Artículo publicado originalmente por VICE en inglés.
Britney Spears ha tenido suficiente.
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El ícono del pop se presentó de manera virtual ante una corte el miércoles, donde habló por primera vez en público sobre su tutela —administrada por su padre— que ha controlado casi todos los aspectos de su vida durante 13 años.
“Sueño y deseo que todo esto termine”, dijo Spears. “Quiero mi vida de vuelta”.
Su enojo por la situación fue palpable y su tono contrastó con la personalidad empalagosa que presenta en su Instagram, inundado de gatitos esponjosos, mariposas, rosas y rutinas de baile. Parecía estar muy consciente de esta discrepancia.
“Después de haberle dicho al mundo entero que estoy bien, es una mentira”, dijo. “No soy feliz, no puedo dormir, estoy deprimida, lloro todos los días”.
Dijo que le gustaría poder demandar a su familia por la posición en la que se encuentra y dijo que su abogado, a quien no eligió ella misma, nunca le dijo que podía solicitar la conclusión de la tutela.
“Realmente creo que esta tutela es abusiva”, dijo Spears. “Mi petición es terminar con la tutela sin que me evalúen como antes”.
También dijo que los tutores están interfiriendo con su libertad para decidir si tiene más hijos. “Tengo un DIU en mi cuerpo en este momento que me impide tener un bebé y mis tutores me prohíben ir al médico para retirármelo”, explicó.
Su padre, James Spears, solicitó a la corte una tutela temporal en 2008, ya que Britney estaba atravesando una severa crisis de salud mental como resultado de la abrumadora atención de los medios, los rumores de abuso de sustancias y una batalla por la custodia de sus dos hijos.
Las tutelas son un convenio ordenado por la corte que generalmente se reserva para los casos más extremos, en los que alguien no puede cuidar de sí mismo o de sus necesidades básicas, como las personas mayores con demencia.
Desde el principio, Spears se opuso a que su padre, con quien no llevaba una buena relación, tomara el control sobre su tutela, según el New York Times. A pesar de su posición, un juez concluyó que su padre era la persona más adecuada para tomar las riendas.
Un día antes de la audiencia, el New York Times —tras citar documentos judiciales confidenciales— reveló que Spears había tratado de rescindir el acuerdo restrictivo de tutela durante años. A pesar de ganar millones de dólares a través de sus álbumes y giras, tenía prohibido controlar sus propias tarjetas de crédito, tenía que buscar la aprobación de su padre para las decisiones más básicas, como volver a pintar los gabinetes de su cocina, y ni siquiera tenía permitido hacer nuevos amigos sin su aprobación.
“Le encantaba el control que tenía sobre mí, al cien mil por ciento”, reveló Spears en la audiencia, en referencia a su padre, quien al parecer no estaba en la llamada virtual.
También señaló que no entendía por qué estaba restringida por una tutela cuando ha demostrado su capacidad para trabajar. El New York Times también reveló que su padre gana 16.000 dólares al mes como un salario por ser su tutor, que es el doble de la asignación mensual que ella recibe. A su padre también le corresponde una parte de las ganancias de sus giras mundiales.
“No debería estar bajo una tutela si trabajo y puedo pagarles a otras personas”, dijo Britney Spears.
En muchos sentidos, su audiencia fue la largamente esperada reivindicación que su devota base de fans —actualmente conocida como el movimiento #FreeBritney— había demandado. Pero ha sido solo en años recientes que sus problemas han salido a la luz: el hecho de que estuviera viviendo una vida tan reprimida no fue realmente del conocimiento público hasta que una serie de publicaciones extrañas en Instagram en 2019 hizo sonar las alarmas entre sus fans, quienes se encargaron de investigar su situación. Luego, un documental del New York Times sobre su tutela llevó al movimiento #FreeBritney al mainstream.
El miércoles, el novio de Britney Spears desde hace cinco años, Sam Asghari, publicó una selfie en su Instagram story donde aparecía con una camiseta de #FreeBritney. Asghari dejó clara su posición sobre la situación de Britney en febrero cuando se refirió a su padre como un “completo idiota” en una publicación de Instagram.
Debido al interés generalizado sobre la difícil situación de Spears, el sitio web de la corte de Los Ángeles que iba a transmitir en vivo su audiencia se vio abrumado por el tráfico, volviéndolo completamente inaccesible.
Cuando Britney Spears apareció virtualmente en la corte, algunos de sus fans se reunieron afuera del juzgado.
“Estamos aquí para apoyarla, para que finalmente pueda usar su voz para poner fin a esta tutela y sea libre y feliz”, dijo Carlos Morales, quien llevaba puesta una camiseta estampada con el rostro de Britney, al reportero de The Guardian Sam Levin.