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Cadenas de WhatsApp, fake news y el rechazo a vacunarse

Antivacunas_@lenny_maya

El 2 de septiembre leí una noticia en Newtral sobre la supuesta obligatoria vacunación de los niños en Australia y los falsos rumores sobre la muerte de tres menores a causa de la vacuna. Era un artículo más sobre las fake news y cómo están al orden del día por cadenas de WhatsApp. Pero esta vez me afectó a mí. Hace unas semanas un conocido me pasó esta noticia y lo acompañó con un mensaje: “Quieren vacunar a los niños, qué miedo da esto. Imagínate lo que harán con nosotros”.

Cuando me envió la noticia donde se confirma que era una fake news más, me dijo que no me creía nada, que “todo lo quieren es manipular para que sea más fácil el control de la sociedad”. La verdad es que su mensaje parece sacado de la novela 1984 de George Owell o de la mítica película Blade Runner. Ambas comparten el mensaje de la libertad y de la manipulación de la sociedad, idea que siempre estuvo presente sobre los medios de comunicación y más aun con la pandemia.

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En noviembre del 2020, Cristina Gallego, Doctora en Organización de Empresas por la Universidad Rey Juan Carlos y especialista en transformación digital publicó el estudio Fake News en tiempos de COVID. La invasión de la desinformación’. En dicho informe se avisó que el 56 % de personas cuyo origen es español cree que se difunden noticias falsas y añade el dato proveniente de Forbes Centroamérica, donde descubre que el 70 % de los latinoamericanos no están seguros de poder detectar una fake news.

Si es así, ¿por qué no se está haciendo nada para hacer sentirse seguro al ciudadano, y más cuando se está viviendo un proceso de vacunación mundial?

“Durante la cuarentena solía buscar información en medios digitales o en la prensa tradicional, pero con el paso del tiempo solamente me estoy informando por redes digitales y WhatsApp”, indicó Sofía, quien tiene 34 años y no quiere ponerse la vacuna. Vive en México y a pesar de trabajar de cara al público en una tienda, dice: “No me pondré la vacuna porque no me fío. Principalmente porque no me han informado qué es la vacuna y qué contiene”. Al igual que Sofía, hay alrededor de un 13 % en España que rechaza la vacuna, un porcentaje muy inferior al resto de países europeos, según los datos del Imperial College de Londres.

Medios internacionales como France 24 o The New York Times han hablado de la alta tasa de vacunación en España. “Las altas tasas de vacunación en España (71,53 % de vacunado con pauta completa y 77,34 % con una dosis al día 3 de septiembre) muestran que estos grupos de desinformación no han tenido éxito en España”, describió Tomás Rudich, Coordinador del equipo de fake news de Newtral. A medida que el proceso de vacunación ha ido avanzando con éxito en España, las “fake news” sobre las vacunas han ido perdiendo margen y las dudas producidas por la desinformación se han ido disipando”.

El negacionismo en Latinoamérica tiene una gran dimensión. Mediante un nacional-libertario impuesto en países como Brasil donde la familia, la religión, la patria o la libertad son los ejes principales, se sumó el asunto de las vacunas. Seguro que te vendrá a la mente Bolsonaro con la mascarilla puesta en los ojos. El presidente de Brasil dio positivo en COVID-19 y estuvo aislado. Cuando salió de su cuarentena afirmó lo siguiente: “No hay que entrar en pánico. Me he curado a través de la cloroquina. Ahora todo es pandemia, hay que acabar con ese tema”. Por cierto, la cloroquina es un medicamento que no tiene ningún rigor científico y no está recomendado por las autoridades sanitarias.

Si tenemos políticos o líderes así, la gente pensará que la vacuna es una mentira y que nos quieren manipular. En España, Santiago Abascal, líder del partido político de ultraderecha, Vox, en el Congreso de los Diputados durante la aprobación del Estado de Alarma (medidas para el control de la crisis sanitaria) expresó lo siguiente: “Parece que la dictadura china también ha comprado la OMS y estemos todos atentos porque dentro de seis meses España será China” y “Estamos en contra del pasaporte COVID, es una manera de controlar la libertad del español”.

Para ver el impacto que estaba teniendo el negacionismo de las vacunas provocado por las fake news tanto de políticos y medios de comunicación pregunté Alexandre Lopez-Borrull, profesor experto en fake news de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), qué daño pueden causar las noticias falsas que hay cada día sobre la vacuna y me indicó que hay dos tipos de efectos. “A nivel individual puede causar tomar decisiones erróneas; en el caso de la vacuna es no encontrar los beneficios que tiene”, afirmó y amplió que a nivel social y colectivo “la avalancha de fake news puede crear un clima de descrédito hacia la información. En un clima de desinformación, crece el escepticismo y puede conllevar al auge del populismo o discursos de la extrema derecha”.

Facebook publica siempre cuáles fueron las noticias más visitadas. No es ninguna sorpresa que todas estén relacionadas con la vacunación y, además, sin ningún rigor científico. The New York Times publicó un informe en el que afirmaba que, en los primeros tres meses de 2021, la publicación más vista por EE.UU. en Facebook era una noticia distribuida por el Chicago Tribune que hablaba de un médico que murió tras recibir la vacuna contra el COVID-19. Era mentira.

