exasistente de márketing, Peter Kindlon, de la sala en la que Lane pidió apoyo y participación. "Todas las personas que había en la sala, todas excepto yo, temían una represalia, temían ser asociados contra lo que fuera que estuviera en contra de Miramax".

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"Los hermanos intimidaban a todo el mundo" dijo Lane a Biskind. "Ninguna de las personas que seguía trabajando ahí estaba dispuesta a firmar. Estaban convencidos de que les despedirían, de que les pasarían cosas horribles. El padre de una joven me llamaba constantemente para decirme que su hija quería trabajar en la empresa pero estaba aterrorizada. Yo le dije que no podía garantizarle que no le fuera a pasar nada malo". El caso se zanjó con una cantidad de dinero que no se reveló; no obstante, Kindlon dice que recibió el salario de al menos un año, 25.000 dólares, y Amy Hart afirma que dicha cantidad estaba entre los 7.000 y los 10.000 dólares.

"Jugaban contigo, eran tus dueños, te paralizaban y rompían. Harvey diría todos estos disparates solo para verte agonizar, pequeñas cosas que buscaban demostrar lo inepto e inofensivo que eras", dijo Jack Foley, exencargado de distribución. "Cuando mueran, la gente hablará de lo maravillosos que eran, pero no lo son. Son crueles y están muy enfermos. Desprecian a la humanidad" continuó Floey, quien se marchó de la compañía por toda una serie de discusiones durante unas pruebas de proyección para la película Scream, en 1996.

"Cuando mueran, la gente hablará de lo maravillosos que eran, pero no lo son. Son crueles y están muy enfermos" — Jack Foley, exencargado de distribución de Miramax

Hay por lo menos un testimonio de Weinstein persiguiendo a una empleada, una asistente contratada en 1986 de quien se dice quedó completamente enamorado. "No había pasado ni un día y él ya estaba encima de ella" dice Lipsky. Harvey llegó a enviar rosas a la mesa de su asistente. Era tan evidente su comportamiento en público, que sus compañeros de trabajo se le enfrentaron y le dijeron, "no puedes seguir con esto, es una oficina, no tu parque de juegos sexuales". La mujer se llamaba Eve Chilton. Weinstein la puso a cargo de la división infantil de Miramax y se casó con ella al año siguiente (la pareja se divorció en 2004).

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De los muchos testimonios de primera mano recolectados por Biskind, la imagen de Weinstein fuera de control por su autoproclamada "pasión por las películas", seguido de unas disculpas en forma de rosas, a veces acompañadas de un fax, se repite una y otra vez. "Esa siempre es su excusa" dice una fuente cercana a The Hairy Bird, una película de Sarah Kernochan que Miramax adquirió y que, después de una característica discusión creativa, relegó al olvido. "'Puede que haya mentido, puede que haya matado a uno de tus hijos, puede que haya secuestrado un avión, pero de lo que no hay duda es de que soy un apasionado de las películas'. La locura temporal es parte de su técnica manipuladora. Él intenta asustar a la gente, y luego al día siguiente les envía flores".

Se dice que ese tipo de comportamiento lo utilizaba con mayor frecuencia contra los directores, con quienes siempre solía discutir en los cortes post producción ("Harvey manos de tijera" fue su apodo durante mucho tiempo). Después de la proyección de Wide Awake, la primera película de M Night Shyamalan, "Harvey le hizo llorar. Le dejó hecho polvo delante de todo el mundo" según el exencargado de producción de Miramax, Paul Webster.

"La locura temporal es parte de su técnica manipuladora. Él intenta asustar a la gente, y luego al día siguiente les envía flores"

El director no fue el único en derramar lágrimas. Rosie O'Donnell, una de las protagonistas de la película, llamó a Weinstein en defensa de Shyamalan. "Hay momentos en los que puedes ver humo saliendo de las orejas de Harvey. Estaba loco, perdió la cabeza", recuerda Cathy Konrad, una de las productoras de la película. La gente en la sala decía que le gritó a O'Donnell, "eres una mierda de artista, una jodida presentadora de tertulias. ¡No tienes ni puta idea, perra!", Kornad continuaba, "Rossie rompió a llorar". Según una fuente de Bidkind, Weinstein llamó a O'Donnel "puta vaca gorda". En su defensa, Weinstein declaró que "no usé la palabra 'perra' ni le dije 'vaca'". Se dice que O'Donnell recibió sus respectivas flores mea culpa, pero el cabreo no se le pasó.

