El viernes pasado, Brasil dio inicio a su Carnaval anual, el festival de una semana de duración lleno de fiestas en la calle y desfiles que se desarrollan al ritmo de la samba, el estilo musical y de baile más popular del país. Marcelly Morena, de 32 años, es una de las primeras mujeres transgénero en participar como passista, una bailarina de samba que lidera el camino de la banda durante todo el desfile.
“Me siento feliz, realizada, victoriosa”, le dice Morena a Broadly. Ella creció bailando desde muy joven en Duque de Caxias, una ciudad humilde en las afueras de Río. “¡Los pobres nacen sabiendo bailar y cantar!”, dice en broma.
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Unas décadas después, la encontramos bailando para su escuela de samba local, que es uno de los muchos grupos que proveen de passistas al desfile de Río. Ella es una de las dos mujeres trans pioneras que participan como bailarinas del Carnaval; la otra es Kamilla Carvalho, bailarina de una escuela de samba de Río conocida como Salgueida. Morena bailó en las celebraciones del carnaval en su ciudad natal el viernes, y culminará su año inaugural como passista bailando en Río durante toda la semana.
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El carnaval llegó originalmente por medio de los colonizadores portugueses en el siglo XVI, y desde entonces se ha convertido en una mezcla de todas las culturas que conforman el Brasil contemporáneo, incluidas las tradiciones de África occidental. Aunque fue prohibido brevemente en el siglo XIX, ahora se celebra como un ejemplo destacado de la “democracia racial” de Brasil; un país donde blancos, negros, mestizos e indígenas viven juntos en armonía. Por supuesto, todo esto dista mucho de ser verdad en la realidad.
Aunque se negó a dar detalles sobre sus experiencias, Morena dice que ha experimentado la discriminación como una mujer trans negra. “Incluso siendo un país compuesto por personas de todo el mundo”, explica, “hay prejuicios basados en el género y la raza en la sociedad brasileña. Así es aquí”.
Según un informe de Transgender Europe, Brasil tiene la tasa más alta de asesinatos entre personas trans y de género diverso. En 2017, 171 de los 325 asesinatos reportados ocurrieron en Brasil. “Lo peor no es ser trans”, agrega Morena. “Es ser trans y negro”.
Aunque existe una mayor conciencia sobre los derechos LGBTQ en Brasil, “todo dependerá del próximo presidente”, dice ella. “Hay un candidato, Jair Bolsonaro, al que no parece agradarle la gente gay”. Bolsonaro, uno de los candidatos presidenciales en busca de ganar las elecciones en octubre, dijo que preferiría “tener un hijo muerto que un hijo gay”.
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A pesar de las sombrías estadísticas, más de tres millones de personas asistieron al Desfile del Orgullo de São Paulo en 2017, rivalizando así con el Desfile del Orgullo de Nueva York como el más grande del mundo. En el mejor de los casos, el Carnaval es una celebración que trastoca el orden social ordinario del país, con la cultura de las favelas y los géneros musicales históricamente estigmatizados, como la samba, al frente y en el centro de las festividades.
Los titulares en Brasil esta semana celebraron a Morena como una mujer trans que está “bailando samba justo en la cara del prejuicio“, y Morena se enorgullece de ser un símbolo de cambio. Su sueño es ganar un ascenso para obtener papeles más importantes como bailarina en su escuela, y convertirse en musa y luego graduarse con la codiciada posición de Reina de la Samba (rainha de bateria).
“Sé que convertirse en musa es un lujo”, nos dice. “Pero un día también haré que ese sueño sea realidad, ¡tengo fe!”.