La terrible historia de las peleas entre hombres y osos

Este artículo se publicó originalmente en VICE Sports.

Por cada majestuoso animal salvaje que quiere vivir tranquilamente en su hábitat, al parecer hay un gilipollas que piensa que podría enfrentarse a él en combate y otros cuantos iluminados dispuestos a hacer corrillo y ver cómo el gilipollas se enfrenta a la pobre bestia.

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La lucha con cocodrilos es tan popular en algunas zonas de los EUA que hasta puedes recibir clases para prepararte. Por surrealista que parezca, también existen las peleas con pulpos.

Y, como hemos sabido recientemente, tampoco los canguros han escapado a esta crueldad y, durante siglos, se les ha obligado a luchar contra indeseables como Woody Allen y contra otros miembros de su propia especie.

Pero en lo que respecta a esta práctica absurda, los osos parecen ocupar un puesto de honor entre el resto de especies del reino animal, ya que a ellos se les obligaba a boxear y a luchar contra el ser humano, como si de estrellas involuntarias de las MMA se trataran.


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Si uno es capaz de pasar por alto la crueldad de esta práctica, casi se aprecia cierta lógica en el enfoque multidisciplinar del enfrentamiento entre hombre y oso. Cuando luchan entre ellos, los osos adoptan unas posturas y realizan ciertos gestos que se asemejan a los golpes y movimientos del boxeo o la lucha, por lo que a alguien que quiera subir al cuadrilátero y enfrentarse a un miembro de la familia de los úrsidos no le iría mal dominar una de estas técnicas, aunque sin mezclar ambas. Eso sería muy poco civilizado.

Según HistoryLink, la tradición de la lucha con osos ¾un deporte en el que “un humano se enfrenta a un úrsido semidomesticado al que le han arrancado los colmillos, las garras o ambas cosas, además de haberle cortado los tendones de los brazos o las piernas y de haberle puesto un bozal y enfundado un par de guantes de boxeo”¾ se popularizó en la Europa de mediados del siglo XIX y se vio por primera vez en EE. UU. en 1877. “En noviembre de ese año, el Daily Eagle hablaba de ‘un oso de los Pirineos que combate con quien se enfrente a él siguiendo unas normas’. Más tarde, ese mismo mes, Pete, el oso luchador, derrotó a su oponente y entrenador, Adrian, en los Gilmore’s Gardens de Nueva York.

Pronto, la lucha de osos adquirió gran popularidad en todo el país americano, En Nueva York, dos osos de circo llamados Lena y Martin participaban en peleas contra los organizadores del evento y el público asistente (un periodista del New York Times, a quien la actuación de Martin no impresionó lo más mínimo, posteriormente escribiría que “el oso no le veía la gracia al asunto”). Al año siguiente, un tipo llamado Lucien Marc venció a un úrsido en Cincinnati, victoria que le costó un pulgar. Otro hombre, llamado Billy Clark, también salió victorioso de otra pelea con un oso en Puebla, México, gracias a sus conocimientos de lucha profesional. El 14 de abril de 1878, la pobre Lena tuvo oportunidad de vengarse al matar a un tal Jean Francis Borne en un combate.

Aquel suceso no consiguió restar popularidad al fenómeno, que siguió extendiéndose por los circos de todo el país. Osos con nombres como Teddy, Buster Bruin, Big Boy, Jiggs, Gorgeous Gus y Terrible Ted ganarían notoriedad en este infame deporte durante los siguientes cien años. Battling Bruno fue nombrado caballero por la reina Victoria por su actuación en el cuadrilátero, e incluso fue disecado tras su muerte a petición de la monarca. Victor, posiblemente el oso luchador de más éxito de todos los tiempos, apareció en varios programas de televisión famosos, se enfrentó a y Roddy Piper, entre otros profesionales.

Mientras tanto, en Port Costa, California, un oso empezó a llamar la atención del público por su destreza con el boxeo. El 27 de junio de 1885, un medio local le dedicó una crónica:

“El martes se celebró un breve pero intenso encuentro en Port Costa entre Thomas Huckstep y el oso de Scammon, cuya reputación de rival duro le precede. […] Huckstep tomó la iniciativa con una finta dirigida al hocico del oso. Bruin […] le lanzó un derechazo que lo noqueó por completo. Bruin no dudó en proseguir su ataque con un golpe de izquierda que sacudió a Huckstep de un lado a otro. El púgil salió de inmediato del cuadrilátero y Bob Lee, que arbitraba el encuentro, lo dio por finalizado. Bruin había noqueado al hombre en un solo asalto”.

Durante las siguientes décadas, el boxeo con osos pareció quedar relegado a la sombra, aunque volvió a popularizarse en 1937 con la aparición de la filmación de un encuentro en Nueva York, y en 1949, cuando un boxeador llamado Gus Waldorf peleó con un oso en el interior de una jaula. Waldorf fue derrotado y aquel encuentro le persiguió para el resto de su vida, pues las cautivadoras fotos de la pelea pasaron a los anales de la historia del boxeo con osos.

Aunque el auge de la defensa de los derechos de los animales ha mermado el entusiasmo por las peleas con osos, tanto en la modalidad del boxeo como en la lucha, todavía se sigue practicando con más frecuencia de lo deseable.

En 1995, se descubrió que en un bar de la ciudad de Columbus, en Ohio, se organizaban peleas entre estudiantes universitarios borrachos y un oso llamado César. La noticia causó tal indignación que se terminaron prohibiendo las peleas con canguros y osos en la ciudad. De forma similar, en 2007 un zoológico de China fue duramente criticado por obligar a oseznos a pelear entre ellos ataviados como boxeadores, según informaba The Telegraph.

Afortunadamente, la comunidad internauta parece tener más predilección por ver a animales pelear con los de su propia especie en entornos naturales que contra el hombre en un cuadrilátero. Así, la red está plagada de vídeos de koalas haciendo lucha libre, osos polares haciendo alarde de su fuerza o cachorros de oso haciendo sus primeros pinitos en la lucha, contenido más entretenido y menos cruel. Y si te mueres de ganas de ver más imágenes de peleas entre hombres y osos, siempre puedes recurrir a los geniales fotomontajes del jugador de la NHL, Tanner Glass, enfrentándose a estas majestuosas bestias.

@fodderfigure

Traducción por Mario Abad.