El Hotel del Migrante es un edificio que de manera gratuita aloja y alimenta a mexicanos que fueron deportados de Estados Unidos. Sus puertas también las abre a migrantes nacionales y extranjeros que hacen una pausa en su camino al "sueño americano" para contratar los servicios de un pollero (traficante de indocumentados que los cruza ilegalmente desde suelo mexicano), un raitero (choferes que recogen en carretera del sur de California a los migrantes que cruzaron a pie el desierto para llevarlos a Los Ángeles, California), o simplemente para descansar y hacer una valoración de los peligros del cruce que están a punto de realizar.
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Este particular albergue está ubicado en el callejón Reforma, del Centro Histórico de Mexicali, a 300 metros del puerto fronterizo de entrada y salida entre México y Estados Unidos, por el que diariamente son expulsados decenas de mexicanos desde las distintas entidades de EU. El Hotel del Migrante fue edificado sobre el lúgubre Bar 13 Negro, en una zona de tolerancia abarrotada de bares y cantinas en donde la prostitución femenil y homosexual son la constante, de la misma manera que los es el narcomenudeo y el consumo de heroína y metanfetamina. Frente a este refugio se encuentra el estacionamiento de varios pisos, "El Tecolote", que décadas atrás funcionó como casino de apuestas en el que se divertía el gánster neoyorquino Al Capone durante el periodo de la Ley Seca (1920-1933).Este espacio de ayuda humanitaria es auspiciado por Ángeles Sin Fronteras, una asociación civil fundada por el activista social Sergio Tamai Quintero, nieto de un migrante japonés que en 1900 llegó a la capital bajacaliforniana a iniciar una nueva vida. En este hotel trabajan en conjunto migrantes repatriados y ciudadanos mexicalenses desde el año 2009, cuando se recrudecieron las deportaciones de connacionales, que llegaron a 215,000 deportados, según cifras del Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos.
El Hotel del Migrante mantiene una población flotante de entre 200 y 250 personas —hombres en su mayoría—, aunque en el verano de 2016 llegaron a tener 800 migrantes, de los cuales 700 eran haitianos. De esos 700 ya solamente quedan 120, que esperarán cuatro años hasta que cambie el gobierno del actual presidente, Donald Trump. Por lo pronto, la mayoría está regularizando su estancia en México para poder trabajar legalmente y reponer los 5,000 o 6,000 dólares que les costó realizar este viaje hasta EU.
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Los siguientes son los testimonios de quienes habitan temporalmente este hotel. Cada uno debe pagar una cuota de 30 pesos diarios para lograr juntar entre todos la renta de 30 mil pesos mensuales del edificio. Datos de la Secretaría de Gobernación exponen que de enero a mayo del 2017 fueron repatriados 63,352 mexicanos. El estado de Baja California ocupó el segundo lugar como punto de recepción con 17,245, solo debajo de Tamaulipas, con 18,764 repatriados. En cambio, los tres principales estados de origen de los migrantes repatriados a México en el 2017 corresponden a Michoacán (6,081), Guerrero (5,652) y Oaxaca (5,082).
Pedro pide que su rostro no sea fotografiado. En cambio me da la espalda con el pretexto de cepillarse los dientes, aunque en el fondo quiere que lo que perdure sea la imagen de un dragón impreso en la espalda de su camisa. Sinaloense, oriundo del puerto de Mazatlán, llegó a Mexicali en 1987 a los veinte de edad.Una vez que pisó la frontera mexicana y después de un intenso y breve amorío, cruzó sin papeles migratorios la frontera para trabajar en Phoenix, Arizona. Una vida cómoda rodeó a Pedro, lo suficiente para tener auto, casa y ahorros en el banco, hasta que fue detenido por exceso de velocidad en una zona escolar: "Me detuvieron y el policía ya me iba a dejar ir con una infracción, pero me pidió que abriera la cajuela del auto, y pues, traía 30 kilos de mariguana que estaba transportando a una casa. Mi trabajo era en una fábrica de muebles, pero uno comete errores".