“Mi padre solo lee noticias sobre la vacuna por WhatsApp y no me gusta nada”, me cuenta Clara. Ella tiene 20 años, tiene una enfermedad crónica y su padre no se quiere vacunar. “No entiendo por qué mi padre no se vacuna, sabiendo que yo soy de riesgo. Desde hace unos meses no tenemos ningún tipo de contacto”. Clara sabe que su padre está manipulado por todas las noticias falsas que está leyendo en su móvil cada día.

Por el lado contrario, Patricia vive con su madre y su padre. La madre de Patricia no se quiere vacunar. “Hemos acordado no hablar del tema y respetarnos”, describió la situación Patricia y añadió: “Yo me he vacunado por presión social, pero es mi decisión. Mi madre tiene el pleno derecho a no hacerlo y yo no soy quien para juzgar lo que quiere hacer”.

La comunicación sanitaria es fundamental que se siga haciendo. Pedro Soriano, enfermero y experto en comunicación del paciente digital (este paciente que busca activamente información, participa en foros y redes sociales, etc.), tiene muy claro que “los profesionales de la salud debemos mejorar nuestras habilidades y destrezas en comunicación. Las palabras tienen un gran poder en las personas, pero por sí solas carecen de significado”. Pedro compara la mente humana con la duración de un story de 15 segundos. “Los enfermeros debemos transmitir nuestro conocimiento, nuestro liderazgo en el cuidado de las personas y en la gestión de los recursos sanitarios”. ¿Por qué cuando te están vacunando durante esos segundos no te puede contar el enfermero o enfermera todos los beneficios que tiene la vacuna? Son 15 segundos.

No podía perder la oportunidad de preguntar a Pedro qué piensa de los negacionistas siendo él enfermero. “Es una irresponsabilidad que principalmente afecta a los más vulnerables”, describe y me comenta que él tiene familia negacionista y siente vergüenza: “Son personas que aceptan las cookies de cualquier aplicación móvil o página web, donde no leen absolutamente nada, pero que están cediendo datos muy valiosos a terceros y luego, creen noticias falsas sobre un problema de salud mundial que ha terminado con la vida de muchas personas. Lo peor de todo, sin duda es el enfrentamiento”.

Tomás, en relación con la función que cumplen los periodistas y cómo puede influir el trabajo de los medios de comunicación en el auge del negacionismo, dice: “Los periodistas – incluso aquellos que no se dedican específicamente al periodismo de ciencia- y la ciudadanía en general tienen que tener una mayor formación en temas científicos y contar con algunas nociones básicas sobre cómo leer ciencia en tiempos de infodemia”.

Si hay tanto control en las redes sociales por qué no hay una censura ante mensajes falsos sobre la vacunación. “Respecto a la desinformación, tienen (tenemos) un problema grande por la dificultad efectiva de controlar los contenidos falsos, por la ingente cantidad de contenidos que se crean”, hace hincapié López-Borrull.

Pregunté a López-Borrull por qué se censura un pezón y no una noticia falsa de la vacuna y fue claro y contundente: “En cuanto a la permisividad, la mayor parte de las plataformas son de Estados Unidos, que tiene un concepto propio de lo políticamente correcto y qué es un contenido sensible, y exportan dicho modelo a todos los usuarios”. Mucho del contenido que es bloqueado en Facebook se va cerrando y emigra a otras redes más permisivas o menos controladas (eso creen) como Telegram.

Desde hace un par de meses han saltado noticias de personas que eran negacionistas y que han muerto. David Parker, de 56 años, compartía en Facebook noticias sobre la vacuna que eran mentira; dos personas en España sin ninguna patología y fanáticas de compartir noticias por Telegram; o Stephen Harmon de 34 años que escribió en sus redes sociales que los respiradores eran estúpidos y seguía al grupo “The Unvaccinated Arms” (La armada de los antivacunas), donde sugería a sus 22.220 miembros (me he acabado de meter y ahora tiene 27.000) que en sus publicaciones no usaran las palabras “Covid” o “vacuna”, debido a que las “restricciones y publicaciones estaban siendo suprimidas” por las plataformas de redes sociales.

Tomás coordina el equipo de noticias falsas de Newtral, donde a través del servicio de verificación por WhatsApp reciben a diario gran cantidad de consultas sobre posibles cadenas o desinformaciones en torno al proceso de vacunación contra la COVID-19. “En el último año hemos recibido alrededor de 5.000 noticias falsas sobre las vacunas, y un total de 200 verificaciones aproximadamente que hemos publicado sobre el tema de vacunas”, analizó y describe cómo es el trabajo tan necesario que hace con su equipo. Si se han contratado tantas noticias falsas, ¿cuántas se quedan por el camino y cuántas están siendo leídas ahora mismo por el padre de Clara o nuestros propios padres?

¿Qué tienen todos los negacionistas en común? Que se contagiaron de un virus igual o peor que el coronavirus: La desinformación.