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arte

Amanda Charchian retrata mujeres desnudas en lugares remotos

Hablamos con la artista sobre su nuevo libro 'Pheromone Hotbox'.
Todas las imágenes cortesía de la artista

Este artículo incluye contenido explícito

Amanda Charchian rinde homenaje a los desnudos femeninos en su nuevo libro, Pheromone Hotbox. Desde el 2012 hasta el 2015 la fotógrafa de Los Ángeles viajó por todo el mundo fotografiando a mujeres en Islandia, Cuba, Israel, Marruecos y otros lugares. Los retratos que ha ido haciendo son sin duda sensuales pero no transmiten ningún sentido de vulnerabilidad al estar fotografiados desde un punto de vista decididamente femenino, y más bien lo que se percibe es una sensación de libertad y empoderamiento. Nos pusimos en contacto con la artista para charlar sobre la mirada masculina, lo que pasa cuando una mujer se sitúa tras la lente y la experiencia de caminar desnuda por las cuevas de Nuevo México.

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The Creators Project: ¿Cómo surgió el proyecto y por qué decidiste hacer un libro?

Amanda Charchian: esta misma semana de marzo hace cuatro años hice un viaje a Costa Rica con dos amigas y empecé a fotografiarlas de forma un poco obsesiva como si tuviera un rompecabezas que resolver. Perdiéndome en esa tensión empecé a comprender que lo que estaba experimentando era algo exclusivo de una mujer que fotografía a otras de forma íntima, en un lugar que nos parecía salvaje tanto en nuestra mente como por las circunstancias. Para las mujeres, la energía de la producción artística y la sexualidad están íntimamente ligadas, a menudo a un nivel subconsciente, es lo que yo llamo "el invernadero de las feromonas" o Pheromone Hotbox, un espacio en el que ocurre un proceso similar al biológico cuando nuestras feromonas interactúan (de forma no sexual) para generar una creatividad a través de una confianza y picardía simultáneas. Descubrí que a través de la cámara podía disfrutar de un acceso único hacia las mujeres creativas de mi alrededor, y este nuevo modo de investigación de la fotografía íntima fue desarrollándose hasta convertirse en un proyecto en toda regla. Mientras viajaba por el mundo durante los cuatro años siguientes, fui esculpiendo las dimensiones de Pheromone Hotbox.

La portada me recuerda a una casa y jardín de los 80 que te encontrarías por ahí. ¿Fue eso una influencia para ti o estoy perdida?

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El diseñador del libro, Brian Roettinger es realmente increíble, tenía muchas otras versiones interesantes para la portada, pero al final yo quería tener la mayor imagen posible y pensé que esta parecía salida de la antigua revista Architectural Digest, ¡así que me quedé con ella!

¿Dirías que has buscado de forma activa subvertir la mirada masculina con tu trabajo en este libro?

Mi intención no fue nunca subvertir la mirada masculina, aunque creo que las imágenes pueden tener ese efecto como un subproducto que se centra en el empoderamiento femenino. Por lo general, no soy una persona reaccionaria, sino que prefiero centrarme en crear el mundo en el que me gustaría vivir.

¿Qué crees que una mujer puede lograr al fotografiar a otras mujeres que un hombre tras la lente no podría?

Creo que, sobre todo al trabajar en una industria dominada por los hombres como es la fotografía de moda y la fotografía de desnudos, las mujeres sienten confianza al trabajar con otras mujeres, sin estar sujetas al factor depredador. Según mi experiencia, cuando se fotografía a mujeres en estas aventuras aparece automáticamente un sentido de camaradería entre las chicas, la vulnerabilidad se convierte en un punto fuerte, y las imágenes del libro son un estudio de lo que sucede cuando una mujer crea a otra, de una forma desinhibida y libre de la mirada masculina.

¿Cómo encuentras a tus sujetos? ¿Son tus amigas, modelos u otras artistas?

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Todas las mujeres que fotografié para este libro son artistas: poetas, pintoras, diseñadoras de moda, cineastas, actrices, etc. Tengo la suerte de estar conectada a una red de mujeres increíbles, la mayoría de las cuales son amigas íntimas mías. Parte de la intención del libro es que la gente se fije también en sus trabajos.

Al hacer las fotografías, ¿hubo algún lugar que te sorprendiera por su visión de la desnudez o sexualidad?

La sensación de shock al ver a una persona desnuda en público es la misma en todos los lugares del mundo. Sin embargo, la mayor sorpresa nos llegó cuando tratamos de encontrar formas de salirnos con la nuestra. Para hacer las fotos en las cuevas de Carlsbad en Nuevo México, tuve que pedir un permiso para alquilar el espacio fuera de los horarios. Llegué desde Nueva York tras haber estado conduciendo durante ocho horas desde el aeropuerto con dos artistas que acababa de conocer y había estado pensando la forma de poder fotografiar allí a las chicas desnudas, sabiendo que iba en contra de las reglas del parque. Tuve la idea de pedir a una mujer guarda que nos llevara a dar una vuelta y compramos unas telas para que las modelos pudieran cubrirse y luego dejar caer sin querer. Observamos la luna llena sobre nosotros y recuerdo haber rezado para poder hacer nuestro trabajo sin problemas. Tras bajar los 50 pisos con el ascensor, la guarda se giró y me dijo: "He visto tu fotografía, me gusta mucho", eso me dio una gran confianza y empezamos a fotografiar sin los mantos que habíamos utilizado por precaución, caminando libremente desnudas por las pequeñas cuevas llenas de estalactitas, fue una experiencia alucinante.

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La edición de lujo del libro incluye una fragancia de edición limitada inspirada en la publicación, me parece una idea fantástica.

El perfume HOTBOX nace de una colaboración entre SANAE Intoxicants y yo. Ella recogió aceites naturales por todo el mundo, inspirándose en las localizaciones naturales del libro. Lo imagino como el olor que debería tener la caja caliente, como una miel del sudor femenino.

Puedes pedir tu copia de Pheromone Hotbox aquí.

Traducción de Rosa Gregori.

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