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El número de la corona y el cetro

La isla gringa de Guam aprobó castración química para violadores

Los críticos ven la castración química para delincuentes sexuales como una reacción aparatosa ante las estadísticas de violación.

Esta historia hace parte de la edición de diciembre de VICE.

En septiembre pasado, Guam aprobó la Ley de Castración Química para Delincuentes Sexuales y puso en marcha un programa piloto que supedita la libertad condicional de los agresores a que se sometan a tratamientos regulares de antiandrógenos que matan sus impulsos sexuales. Los delincuentes, que deben pagar por estos medicamentos con fuertes efectos secundarios, tienen que elegir entre permanecer presos o dejar que el Estado les corte las bolas para quedar en libertad.

La idea de que un territorio de Estados Unidos castre químicamente a decenas de ciudadanos suena bárbara. Sin embargo, después de que California reviviera la práctica en 1996, ocho estados comenzaron a experimentar con ella. Los partidarios de la ley también ignoran las críticas del Senado, que señalan que los profesionales médicos promueven tratamientos antiandrógenos que funcionan sólo para delincuentes sexuales cuyos crímenes están vinculados al deseo sexual. En ciertas ocasiones el abuso sexual es motivado por comportamientos violentos o consumo de sustancias y en esos casos reducir la libido no evitaría el delito.

"Es como si los legisladores estuvieran practicando medicina sin licencia", dijo el doctor Frank Berlin, pionero de los tratamientos antiandrógenos modernos. Los críticos esperan que una demanda o un comentario negativo interno logre congelar el programa de la isla. Pero la retórica generalizada de "¡Que les corten las pelotas!" y los pocos activistas en contra pueden significar que se va a mantener intacto. Por ahora, los delincuentes sexuales deben resignarse a recibir castraciones probablemente innecesarias, ineficaces y rígidas. Seguramente eso los va a rehabilitar.