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Cultură

Darío Adanti, hermano mongol

Interrogamos al cofundador de Mongolia, panfleto orgulloso de serlo.

Interrogamos al cofundador de MONGOLIA, panfleto orgulloso de serlo.

No está todo perdido. Estos tiempos de llanto y lamentaciones llevan cromo, se llama Mongolia y es una revista satírica –atención– en formato sábana, con lo cual se abriga uno el regazo y oculta el chorrillo que mana de su lectura. Columnismo, chanzas, fotomontajes irreverentes, opinión desbocada, información veraz, viñetas, descojono y las cosas por su nombre. Hoy sale a la calle el tercer número y su lectura nos certifica en que el humor tiene más poder que el poder mismo, si no a efectos prácticos, sí en cuestiones de higiene y de salud. Al habla Darío Adanti, dibujante a la derecha (¡en la imagen!) y uno de los responsables de la criatura junto a los otros tres.

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Vice: ¿Mongolos o mongoles?
Darío Adanti: Mongoles, está claro. Nos gusta la imagen de los mongoles nómadas, resistiendo el frío y las invasiones, tomando leche de yak y emitiendo cantos bitonales. Mongoles, como Gengis Kan, y con bigotes. ¿Tenéis portero en la finca?
No tenemos finca, ¡por el culo te la hinca! El inca Garcilaso. Bueno, calma, la aparición de Mongolia es una cosa muy seria.
A nosotros lo que nos parece muy serio es que te detecten un bulto en un huevo. Lo demás suele ser todo susceptible de bromas. Incluso nosotros mismos. Mongolia aparca el humor a mitad de sumario para tomar los modales del periodismo de denuncia. ¿Dónde termina la risa?
La risa termina en la página 30, de hecho lo indicamos con carteles luminosos, tipografía de molde en tamaño catástrofe y un olor muy, muy característico. Creíamos que faltaban noticias sobre toda aquella gente que tiene poder o contactos suficientes como para que esas noticias que les atañen no salgan por lo general en prensa. Si nos vamos a divertir, nos vamos a divertir a lo grande, y en este caso la diversión no necesitaba de la risa sino de todo lo contrario. Hay mucha gente cabreada dentro de los medios, muchas ERES, despidos, reducción de sueldos… Así que fue lanzar el anzuelo de que a nosotros podían darnos todas aquellas noticias que no publicarían en los otros medios y se nos llenó el cajón de artículos. Os miráis pues en el espejo francés, en la tradición de publicaciones como Le canard enchaîné, que hace coña pero también investiga. En España ha habido precedentes de periódicos satíricos pero el formato nunca cuajó del todo, ¿por qué va a hacerlo ahora Mongolia?
Somos fans de Le canard francés, y del Barcelona de Argentina y el The Clinic chileno. El formato de periódico satírico es algo que ya está en muchos países, faltaba aquí y aquí estábamos nosotros. Lo de que no cuajó es relativo: Hermano Lobo no vendía mucho, pero El Papus llegó a tirar miles de ejemplares semanales, igual que había hecho antes La Codorniz. Con Mongolia no hemos hecho más que aquello que nos gustaría comprar en el quiosco. Si va a cuajar o no, lo dirá el tiempo; por ahora, nos partimos el culo haciéndolo.

