Cuando mi novio y yo hablamos sobre el día que dí a luz, recuerda entre risas cómo le dije a la enfermera, con la brusquedad de un personaje cómico de Modern Family, que era “momento de ir”. Sin embargo, una escena más memorable para mí, fue cuando le pedí que “no bajara allá abajo” después de que nuestro bebé nació. No quería que me viera mutilada por el trauma de dar a luz, preocupada por cómo este panorama podría afectar nuestra vida sexual.
La noción de que el parto natural afectará negativamente el sexo es muy común. Un par de investigadores de la Queen’s University en Ontario, Canadá intentaron descubrir qué tan generalizada es esta creencia y acaban de publicar los resultados del estudio en el diario Birth. Es el primer proyecto a gran escala que busca preguntar a las mujeres que nunca han dado a luz cómo piensan que el método de parto (vaginal o cesárea) afectará sus vidas sexuales futuras.
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Los autores del estudio encuestaron a 1,428 mujeres mayores de 18 años que expresaron interés en dar a luz en el futuro. Les pidieron que dijeran cómo preferían que sucediera el parto y qué tan de acuerdo estaban con afirmaciones como “a mi pareja no le gustará cómo se ve mi vulva después de dar a luz vía vaginal” y “mi vagina quedará ‘flácida’ después de un parto vaginal”.
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Mientras que la mayoría (el 85 por ciento) dijo que preferían tener un parto vaginal, alrededor de un cuarto de las participantes pensó que su vida sexual no sería igual si escogían ese método. Casi la mitad (48 por ciento) de las encuestadas creen que su vagina terminará “flácida” y el 21 por ciento dijo que someterse a una cesárea evitaría tener problemas sexuales a futuro.
Caroline Pukall es profesora de psicología en Queen’s University y una de las autoras del estudio. Ella le dijo a Broadly que debido a que la sexualidad es un aspecto tan importante en la vida de la gente, es un tema a considerar cuando planean el nacimiento de un bebé. “Quizá algunas personas están influenciadas por los medios cuando toman esta decisión, y los medios retratan la sexualidad después del parto sugiriendo que el parto vaginal tiene un efecto dañino para el sexo en pareja y que las cesáreas protegen la sexualidad postparto”.
Para ilustrar esto, Pukall y la autora principal, la estudiante graduada Jackie Cappell, recurren al programa Keeping Up with the Kardashians. En un episodio que citan, Kim genera la cuestión sobre si el sexo después del parto vaginal es como “tirar una salchicha en medio de un pasillo”. En otro ejemplo, Pukall y Capell señalan que un doctor de Life in Pieces “advierte a padres primerizos que no ‘miren allá abajo’ después de un parto vaginal y cuando la madre lo hace, dice que su vulva se parece al ‘depredador pero sin máscara’ y pregunta si su esposo y ella ‘podrán tener sexo de nuevo algún día’”.
Pero estas suposiciones no están basadas en investigaciones reales. De hecho, Cappell determinó que después de leer con atención la literatura especializada, no encontró “evidencias claras” de que las césareas ayudarían a prevenir los problemas sexuales de postparto.
Entonces, ¿cómo es la vida sexual para las mujeres después de tener un bebé? Depende de la persona, dice Pukall. “Para algunas, el sexo será igual que antes de tener hijos. Para otras, cambiará; a veces a mejor y a veces no. La sexulidad evoluciona con el tiempo (igual que nosotros en nuestros papeles en la relación, por ejemplo) y con grandes cambios vienen otros, a veces estos afectan la sexualidad”.
“Para el caso específico de aquellas que tienen partos vaginales con desgarros importantes o el uso de instrumentos que ayudan en el parto”, continúa, “los investigadores demuestran que estos factores pueden estar asociados con el dolor genital relacionado con actividades penetrativas, pero este dolor tiende a desaparecer a los seis meses del parto para la mayoría de las personas”.
El objetivo de la investigación, explica Pukall, era ayudar a despejar el velo de desinformación y alentar a las personas a “pensar de manera crítica sobre lo que ven en los medios, especialmente cuando se refiere a cómo el sexo y la sexualidad son representados”. Pero, añade, estos conceptos erróneos sí generan alertas sobre “la narrativa común alrededor de los genitales femeninos en Occidente”.
“Existe la idea generalizada”, dice Pukall, “de que los genitales femeninos necesitan estar estrechos y jóvenes para ser deseables para la penetración masculina, y esta noción puede estar relacionada con ideologías patriarcales sobre la sexualidad femenina, que por desgracia siguen existiendo hoy en día”.