ADVERTENCIA: Esta publicación contiene spoilers.
Stranger Things 2 es lo mejor que ha sucedido en este horrible año.
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Stranger Things es una serie casi perfecta y su segunda temporada logra una profunda inmersión expertamente diseñada en su universo y sus personajes, con claridad, identificación, lógica y corazón. Aunque algunos la consideran sexista por su dinámica del “símbolo femenino” y las representaciones de las mujeres como las proveedoras de cuidados, la serie logra explorar las motivaciones y maquinaciones de sus personajes con igual profundidad, gravedad y humanidad.
Puede que no cuente con un elenco mayoritariamente femenino, pero a la serie esto no le afecta necesariamente. Ambientada en la era que dio origen a los icónicos estereotipos adolescentes de la cultura pop (el marginado incomprendido, el atleta “rey de la escuela”, el inocente y el estudioso bien portado) y que fue pionera en la exploración de la preparatoria como todo un mundo en sí, Stranger Things 2 ingeniosamente invierte estos tropos, desafiando todo el tiempo las nociones convencionales de masculinidad al ofrecer una visión compleja de sus efectos.
Empleando el amado y efectivo método “niños y adultos simultáneamente y sin saberlo resuelven el enorme problema juntos” de la primera temporada, vemos a dos pares de personajes masculinos (el atractivo Jim Hopper y el superhéroe Bob Newby, el encanto americano Steve Harrington y el misterioso y cautivador psicópata Billy Hargrove) enfrentar al mayor Monstruo Sombrío de todos: la masculinidad tóxica.
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La primera temporada dejó al público confundido respecto a sus sentimientos hacia Jim Hopper, el jefe de policía de Hawkins que al estilo de los Expedientes X salvó al personaje de Winona Ryder, Joyce, de la locura de las luces parpadeantes. El que hiciera un trato a cambio de una misión de rescate al Upside Down reveló mucho sobre Hopper que la segunda temporada terminó por confirmar: en última instancia, es un “buen tipo”, también es autoritario, reservado, y toma decisiones unilateralmente. Además, tiene temperamento.
El personaje complementario más obvio de Hopper es Bob Newby, el nuevo novio de Joyce interpretado por Sean Astin, mejor conocido por su personaje de Samwise Gamgee. Bob es un hombre sincero y comunicativo que no teme mostrar su vulnerabilidad: le dice a Joyce que no le gustan las películas de terror y le confía a Will que sufría de pesadillas cuando era niño. Es desinteresado y generoso con sus habilidades, ideas y tiempo, lo que se refleja de manera más sucinta en la escena en la que resuelve el misterio de un mapa del “tesoro”. Bob, el vulnerable debilucho cuya muerte vimos venir desde el momento en que entró en escena, es una inversión casi exacta del disidente jefe de policía. Es la generosidad y bondad de Bob lo que salvó a Hopper de un túnel de enredaderas de otra dimensión y, finalmente, a todo el elenco de los Demodogs.
En la segunda temporada, el curso del arco narrativo de Hopper hacia la iluminación es casi cómicamente metafórico al ilustrar la importancia de superar sus defectos “masculinos”. Incapaz de cumplir las promesas que hizo a Eleven, o de comunicarse efectivamente con ella, sufre un arrebato de ira antes de asfixiarse metafóricamente en su propia masculinidad y, literalmente, asfixiarse en los fálicos tentáculos de una enredadera en una misión que obstinadamente emprende solo. Hopper sólo alcanza el verdadero éxito como héroe al final, después de admitir sus miedos e inseguridades más profundos frente a Eleven en un viaje en automóvil rumbo al apocalipsis.
Describiéndose a sí mismo como un “agujero negro” que de alguna manera podría ser responsable de la muerte de su hija enferma de cáncer, Hopper le dice a Eleven que tiene miedo de perderla. “Simplemente tengo miedo de que te lleve a ti también. Creo que es por eso que… enfurezco tanto”. Es en este tierno momento cuando empieza a servir como figura paterna de manera tradicionalmente materna. Derritiendo nuestros corazones con una gran combinación de miedo y esperanza, la travesía de Hopper para dejar ir a su antigua familia y la de Eleven para encontrar a la suya termina con los dos tomados de la mano.
Mientras que nuestros chicos adultos Hopper y Bob tienen historias que ilustran la superación de los aspectos más dañinos de la masculinidad tóxica, nuestros chicos adolescentes se enfrentan a “clubes de chicos” y aprenden “cómo ser un hombre”. Al igual que Hopper y Bob, pero de forma más literal, los adolescentes Steve y Billy se enfrentan entre sí como competidores esta temporada.
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Steve Harrington comenzó la primera temporada como el estereotipo de atleta infame, que de inmediato se hizo pedazos la noche en que conoció al Demogorgon. Ahora, Steve se ha convertido en el novio de internet, que salva al mundo y a sus más preciados jugadores de Dungeons & Dragons. Creció para ser un chico amable, serio y valiente. Aunque Billy y los demás atletas bravucones se burlan de él por “volverse una perra”, Steve es el protector y líder de un grupo mucho más importante de niños que se enfrentan contra un ejército de monstruos sanguinarios de otra dimensión con rostros que se abren como flores y te devoran con sus multiples dientes afilados. Steve incluso asume el papel de padre/hermano sustituto de Dustin, dejándole saber su secreto para un peinado perfecto y llevándolo al Baile de Nieve. ¿Cómo podría alguien ver la segunda temporada y no escribir en todas sus libretas “Sra. Steve Harrington”?
El némesis de Steve, Billy Hargrove, es el psicótico y probablemente racista hermano mayor de Max. Es representado como el arquetipo del galán renegado ochentero, con “Rock You Like a Hurricane” como tema, viste una camisa apenas abotonada, jeans increíblemente ajustados y un pendiente en la oreja; además lleva el pelo largo y tiene los ojos más espeluznantes y penetrantes de Indiana. Capaz de seducir a MILFs inconscientes como la Sra. Wheeler con sólo un apretón de manos, la historia de Billy también muestra el verdadero costo de ser el “rey de la escuela”.
A pesar de que Billy es presentado inicialmente como una estrella de rock, de inmediato nos damos cuenta de que es una porquería de persona cuando reprende y maltrata a su hermana en el automóvil y casi atropella a los niños. Cuando finalmente vemos a Billy completamente solo, alimenta su propio ego frente al espejo mientras fuma y exhala el humo por sus fosas nasales como una especie de dragón de agua. Perfectamente enmarcado por su póster de una chica pin-up, Billy sacude el trasero, se guiña el ojo frente al espejo e incluso se pone un poco de colonia en los genitales. Pero la fiesta y su mundo se derrumban cuando su padre vuelve a casa y nos enteramos así de cuál es la fuente del comportamiento destructivo de Billy. Enojado con su hijo por no conocer la ubicación de su hijastra, el padre bigotudo de Billy lo llama “marica” y lo golpea contra el closet (de la misma manera en que Billy después golpea a Lucas).
Stranger Things 2 nos muestra las poderosas lágrimas masculinas en esta escena y muchas otras, así como también nuevas perspectivas sobre la frágil masculinidad de los personajes del programa. Desde la impotente rabia masculina de Hopper contra un niña telequinética (en realidad es contra sí mismo) hasta el heroísmo suave y dedicado de Bob y su muerte brutal, vemos un espectro inusualmente sincero de las diferentes formas en que los hombres pueden ser horribles y (en parte) purificados mediante el crecimiento emocional, los juicios personales y la empatía.
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En otro ejemplo de esta cuestionable evolución, en la primera temporada vemos a Steve ponerse en contacto con sus sentimientos y deseos, y sospechamos que después de su pelea con el Demogorgon dejará de lado la política escolar preparatoriana (para su propio beneficio y disgusto de sus compañeros). En la segunda temporada Steve tiene sus defectos pero brilla repetidamente con pujante madurez: su falta de celos o enojo hacia Jonathan o Nancy, su apoyo a Dustin y la protección que les da a los niños extremadamente valiosos de la serie. Queremos ver esa misma transformación en Billy, quien podría encontrar una manera más sana de lidiar con su ira o, después de una experiencia sobrenatural, podría tener el valor de enfrentar a su monstruoso padre. Desafortunadamente, Billy está atrapado justo donde está hasta la próxima temporada.
Si Billy logra emular a cualquiera de los grandiosos hombres quebranta egos de Hawkins, Indiana (Hopper, Bob y Steve), entonces él también podría terminar el ciclo de abuso y superar al monstruo de la masculinidad para invertir los queridos tropos de los ’80 que nos hicieron amar Stranger Things en primer lugar. Además sería genial verlo luchar contra un Demogorgon.