Lo que los platos típicos de Navidad nos dicen de cada comunidad autónoma
Imagen de portada por Pol Rodellar

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Navidad

Lo que los platos típicos de Navidad nos dicen de cada comunidad autónoma

Fíjate bien estos días de festejos a ver si tu familia cocina uno de estos manjares.

Durante momentos especiales la gente se reúne y come cosas especiales, y no manjares infrabaratos como estos que nos toca comer diariamente.

Por ejemplo, en los cumpleaños se prepara algo que le pueda gustar al homenajeado, acompañado de una bonita tarta final. Es el hecho de invertir tiempo y —supuestamente— amor preparando algo para alguien lo que hace que estos platos cobren un sentido casi espiritual. Es por esto que es muy comprensible que en momentos tan singulares como la Navidad —el cumpleaños de nuestro amigo Jesús— las familias se reúnan y ciertos miembros de esta comunidad dediquen tantas horas a elaborar sublimes y barrocos ágapes digeribles.

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La cena de navidad es el punto álgido de estos festines estomacales, el evento en el que las familias demuestran su pericia culinaria ante los críticos más duros del mundo, ellos mismos. Siendo así, lo que se pose encima de la mesa será definitorio, de una familia y, claro está, de unas costumbres concretas arraigadas en la cultura del propio territorio.

Hemos cogido de una página de internet los platos típicos que se cocinan en cada comunidad autónoma durante estas fechas para poder comprenderlas mejor. Vale, todas tienen puntos en común —mariscos, jamón, pavo…— por lo que hemos elegido esos elementos que solo se citan en los menús de una comunidad autónoma en concreto.

En fin, lo que sigue es un listado de manjares acompañado de una interpretación absolutamente objetiva sobre lo que este dice de la comunidad. Lavaros las manos, sentaos en la mesa y desplegad la servilleta sobre vuestro regazo, el viaje empieza AHORA.

ANDALUCÍA

Los andaluces se decantan por el pastel de cabracho, ese pescado rojo que se oculta entre las rocas y que solo Dios sabe por qué —¿Tienen vergüenza?; ¿Esconden tesoros en el interior de esas composiciones rocosas?; ¿Frotan sus genitales de pez contra su superficie dura?—. Es un ser de aspecto tan grotesco que se convierte, a ojos de ciertos críticos de arte, en algo sublime.

Triturar un animal que reposa tranquilamente su panza en el fondo rocoso del mar y convertirlo en un pastel esponjoso solo puede conducir hacia una mentalidad destructora sin parangón. Coger todo lo bello y todo lo sublime de la naturaleza, y convertirlo en una pesadilla, en un pastel poroso parecido al porexpan que, en el fondo, nadie quiere, pues siempre queda la mitad en el plato y luego —tras varios intentos de consumirlo en las comidas que preceden a la cena de Navidad— siempre termina en la basura.

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ARAGÓN

Los aragoneses cocinan el llamado “ternasco de Aragón”, un cordero de 90 días alimentado con leche materna y cereales naturales. Luego, pasados los 90 días, se mete en un horno y se come.

Podríamos intentar encontrar una relación entre esto y esa costumbre tan española de hacer pagos a los proveedores a los 90 días. Claro, tener que pagar por el trabajo que ha hecho una o un grupo de personas puede llegar a ser algo tan desagradable como tener que arrebatarle la vida a un cordero. Debe ser una especie de ritual, cuantos más bichos maten de tres meses menos tendrán que afrontar el pago de los proveedores.

ASTURIAS

En Asturias lo más típico para degustar en Nochebuena es sopa de pescado o de marisco, nada espectacular, la verdad, algo que puedes encontrar en el súper, ya sabéis, todas esas sopas de sobre de marca blanca.

Lo bueno es que esto facilita la tarea de cocinar y la gente no tiene que empezar a preparar cosas el día antes ni se pone nerviosa ni la familia se pone a discutir porque Elisa no ha colaborado en absolutamente NADA. Coges una sopa de sobre y venga, que ha nacido el niño Jesusito. Gente práctica, los asturianos.

CANTABRIA

Aquí se lleva fuerte lo de comer caracoles en salsa o a la montañesa (con jamón, chorizo y nueces, que es lo que uno se encuentra en la montaña por ahí tirado cuando va paseando).

Celebrar el nacimiento del ser que empezó toda una religión a base de desahuciar y engullir varios moluscos gasterópodos dice mucho de las gentes de Cantabria, ya sabéis, Partido Popular, banco Santander y todo esto.

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CASTILLA-LA MANCHA

Por lo que parece aquí no hay nada claro, el plato principal varía en función de la zona y podemos encontrarnos con cochinillo, cordero o pavo asado, perdiz escabechada o cochifrito. Supongo que es lo que tienen las comunidades tan masivas, que cada uno hace lo que le sale del coño.

CASTILLA Y LEÓN

Aquí se come lechazo por lo que, de nuevo, nos encontramos con una gente que, por tradición navideña, se decantan por atiborrarse de corderitos esperpénticamente jóvenes. A diferencia de Aragón —que mataban las criaturillas a los 90 días—, aquí los sacrifican cuando aún maman de los pechos de su madre (por eso lo de “lechazo”). Estos seres viven unos 35 días y “a lo largo de su vida” solamente se alimentan de leche materna; es por eso que resultan un manjar tremendamente blandito.