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Todd Haynes, quien había trabajado con Miramax en la distribución de Velvet Goldmine, prefirió llevar Far From Heaven a USA Films. Según el libro de Biskind, Weinstein perdió los papeles y le espetó, "tú, pequeño hijo de puta, eres un malcriado, te crees un puto genio, pero no eres más que un marica, un marica arrogante de mierda". Según Haynes, Weinstein amenazó con gastar 10 millones de dólares para evitar que Julianne Moore ganara una nominación al Óscar por la película. (Después, Haynes supuestamente recibió un regalo de disculpa y un fax).


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En Down and Dirty Pictures se cuenta una anécdota similar a propósito de una prueba de proyección de Frida. Al parecer, Weinstein anuló las puntuaciones de la audiencia y agredió a Julie Taymor cuando esta cuestionó sus propuestas de corte. Le dijo, "eres la persona más arrogante que he conocido. Patrocina la puta película tú sola, yo se la voy a vender a HBO". Después se ensañó con el asistente de Taymor, Bart Walker, diciéndole "lárgate de aquí". También se metió con Elliot Goldenthal, pareja de Taymor y compositor de la película ("no me gusta la expresión de tu cara. ¿Por qué no defiendes a tu esposa, para que pueda partirte la cara?"), y con los ejecutivos de Miramax y el editor de la película ("estáis despedidos, estáis despedidos, estáis despedidos, estáis despedidos").

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Tras el incidente de Frida y otros tantos disturbios, se informó de que Weinstein había recurrido a una vieja estrategia cuando manifestó, "la mañana después del asunto con Julie, hablé con Meryl Foster (copresidente de producción de Miramax) y dije, 'tenemos que tratar mis problemas de ira. Todas mis películas se acaban jodiendo por culpa de mi forma de ser. Tengo muy mal temperamento y tengo que dejar de ser así ya. Dios, ¡qué imbécil he sido!'".

Después de las peleas de Weinstein con sus rivales hubo menos disculpas. Cuando Scott Greenstein, entonces vicepresidente de Miramax, desertó hacia la competencia, October Films, se dice que Weinstein llamó a su fundador, John Schmidt y le dijo, "Harvey acaba de gritar estupideces y obscenidades durante 45 minutos, 'nuestros misiles te están apuntando. Lanzaremos los cohetes y no sabrás lo que te golpea. Si tú haces una película, nosotros haremos tres. Os echaremos del mercado'". El insulto que le soltó al cofundador de la compañía, Ray Bingham, fue seguramente el mejor de todos, "y Bingham, cacho mierda, inútil, ¿te crees bueno en algo? Pues jódete. Das asco, podría hacerte desaparecer con uno de mis pedos más flojos".

Por supuesto, Weinstein contó con quienes le apoyaron con ganas, como Ben Affleck (quien, después de las acusaciones del martes, también cambió su tono). "Harvey se comporta como Queen cruzando el río", se cita a Affleck diciendo esto en Down and Dirty Pictures. "Yo opino que Harvey es encantador, tal vez no lo sea tanto si no le sigues el rollo. Es un personaje y su don de gentes no es bueno. Además, no tiene mucho autocontrol, pero tampoco es Suge Knight. La gente se comporta distinto según si están con una persona u otra, pero yo solo he visto su lado más humano".

El director de American Hustle, David O. Russell, declaró en el libro que nunca le acabó de convencer Weinstein, "su ansia de poder y fama le perjudicó. Si no puede masticarte en su boca y comerte al instante, si no eres un suflé de Matt Damon, te dejará a un lado. Enajena a todo el mundo". Spike Lee lo explica claramente, "hay un dicho 'A Dios no le gusta lo feo'. Toda la mierda que ha hecho durante su carrera, se le devolverá en algún punto y lo destruirá. Es un mentiroso de mierda. Un gordo falso, una rata gorda y falsa".

Finalmente, parece que la mesa ejecutiva de The Weinstein Company, ha seguido los pasos lógicos de un alto ejecutivo y han llegado a la conclusión de que Weinstein "ha hecho demasiadas cosas horribles. Cuando la mierda del gato se vuelve más grande que el gato, te deshaces del gato".

Nota del editor: este artículo ha sido actualizado para incluir la naturaleza de las historias contenidas en el libro de Biskind.

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