Considerando que diarios como Público o La razón no son más que panfletos, cada uno de su cuerda, y que también lo son El País, La Vanguardia, el ABC y… joder, es que todos… En fin, ¿cuánto tiene Mongolia de panfleto?
¿Cuánto? ¡Todo! ¡Mongolia es un panfleto! Somos un panfleto pero uno de verdad, no un falso panfleto que sirve de coartada para conseguir favores políticos o empresariales. En todo caso somos un panfleto de lo que nos hace risa a nosotros, de lo que nos toca los huevos a nosotros y de lo que nos gustaría leer a nosotros en prensa. Y si tenemos otros objetivos y Mongolia nos sirve de coartada, esa coartada nos servirá para cosas tan mundanas como que te inviten a copas en bares. Pero somos un panfleto, por supuesto. Nos encanta el género del panfleto. ¿Y qué se hace con la demagogia? ¿La contempláis? ¿Se la torea?
Esa palabra es como un comodín que suelen utilizar para desprestigiar el discurso del otro cuando ese discurso apunta a los intereses de una mayoría. Si alguien dice que un trabajador en España no llega a fin de mes, le llaman demagogo, pero si otro dice que los empresarios necesitan apoyo económico para que España no se hunda, le llaman racional. No nos importa si algo es demagógico o no. Mongolia es una revista satírica y de periodismo independiente y por eso es una revista política. No se puede hacer humor de la actualidad sin una visión política y esa visión política está muy clara: ¿EXISTE LA GUERRA DE CLASES? ¡POR SUPUESTO, Y LA GANARON ELLOS! ¿Y entonces? … Y ENTONCES VAMOS A REIRNOS, COÑO, SI, TOTAL, YA ESTAMOS PERDIDOS… ¿Eso es demagogia? Si la respuesta es no, pues vale, si la respuesta es sí, entonces ¡VIVA LA DEMAGOGIA! Estáis jugando, y muy bien, a las portadas tipográficas, al letrero. ¿Crees que el dibujo o lo gráfico puede haber perdido pegada?
No, pero nos gusta el impacto de la tipografía y del titular por sí solo, no descartamos otras cosas, no descartamos nada, tenemos una maqueta que es una antimaqueta, podemos hacer lo que queramos. La venta en quioscos, ¿bien? Se me ocurre algo más invasivo, como vestir de pillo a unas zagalas y que ofrezcan Mongolia a voces a los transeúntes.
Nos gusta el quiosco, nos parece que hay que recuperar esa ilusión de ir al quiosco a buscar cada mes aquella revista que estás esperando. Pero lo hemos pensado, si en algún momento no pudiéramos salir en quiosco, no sería descabellado buscar otro tipo de distribución callejera. Lo de las zagalas tiene su punto, pero nos gusta más la imagen de los chavales en bicicleta lanzando el periódico a los portales de las casas, aunque ahora sería considerado explotación infantil. No incluís publicidad de bancos pero tampoco de prostitución, cuando la segunda es profesión de respeto.
Hasta que la prostitución y las finanzas no sean empresas de libre afiliación, no aceptaremos publicidad de las mismas.

Escucha, sin ser yo de derechas, el juez Garzón me parece un megalomaníaco peligroso y lo del matrimonio gay una gilipollez, aunque entiendo que el derecho a ser gilipollas ha de ser el mismo para todos. ¿Ir de progre no empieza a ser un postureo un poco forzado?
El hecho de hacer un retrato de quienes juzgaron a Garzón no implica una alineación detrás de Garzón, significa mostrar en manos de quiénes está la justicia. Y con respecto a lo de ir de progre, depende; Bono, Blanco, Zapatero, Rubalcaba me encajan en tu definición, pero no creo que Emma Goldman fuera de una falsa progresía, ni Rosa Luxemburgo. Y por ir a ejemplos más cercanos y que tienen más que ver con el mundo actual, la visión de América de Norman Mailer o de Kurt Vonnegut es una visión progresista que nada tiene de postín. La postmodernidad está muy bien cuando todo el mundo llega a fin de mes, pero cuando se pierde la capacidad de supervivencia que da el trabajo y el sueldo, o cuando se pierden las libertades individuales en nombre de la seguridad, de la estabilidad, o de lo que fuera, entonces se convierte en una pose mucho más imbécil y autodestructiva que otras poses de las que tenemos guardadas en el armario de la cultura occidental. ¿Juras que sois y seréis independientes hasta el final, que nadie va a poder compraros nunca la ética ni minaros la moral?
No juramos, porque jurar se jura sólo ante Dios y Dios es un tipo que no nos produce ninguna confianza como para andar haciéndole juramentos. Lo podemos prometer, en todo caso. Para dejar de ser independientes y que nos minen la ética ya tenemos los demás medios de los que procedemos, con los que hemos colaborado, y de los que nos han echado. Pero para saber qué haremos el día de mañana lo mejor es entrevistar a Anne Germain. Mongolia aparece mensualmente en todos los quioscos del páramo ibérico y admite suscripciones de por vida AQUÍ.