A fines de septiembre, los fanáticos de los productos holandeses acudieron en masa a la ciudad de Utrecht para deleitarse con todo tipo de rarezas. Los jardines botánicos de la ciudad suelen albergar tanto el Campeonato Holandés de Cultivo de Calabazas como el Festival Holandés del Chile.
Hubo degustaciones de salsas picantes y sopas, además de que los asistentes se maravillaron con las calabazas gigantes del Atlántico, que crecen tanto y son tan robustas que anualmente se celebra una regata en calabazas gigantes en Windsor, Nueva Escocia. Uno de los participantes holandeses de la competencia de Utrecht nos dijo que una vez flotó río abajo en una de esas calabazas, solo para ser detenido por la policía naval: no tenía licencia de navegación.
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Dejando a un lado las calabazas, otras verduras de gran tamaño también fueron elegibles para competir por premios en categorías como “el ejote más grande” y “el calabacín más grande”. El jurado reunido ahí se tomó muy en serio la medición de los vegetales y surgió una gran polémica cuando resultó que una de las calabazas participantes, de hecho, era una cruza con calabacín. Como te podrás imaginar, la descalificaron de inmediato.
El fotógrafo de VICE, Raymond van Mil, no estuvo en Utrecht solo para capturar esos magníficos vegetales y los rostros ruborizados de la gente; estuvo ahí para competir en el campeonato con un calabacín del jardín de su abuela. Con un peso de cinco kilos y medio, el vegetal de Van Mil se llevó el triunfo. El hecho de que solo hubiera otros dos calabacines compitiendo por el primer puesto no le resta ni un poco de brillo a su victoria.
A continuación te dejamos las fotos de las calabazas que serían la envidia de cualquier fiesta de Halloween.