Tecnología

Qué pasaría si cayeran todas las redes sociales durante un mes

Las redes mueven el mundo y dominan nuestro día a día, pero ¿qué pasaría si no funcionase ninguna?
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Captura de pantalla vía Twitter. Montaje por VICE

"Ojalá y en el 2020 haya un problema técnico masivo y se caigan todas las redes por 1 mes", pidió Bad Bunny en uno de sus tuits hace unos días. Algunos de sus seguidores, angustiados, pensaron que dejaría las redes como han hecho otros cantantes y le decían que le echarían en falta. Irónicamente al poco tiempo el artista ya estaba tuiteando de nuevo.

Y es que las redes se han convertido en un medio más para expresarnos, en un ritual diario de pipeo ocioso que nos acaba atrapando y absorbiendo nuestro tiempo. Podríamos estar de acuerdo o no en el efecto de la hiperconectividad en nuestras vidas y en si las redes informan o son una máquina masiva de producir fake news, pero lo cierto es que se han implantado en nuestra sociedad como una herramienta fundamental de comunicación.

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Hemos querido imaginar cómo sería nuestro mundo si las redes sociales cayeran todas durante un mes, incluido Whatsapp, y le hemos preguntado a Javier de Rivera, sociólogo especialista en redes sociales y a Gina Tost, comunicadora experta en tecnología, cómo cambiaría nuestra forma de entender el mundo si esto ocurriera.

“Cada vez que una red social ha caído la gente ha recurrido a otra red para saber qué estaba pasando”, nos dice Gina Tost. “Pero si desaparecieran completamente las redes sociales pero no internet, seguramente buscaríamos otras maneras de conseguir todo aquello que nos están dando las redes sociales, por ejemplo conseguir información de forma más recurrente de la forma que la tecnología nos lo posibilite”.

Gina nos explica que antes de existir las redes sociales existían los llamados lectores de feed, que eran unas herramientas que permitían subscribirse a una serie de páginas web que cada vez que se actualizaban te enviaban una notificación para poderlas consultar, por lo que de esta manera lograbas estar al día, aunque no era tan rápido como las redes sociales.

“Se crearían esta especie de parches que nos permitirían estar comunicados. La gente en internet es bastante vaga, se queda con el titular o lee la noticia en diagonal, sin embargo tenemos esta necesidad de estar conectados, por eso creo que se inventarían nuevas formas para hacerlo”, nos asegura Gina.

Por otro lado cabría pensar que si esto ocurriera habría muchas personas que se quedarían sin trabajo. Los community managers los primeros de todo. Ellos serían los primeros interesados en generar estas plataformas de suscripción, ya sea mediante newsletters u otras herramientas que se crearían a propósito como sucedáneo.

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Pero si nuestra fantasía apocalíptica fuera más allá y también internet desapareciera, ¿qué sucedería entonces? “Quizás que esto pasara serviría para darnos cuenta de que deberíamos hablar más, que de que deberíamos haberle pedido el teléfono o la dirección a las personas que nos interesan”, nos dice Javier de Rivera.

“Lo que pasa es que nos comunicamos mucho con mucha más gente que está distante y que casi no conocemos en vez de centrarnos en los aspectos centrales de nuestra vida: las cosas más cercanas, nuestros proyectos de vida más significativos o nuestras relaciones más próximas”, nos dice el experto. “Esto puede suponer o no un problema desde una valoración moral, pero no sociológico”, explica.

Lo que sí representa un problema sociológico según Javier de Rivera es cuando estos nuevos canales de comunicación están gobernados e influidos por intereses comerciales y políticos, y cuando los algoritmos y otros mecanismos que regulan las redes sociales introducen elementos de manipulación cognitiva en las personas que los usan.

“El verdadero problema es cuando estos canales de comunicación dependen más de la estructura y funcionamiento tecnológico de esas redes (las posibilidades de conexión a internet, los programas que habilitan la comunicación, los algoritmos que distribuyen el contenidos, etc.), que de los valores sociales como podrían ser el interés comunicativo de los informantes, su capacidad personal para transmitir información o el valor de la comunicación per sé”, nos explica.

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“Si cayeran todas las redes sociales sería maravilloso porque podríamos experimentar durante un tiempo, otra vez, unas condiciones de comunicación en las que lo único que importaría sería la calidad de la comunicación y los comunicadores y no el diseño de las herramientas que transmiten esa información”, asegura Javier de Rivera.

También nos dice que podríamos crear nuevos hábitos en poco tiempo: “Igual que en seguida nos enganchamos a las series cuando las podemos ver en streaming online o a los juegos de móvil, si la herramienta desaparece desaparece el hábito”. Según explica el uso de la tecnología puede crear comportamientos compulsivos pero no crea el mismo tipo de adicciones que pueden crear las sustancias y son hábitos que nos afectan con menos profundidad.

De momento solo nos queda imaginar qué pasaría, porque está claro que las redes mueven el mundo y dominan nuestro día a día y, a no ser que algo muy gordo ocurra, como mucho nos tendremos que conformar con que algún día de vez en cuando se caiga Instagram y todo el mundo peregrine a Twitter o, la rara vez que caiga Whatsapp, volver a tener en cuenta de que más allá del uso que algunas madres o abuelos le dan, el teléfono también existe y la gente se puede llamar. Eso sí: de vez en cuando. No vaya a ser que nos perdamos los últimos Stories.

Sigue a Alba en @AlbaCarreres.

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