Fotos de las bailarinas los puticlubs de París de los 70

FYI.

This story is over 5 years old.

Sexo

Fotos de las bailarinas los puticlubs de París de los 70

"No me arrepiento de nada, porque arrepentirse es un sentimiento de lo más absurdo".

En 1979, pasé varias semanas fotografiando a Lolo Pigalle. Ya fallecida, era la bailarina de striptease de más edad del viejo barrio parisino de Pigalle. Redacté una pequeña introducción para mi libro en la que relato todos mis recuerdos sobre ella. Para resumir, conocí a Lolo a través del movimiento feminista. Era una mujer inteligente, astuta y refinada con aspiraciones culturales. Era una figura muy respetada en el barrio, y conocerla podía abrirte muchas puertas. Cuando iba a los clubs con Lolo, yo también era intocable. Tenía acceso a cualquier parte. No me preguntes por qué, porque no lo sé.

Publicidad

El barrio tenía el mismo ambiente triste y sombrío de los clubes, por lo que procuraba no ir nunca solo. Era fotógrafo, tenía que retratar a aquella persona. Anteriormente había estado en sex-shops, como cualquier persona, y probablemente en un par o tres de peep shows, por curiosidad. Y prostitutas… sí, de acuerdo, también he estado con alguna.

En lo que respecta a salir de marcha, no podía –y sigo sin poder- permitírmelo. El año que estuve con Lolo en Pigalle, descubrí que había muchos hombres dispuestos a que los desplumaran a media tarde por unas cuantas caricias y un striptease. Todavía me cuesta entender por qué lo hacían.

Durante ese año conocimos a turistas de juerga y maleantes que acababan de cometer un atraco. Así es como los capturaba la policía, porque tenían informantes en aquellos sitios. No era un ambiente elegante. La revolución sexual todavía no había llegado al barrio. Los bares más distinguidos de París estaban, por ejemplo, en los Campos Elíseos, y en ellos las estrellas de cine y los peces gordos se dejaban –y todavía se dejan- miles de francos cada noche.

Cuando mis padres llegaron de Túnez a principios de la década de 1970, vivían en Barbès-Rochechouart, cerca de Pigalle. No vivía con ellos pero iba a visitarlos a menudo y paseaba mucho por el barrio, sobre todo por la colina de Montmartre. En algunas zonas se apreciaba la huella de la especulación inmobiliaria. Hoy día ya no hay prostitutas buscando clientes frente a las puertas de los hoteles del distrito 18. Ese es el cambio más importante: han desaparecido las calles que recorrían aquellas mujeres, medio desnudas y con tacones de vértigo.

Publicidad

La oportunidad de retratar aquellos lugares supuso la revelación de un mundo siniestro, el mundo de la miseria sexual y la explotación de las mujeres. Quizá el barrio tenía una faceta glamurosa, pero yo no la llegué a conocer. Las chicas más populares siempre terminaban regentando algún club mientras que las guapas seducían a algún pez gordo y acababan manipulando y perpetuando este círculo vicioso. También había bares, más modernos, a los que ibas a tocar a alguna chica que acababas de conocer esa noche. El resto lo dejo a tu imaginación.

El barrio de Pigalle vivió su época dorada entre finales del siglo XIX y principios del XX, pero yo llegué después.

No me arrepiento de nada, porque arrepentirse es un sentimiento de lo más absurdo.

El libro Eros Pigalle, de Gilles Elie Cohen, está publicado por Serious Publishing.

Traducción por Mario Abad.