Las sobrias ilustraciones de la artista catalana Blanca Miró combinan la bidimensionalidad de un Matisse con las formas abstractas y fracturadas de un retrato de Picasso. La sencillez de sus trazos y el uso de símbolos abstrusos nos recuerdan a la obra jeroglífica de los egipcios. Sus figuras son firmes y rígidas y cada una de las líneas curvas que empieza acaban en un ángulo agudo. Parece como si la artista hubiera concebido cada una de las imágenes tras preguntarse: ‘¿Cómo puedo refeljar la figura femenina con el menor número de líneas posible?’. Algunos de sus retratos parecen estar hechos sin siquiera haber levantado el bolígrafo del papel. La mayoría de los sujetos de sus retratos minimalistas son mujeres, pero a juzgar por su Instagram, parece que Blanca está ahora explorando también el diseño de objetos.
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Traducción de Rosa Gregori.
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