Podríamos pensar que comerse un lechazo el día en el que Jesús nació —el día en el que, por lo tanto, apareció el mesías en forma de bebé— es un tanto inoportuno, pero las buenas gentes de Castilla y León lo entienden como un homenaje, como una forma de introducir al redentor y la gloria de Dios en el seno de su alma, ya sabéis, todo eso del cuerpo y la sangre de Cristo. Sí, este es el momento exacto en el que uno se da cuenta de lo extraño y demencial de todo esto del cristianismo.

CATALUÑA

Los catalanes comen “escudella” (sopa de galets) y “carn d'olla” (verduras, garbanzos, pelota, butifarras). Si no se come este plato por Navidad, Catalunya estalla. Es así. Y el día 26, todos a comer canelones con lo que sobra del 24.

CEUTA

Se ve que —cito textualmente— “el 24 por la tarde se suele ir de tapas para celebrar la tardebuena”. Estos tipos se han inventado un concepto bastante impresionante. Supongo que ahí el tema del nacimiento de Jesús tampoco les vuelve locos así que a nosotros tampoco nos importa que se hayan inventado esto de la “tardebuena”.

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COMUNIDAD DE MADRID

Madrid es la cuna de España, un pliegue en el espacio y el tiempo que hace propicio que las costumbres de los varios pueblos de España se derramen hacia sus extensos kilómetros cuadrados de superficie.

Pese a que se come de todo, es típico algo llamado “cardo con almendras”, que parece el apodo de una persona muy impertinente o el de esa nueva droga tan peligrosa que acaba de aterrizar en la ciudad y que todos, a pesar del miedo que genera, quieren probar.

COMUNIDAD VALENCIANA

Un colega de Alicante me ha dicho que se estila fuertemente el cocido con pelotas. Pero no unas pelotillas pequeñas, esta peña hace unas pelotas enormes y su tamaño no les impide poner grandes cantidades de ellas en el cocido. Es, en definitiva, una hipérbole de la “escudella” catalana. Ya sabéis, esta gente siempre se excede en todo.

EXTREMADURA

Sin ser muy originales, estos tipos se decantan por el jamón Dehesa de Extremadura. No sé, si te pasas todo el año comiendo jamón, ¿por qué tendrías que cambiar la costumbre por un día? Si nada es especial, todo es especial.

GALICIA

En Galicia, como en todas partes, las fechas navideñas son sinónimo de “la fiesta del marisco”, cosa que en estos parajes cobra un sentido literal. Cientos de criaturas marinas salen a la superficie y bailan con las personas hasta altas horas de la madrugada. Benxamina acaba de enrollarse con ese centollo. Madre mía, luego salen cosas raras.

Cuando la fiesta termina, los gallegos se inventan una artimaña para que los bichos entren a unas “duchas” donde los matan y se los comen. Cada año pasa lo mismo y esos animales nunca descubren la verdad.

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ISLAS BALEARES

La llaman “la sopa de la reina” y es como la movida que hacen los valencianos y los catalanes pero, esta vez, con unas albóndigas realmente pequeñas, del tamaño de una avellana. Desconozco cuál es la relación entre el nombre de la sopa y lo de las pelotas pequeñas pero al cerebro no le cuesta nada empezar a divagar e imaginarse unas fiestas realmente extrañas en las que participa una reina y un largo séquito de bufones muy pequeños.

ISLAS CANARIAS

No es que hagan nada realmente especial pero sí que lo acompañan todo con, evidentemente, papas con mojo, cosa que no sorprende en absoluto. Nunca entenderé cómo pueden estar tan orgullosos de este plato tan sencillo. Es como intentar crear una cultura complejísima alrededor de unos simples Boca Bits.

LA RIOJA

En la Rioja prescinden de comer y se decantan por beber vinos de la tierra. Lo hacen desde las ocho de la mañana hasta las 12 del día siguiente. Los niños —vestidos con papel de plata— no beben nada pero son ellos los encargados de servir el vino, sin parar. Así se celebra en la Rioja el nacimiento del niño Jesús.

MELILLA

En Melilla comen algo llamado “briouats”, una especie de empanadillas hojaldradas de origen musulmán que rellenan con marisco o carne. Se supone que Jesús es un profeta importante para los islamistas pero si se limitan a comer samosas el día de su nacimiento tampoco debe ser alguien TAN importante.

MURCIA

Aquí el listado de dulces con nombres raros que comen los murcianos en Nochevieja: toñas, tortas de Pascua, suspiros, monas con huevo, mantecados, cordiales, tortas escaldás y mazapán de Moratalla entre otros. No sé, me parece que tienen una creatividad sin límite estos tipos. O todo lo contrario, cogen cualquier sustantivo (inventado o no) y ya les sirve: torroñas, canelines, limetas, pensamientos, teresitas, sábanas… Las sábanas de cabello de ángel son una maravilla.


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NAVARRA

Yo no sé qué comen por Nochebuena pero una vez unos pamplonicas me cocinaron un especie de jamón serrano (sin cortar demasiado) con salsa de tomate, todo mezclado y calentado. En ese momento pensé que, en contra de la creencia popular, igual a estos tipos no les gusta cocinar.

PAÍS VASCO

Aparte del marisco le dan bastante caña al besugo y al bacalao, claro está. Lo que no sabía es que los vascos celebraban la Nochebuena, pensaba que tenían otro tipo de religión predominante en esas tierras; algo de seres enormes y peludos que cada 413 días salen de su cueva y piden comerse los ojos de cien hombres vírgenes de 50 años a cambio de buenas cosechas y de traer seguridad y suerte a los marineros.