FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

Terrorismo islámico: ¿y ahora qué hacemos?

Con todo lo mal que ha ido hasta ahora la estrategia para combatir el terrorismo, ¿no creéis que merecería la pena probar algo completamente diferente?

Es domingo por la mañana cuando empiezo a escribir esto y acabo de leer que Boko Haram, la milicia que lucha por instaurar un régimen islámico en el noroeste de Nigeria, ha matado a unas 2000 personas en una semana. La magnitud de las tragedias de África no tiene comparación con las de Europa, y su repercusión todavía menos. Me pregunto de cuántas de estas masacres ni siquiera nos enteramos. Es inconcebible, pero es el mundo en el que vivimos.

Publicidad

De lo que seguro que nos hemos enterado todos es del tiroteo en el que fueron asesinados 12 personas en la redacción del semanario satírico francés Charlie Hebdo, llevado a cabo según todos los indicios por los hermanos Chérif y Said Kouachi. Las múltiples implicaciones que este atentado tiene sobre la libertad de expresión son quizá lo que más miedo da de este nuevo acto de violencia, pero de rebote el atentado puede acabar provocando un recorte importe (otro más) de nuestras libertades individuales.

"Las sociedades multiculturales han fracasado", aprovechanpara decir los partidos de extrema derecha incluso en nuestro país, donde por ahora tienen menos seguidores que el equipo de voleibol de mi barrio. No esperaba mucho más de ellos y entiendo que intentan rascar algún voto más en las próximas elecciones (y seguro que lo van a conseguir). Pero me sorprenden más algunas reacciones que se han empezado a escuchar a nivel europeo, como por ejemplo la intención de endurecer las medidas de control antes de tomar un avión. El tema de los líquidos que de tantos y tantos atentados nos ha librado (guiño, guiño) va a ser solo el principio. Se dice que se controlarán los dispositivos electrónicos en los aviones, que se creará un macrofichero que recogerá los datos de todos los viajeros en avión, que se reforzará el control de las comunicaciones a través de internet e incluso de que se modificará el Tratado de Schengen para que haya controles en las fronteras europeas.

Publicidad

En fin, que parece que la reacción ante este nuevo atentado va por el mismo camino que la que hubo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. ¿Tendremos pronto nuestra propia Patriot Act? Lo parece. Pero mientras eso llega, parémonos un momento a pensar cuáles fueron las medidas que se tomaron entonces y qué efectos han tenido en nuestro presente.

Tras el 11-S George Bush inició su Guerra contra el terrorismo. Se instauraron leyes antiterroristas que recortaron las libertades individuales en muchos países del mundo, se metió a un montón de gente en la Base de Guantánamo (creando un limbo legal sin precedentes que continúa en la actualidad a pesar de las promesas de Obama), se impusieron los controles de seguridad aérea de los que ahora todos disfrutamos, se invadió Afganistán sin realmente acabar nunca con los talibanes que se suponían el origen de todos los males y se invadió Irak en busca de unas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, eliminando a Saddam Hussein y creando de rebote un grupo de resistencia en el país que ha asesinado a miles de personas.

Visto en perspectiva, parece que todas las medidas que se tomaron contra el terrorismo islámico no solo no han acabo con él, sino que lo han fortalecido, metiéndonos en un círculo vicioso de consecuencias todavía impredecibles.

Pensar entonces que el endurecimiento de las medidas que se tomaron hace años contra este problema tenga alguna posibilidad de resultar efectivo para detenerlo ahora me parece absolutamente naif. Muy bien, pero ¿qué hacemos entonces?

Publicidad

Hay un capítulo de la serie Seinfeld, en el que George, uno de los amigos de Jerry, el protagonista, se da cuenta de que todas las decisiones que ha tomado en su vida han sido incorrectas, decide entonces hacer exactamente lo contrario de lo que su instinto le inspira hacer. Pide para comer algo que nunca jamás hubiera pedido, se presenta a una chica preciosa diciendo que está en el paro y que vive con sus padres y sorprendentemente ella acepta salir con él. Al día siguiente, en una entrevista de trabajo consigue el trabajo de sus sueños contestando exactamente lo contrario a lo que habría dicho en circunstancias normales.

Con todo lo mal que ha ido hasta ahora la estrategia para combatir el terrorismo, ¿no creéis que merecería la pena probar algo completamente diferente?

Se calcula que unas 3000 personas residentes en Europa, la mayoría hijos de inmigrantes, han viajado en los últimos tiempos a Siria e Irak, donde han recibido entrenamiento militar y combatido en las filas del Estado Islámico o de Al-Qaeda en los conflictos que se viven en esos países. Un 20% de estas personas ha vuelto después a Europa.

Sinceramente creo que no soy quien para proponer las medidas alternativas para resolver este enorme problema que afronta el mundo actual, pero ¿por qué no dejar de matar moscas a cañonazos, intentar pensar un poco en frío e ir a la auténtica raíz de los problemas? ¿Por qué se radicalizan los futuros soldados del Estado Islámico?¿Se sienten marginados de nuestras sociedades? ¿Sufren el racismo que todavía está instaurado en Europa? ¿Sienten que no tienen oportunidades y el yihadismo les ofrece un aliciente en su vida? ¿Quiénes son las personas en nuestras ciudades que están captando y radicalizando a estos chicos? ¿No habría manera de intentar solucionar estos problemas?

Tampoco estoy hablando de que juntemos todos las manos en un gran círculo y bailemos la danza de la paz, por supuesto que nos tenemos que proteger y para acabar con el Estado Islámico en este punto de su desarrollo seguramente no hay más opción que realizar una intervención militar, pero está claro que para controlar este dificilísimo reto que tenemos delante como sociedad las soluciones no pueden ser las que ya fallaron en el pasado.