Artículo publicado originalmente por Broadly Estados Unidos.
Lo oculto es una alegoría natural para cualquier tipo de existencia encubierta; una que se presta para retratos populares de mujeres en la periferia (The Craft, AHS: Coven, etc). Las prácticas ocultas alrededor del mundo tienen raíces en la creencia de que existe un reino espiritual que corresponde al reino físico que ocupamos. Es en este espacio liminal que las mujeres pueden prosperar. ¿Qué espacio más adecuado para alguien a quien le sirven constantemente el insulto social y cultural de que es mejor “sintiendo” que “pensando”, alguien que posee “intuición elevada”?
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The Chilling Adventures of Sabrina, disponible en Netflix desde el viernes 26 de octubre, se sumerge en este tropo, desgarrándolo para construir algo más radical. Ya no es suficiente decir “toda mujer es una bruja”. Ahora, debemos considerar de verdad lo que significa ser una mujer y lo que significa ser una bruja ¿Cuál es el precio de cada identidad, y cuáles son sus obligaciones adjuntas? Las adolescentes de Sabrina —desde brujas hasta humanas, desde mujeres hasta las que se niegan a conformarse con una etiqueta de género— tienen un mensaje: si la magia no es utilizada para la justicia, entonces no es brujería.
Sabrina (Kiernan Shipka) es una chica mitad bruja, mitad humana quien debe escoger en su cumpleaños número 16 si quiere vivir en el mundo de las brujas o de los mortales, cuando se espera que participe en su “bautismo oscuro” y prometa su alma al diablo.
Mientras se acerca su cumpleaños, Sabrina se frustra cada vez más ante los desafíos del mundo humano. Su amiga Susie (Lachlan Watson), quien rechaza las etiquetas de género, es objeto de bullying de parte de cuatro jugadores de fútbol americano, y cuando la situación se agrava a abuso físico, el director de su escuela se niega a interrogar a los atletas, sugiriendo en cambio que Susie “busque una nueva escuela”. Sabrina tiene algunas habilidades mágicas (puede lanzar hechizos con ayuda de otros), pero carece del conocimiento y la experiencia para aprovecharlas en un intento por resolver problemas globales como el cissexismo. A pesar de que escoger el mundo de la brujería le garantizaría poderes más grandes, el bautismo oscuro de Sabrina la removería simultáneamente del mundo que ella desea sanar, dejando a sus amigos marginados para que se defiendan por sí mismos.
Como buena bruja, se pregunta: ¿De qué sirven mis poderes si no puedo usarlos para proteger al vulnerable? ¿Para qué sirven, si no es para intentar equilibrar la balanza inclinada hacia esos en el poder?
Sabrina pronto se da cuenta de que el mundo de las brujas sufre el mismo desequilibrio de poder que está intentando enfrentar en el mundo mortal. “Todas las que van a la academia [de brujería] son presuntuosas, terribles, o racistas”, dice, agregando “tengo mis reservas sobre guardarme para el Señor Oscuro ¿Por qué puede él decidir qué hago o no con mi cuerpo?”.
En lugar de dejar que su vida sea dominada por el binario bruja/mortal, Sabrina forja su propio camino; uno que aprovecha la magia de los márgenes para proteger a esos castigados por vivir en ellos. Watson, quien interpreta a Susie, la amiga de Sabrina que rechaza los géneros, le cuenta a Broadly que esta temática fue la razón por la que fue atraído al show, una que le habla a su propia experiencia de desaprender lo binario del género.
“Siempre vi al género de una forma muy binaria al crecer; nunca vi realmente otra opción. Me identifiqué como hombre trans por mucho tiempo, y pasé toda esa época intentando meterme a mí mismo en un molde que no estaba hecho para mí”, dice. “Esa fue una de las épocas más difíciles de mi vida porque no entendía que había un mundo afuera de esas dos opciones; afuera del binario—nunca se habló de eso”.
“Vi el camino que el mundo como que le entrega a uno cuando se declara trans, y empecé a ir por ese camino, pero entre más lejos llegaba, más me daba cuenta… Este camino no era mío. Estaba viviendo mi vida de la forma en que creí que debía vivirla, y no en la forma en que creí sería adecuado para mí. Así que pienso, finalmente escuchando y preguntándome a mí mismo: ¿Por qué este no es mi camino? ¿Adónde voy, para quién estoy viviendo? Eso fue lo que realmente me ayudó a aceptar la identificación como no-binario. Solo creando mi propio camino, de alguna forma, yendo hacia una dirección y viendo qué se mantiene”, dice Lachlan, explicando que quiere decirle a los jóvenes que hay mucho más en este mundo más allá de los binarios; de género o de lo demás. “Uno no tiene que vivir su vida para otras personas; lo binario no es una obligación, es una opción. Una de muchas opciones”.
Como Lachlan, su personaje Susie —junto con Sabrina y su amiga Ros (Jas Sinclair)— encontró una organización feminista radical para ayudar a los estudiantes marginados, llamada MAGIA (Mujeres Asociadas en la Genialidad Interseccional y el Arte). “Si alguien se vuelve a meter contigo, tendrás una hermandad reconocida, legítima, apoyándote”, le dice Ros a Susie.
Sabrina lleva la magia a su escuela mortal al formar su propia especie de aquelarre con Ros y Susie, su familia escogida. Ella usa sus habilidades para buscar justicia y empoderar a los desempoderados: como una buena bruja debería.
Abajo, mira un clip exclusivo de Lachlan describiendo lo que fue llevar su experiencia de vida a Sabrina para “contar una historia queer, y contarla bien”: