A pesar del hecho de que el porro con forma de Wall-E de la forjadora profesional de porros Dawn Doan contiene una onza de hierba y es completamente fumable, hay un problema. Dawn no puede encontrar a nadie con quien fumárselo.
“¡Sigo llevando a Wall-E a los festivales y la gente se niega a fumarlo!”, nos dice ella. “Una vez que lo ven, dicen: ‘¡Dios mío, esto es arte!’. Y yo no puedo fumármelo sola, es una onza”.
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Doan es una forjadora de porros profesional, y es única en su tipo. Como la única mujer en la National Joint League, las complicadas obras de arte fumable de Doan redefinen lo que significa ser un marihuano creativo. Como muchos artistas, Doan cita un encuentro formativo con un autor creativo —en su caso, el legendario forjador Tony Greenhand— como el detonante de su interés por tal disciplina.
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“Vi que Tony Greenhand había hecho un Spider-Man y era increíble”, nos dice Doan. “Me dije: ‘Wow, ¿esto existe?’. Literalmente, desde ese momento pensé, puedo hacer cualquier cosa. ¿Por qué me apego a estas formas básicas?”.
Después de mucho ensayo y error, Doan alcanzó la cumbre de su Everest personal: el primer porro de papel completamente cuadrado. “Fue entonces cuando las cosas se volvieron una locura”, recuerda Doan. “La National Joint League se presentó conmigo y todo se volvió una locura”.
La National Joint League es como la Ivy League de los forjadores de porros, sólo que mejor, pues los porros se forjan con la experiencia técnica de un agente de élite del Mossad, y el talento de Dapper Dan, si Dan fuera asiduo a la marihuana. Al igual que en el Grupo Bilderberg, no puedes postularte para ser miembro: sólo los mejores forjadores son invitados a ser parte de la liga. “Es una gran familia a la cual pertenecer”, dice Doan modestamente. “Los chicos me han apoyado mucho”.
Al igual que para ser un verdadero consumidor de marihuana se requiere un nivel de compromiso que personalmente nunca he sido capaz de alcanzar, a pesar de mis mejores esfuerzos; el arte de forjar porros de manera profesional es una disciplina compleja y exigente. Hay dos formas básicas de forjado: a mano, usando el papel para conjurar formas de la nada, y la técnica basada en estatuillas, donde se construye un porro en torno a figuras de papel maché. Doan comenzó como forjadora a mano, pero a últimas fechas se ha dedicado al trabajo con estatuillas.
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“La gente siempre se sorprende de que me lleve tanto tiempo”, nos dice Doan, contándome que la batería que hizo a mano le llevó 25 horas, y Wall-E, 30. Recientemente, Doan comenzó a aceptar pagos por figuras comisionadas, cobrando entre $30 y $50 dólares por hora de forjado.
Como era de esperar, el 4/20 es su temporada más activa del año y, mientras hablamos, ella forja un porro con forma de piña y una hoja de marihuana como su corona de hojas verdes, que enviará sin rellenar, para que un cliente de Nueva York la rellene a su gusto. (Los porros que forja para los encargos que le hacen dentro de California, donde la marihuana es legal y donde Doan vive, están rellenos con sus cepas preferidas de Gelato o Sunset Sherbet).
Impulsada por el éxito de la industria del cannabis, que en 2018 se calcula que alcanzará los $3.700 millones de dólares tan solo en su estado natal, Doan, con residencia en Monterrey, también está expandiendo su negocio a una colección de porros creativos que se ordenan por correo y que puedes hacer por ti mismo.
Dejando a un lado las aventuras comerciales, las aspiraciones creativas de Doan son mucho más grandes que las de un adolescente que fuma la variedad White Russian por primera vez. Como la gran admiradora de Lady Gaga que es, Doan dice que quiere forjar una banda completa para enviársela a la cantante. “Realmente quiero que, al menos, llegue una trompeta a sus manos”, me dice. “Idealmente, también varios instrumentos diferentes”.
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“Seré sincera, he intentado hacer al personaje de Kung Fu Panda a mano, pero literalmente me rendí y lo deseché”, admite. “Nunca vio la luz”.
Doan, una perfeccionista, se enorgullece de la limpieza y el detalle en su trabajo, pero el panda fumable no fue estéticamente de su agrado. “Era muy caricaturesco”, se queja. “Lo destruí. Kung Fu Panda ya no existe”.
¿Y Wall-E? Doan tiene la esperanza de encontrar a algunos interesados en el favorito de Pixar la próxima vez que salga a divertirse. “Con suerte lo llevaré al próximo festival y ahí encontraré una multitud que tenga las pelotas para fumárselo conmigo”, nos dice.
Si estás en un parque de Monterey, California, y ves que están pasando un enorme Wall-E, no te malviajes. Sólo disfruta.
Este artículo apareció originalmente en VICE US.