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Pedro fue encarcelado. Por el delito que cometió pudo permanecer varios años en prisión, pero debido a una política migratoria implementada en esos días y a que contaba con una residencia de trabajo que le otorgaba mínimos derechos en Estados Unidos, lo deportaron aunque con la posibilidad de volver dentro de diez años; siempre y cuando lleve a cabo un costoso y lento proceso legal.Once meses después de mi detención me liberaron, pero la cárcel perdió toda mi ropa y mi cartera con mis documentos. Los oficiales me dieron tres opciones: esperarme unas semanas más en prisión hasta que localizaran mi cartera y mi ropa, deportarme en ese momento con la ropa de la prisión, o deportarme con ropa de algún ex prisionero que la hubiera olvidado. Agarré la última opción. Me regresé con un pantalón y una sudadera tres tallas más grandes de los que yo uso, sin identificaciones y con cinco dólares en la bolsa. Treinta años después volví a México como vagabundo por una ciudad que no conocía: Nogales, Sonora.Nogales es la frontera más culera. En cuanto pisas suelo mexicano te roban todito. Y son mujeres las que te chingan; como hienas, todas se te van encima. Lo bueno fue que a mí ya me estaban esperando. Desde el centro de detención hablé por teléfono para que me recogieran unos conocidos. Ellos me pagaron el autobús para venirme a Mexicali. Por acá es más fácil brincarse el cerco.Desde que iba en el autobús de migración que me llevaba a la frontera para deportarme, unos tipos nos aconsejaron a los primerizos: "En cuanto nos bajemos del autobús córranle y no se detengan hasta llegar al sitio de taxis, porque si no, te robarán hasta la pasta de dientes". Y era cierto. En cuanto pisas suelo mexicano un grupo de mujeres te asalta: tenis, reloj, chamarra, pantalón; ¡son como pirañas! Y sí hay policía, pero ellos no hacen nada, es una mafia. Es la forma de recibir a los paisanos.
Pedro
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En el hotel ya tengo dos años viviendo. Pronto rentaré una casa. Trabajo como cocinero en un puesto de mariscos. Soy de Sinaloa y soy bueno para preparar cocteles y ceviches. Me he estado viendo con una novia que tuve cuando viví unos meses aquí en Mexicali en los años 80; queremos rentar una casa juntos. Sí me gustaría regresar a Phoenix. Posiblemente en ocho años lo intente de nuevo. Tendré sesenta y dos años para ese entonces.
Óscar
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Antonio
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Aquí en Mexicali me dedico a preparar tacos y tortas en un local adentro del túnel del cruce peatonal fronterizo entre Mexicali y Caléxico. Esa comida que preparo la compran los fileros (trabajadores agrícolas mexicanos) que van para el fill.
Jesús
Armando
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Rodrigo
Salvador
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En unos días lo volveré a intentar. Nomás que se me desinflamen las piernas; las traigo muy hinchadas, no sé por qué. Allá de dónde vengo hace un chingo de calor, Tierra Caliente. Vivo aquí en la azotea en una casa de campaña. El calor no me hace y eso que hemos estado como a 52 grados centígrados. Tengo que tomar suero todo el día y ponerme frente a un abanico que está en uno de los pasillos del hotel. Como sea la he librado y no me he muerto, porque ya van como seis muertos de golpe de calor. Antier se murió un adicto a la heroína en la banqueta del hotel.
Sabino es trabajador del hotel del migrante. Fue deportado hace tres meses de Houston, Texas. Una noche después de su jornada laboral visitó un bar en donde conoció a una mujer atractiva. Platicaron y decidieron pasar un rato más íntimo en el hotel donde Sabino vivía. Ya en la recámara Sabino bajó a la recepción a comprar una Coca Cola. Manipulaba la máquina de dulces y refrescos cuando una mano se posó en su hombro al tiempo que en inglés una voz transportaba un mensaje que no entendió muy bien. Pero no hizo falta. Inmediatamente supo que eran agentes del ICE; el fin a cinco años de residencia y trabajo como indocumentado en un país del que no quería salir.Ni siquiera me alcancé a despedir de mi amiga. Los agentes del ICE (Immigration and Customs Enforcement) me llevaron detenido y ni siquiera llevaba puestos los zapatos ni la camiseta.Me dedicaba a reparar techos de casas; "ruferos" le llaman a los que hacen ese trabajo (degradación de roof). Soy de Chilapa, Guerrero. Entré a Texas por Reynosa, Tamaulipas. Tengo tres meses en Mexicali. Trabajo en el hotel como guardia y boteando en las calles para distintas causas sociales. Aquí vivo en el hotel. En dos meses más me regreso a Tamaulipas, a volverlo a intentar.
Sabino
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