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El hombre que ganó a Phelps y aun así perdió la medalla de oro

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Hace ocho años, en Beijing, Michael Phelps se convirtió en la primera persona en ganar ocho medallas de oro en una sola edición de los Juegos Olímpicos. A pesar de que pocos lo recuerdan, el séptimo oro del nadador estadounidense fue muy controvertido.

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Durante la final de los 100 metros mariposa, que se disputó el 16 de agosto de 2008, Phelps tuvo que remontar y darlo todo en un final fascinante. Cuando sacó la cabeza del agua, su entrenador pensó que había perdido. Su madre también se lamentaba en las gradas y él no sabía muy bien qué había ocurrido.

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Sí, sobre el papel había ganado y él lo celebró a medias. Pasó un ratito hasta que los jueces confirmaron a Phelps como el vencedor de la prueba por una centésima de segundo… 0,01 segundos.

Como siempre ocurre ante la magnitud de las grandes figuras, el segundo clasificado quedó arrinconado por la historia. Ese hombre es un serbio de 32 años llamado Milorad Čavić que, a pesar de lo que dicen los registros de los Juegos Olímpicos, derrotó ese día a Michael Phelps.

Él tocó la pared primero, y así se ve en las imágenes de televisión.

Omega, el fabricante del panel táctil de la competición, lo admitió más tarde. Según ellos, lo que condenó a Čavić fue que no le dio con suficiente fuerza al instrumento que registra las llegadas con precisión milimétrica.

“Hay una gran, gran, gran diferencia… entre tocar el panel y empujar el panel”, explicó el director de la compañía suiza Christophe Berthaud. “Es un hecho —y así lo demuestra el vídeo— que Čavić tocó el panel antes que Phelps, pero él estaba dejándose llevar mientras que Phelps iba con todas sus fuerzas… La diferencia entre ambos realmente fue de una centésima, así lo indican todos los registros de nuestro sistema”.

El serbio se lo tomó deportivamente y agradeció igualmente la plata a pesar de que llegó a admitir en una entrevista distendida que “daría su testículo izquierdo” para tener una revancha.

La tuvo en Londres 2012, y lo curioso es que ni batió a Phelps ni conservó plaza en el podio… porque dos tipos habían empatado en segunda posición. Hay que ser gafe.

A pesar de perder injustamente, Čavić tira de filosofía y buen humor para recordar sus participaciones olímpicas. Imagen vía Wikimedia Commons

En Río de Janeiro, Čavić no podrá tener otra oportunidad ya que se retiró justo después de los pasados JJOO. Con su peor ‘enemigo’ sumando más oros, VICE Sports habló con el tipo que rompió —a medias, a modo de asterisco y por culpa de un empujoncito con el pulgar— la leyenda de los ocho oros de Michael Phelps en Pekín 2008.

VICE Sports: Después de ocho años, ¿sientes que ganaste esa prueba?

Milorad Čavić: Nunca lo reflexioné, nunca hable del asunto. Me agarro al proverbio que lo que está hecho no puede ser cambiado. Es cierto que tras eso todo el mundo me dijo que me robaron el oro. Todo el mundo.

¿Y como te hace sentir eso?

Personalmente, si hubiera estado en la posición de Phelps no estoy seguro de que hubiera estado cómodo quedándome con una medalla de oro que todo el mundo se pensaba que no era mía. No intento criticar a Michael; vaya, que él ya había ganado 11 medallas de oro antes de esa carrera. De todos los atletas olímpicos, él es el único que posiblemente haya perdido la sensibilidad de ganar un oro.

¿Por qué dices eso?

Cuando mira sus medallas olímpicas no sabe cuál pertenece a cada prueba. No ponen 100 metros mariposa o 400 metros estilos. Una victoria es una victoria. Si hubiera conseguida esa medalla, no sé si estaría muy cómodo sabiendo que todo el mundo piensa que esa no es mi medalla. Lo digo con muchas reservas, ya que Michael Phelps no es cualquier atleta olímpico y lo que digo puede sonar muy negativo. No estoy diciendo que sea un farsante o que crea que he perdido… simplemente cualquier atleta como yo —alguien que haya tenido menos éxitos— sería más sensible al ver que todo el mundo le preguntaba si veía justo ese oro olímpico.

¿Qué sientes con esa medalla de plata?

Es una de mis posesiones más preciadas. Está en una caja fuerte que tengo en mi casa de Estados Unidos [Čavić estudió en EEUU y ahora vive en Serbia con su mujer y su hija de dos años]. Un par de veces al año la sacó solo para mi, para disfrutarla lejos de las visitas.

Así es ‘perder’ por 0,01 segundos: Čavić es el de la derecha. Foto de Patrick B. Kraemer, EPA

¿Has mantenido el contacto con Phelps? ¿Qué tal vuestra relación?

Creo que tuve unos 15 minutos de tiempo a solas con él en toda mi carrera. Siempre estuvimos en mundos aparte tanto en Estados Unidos como en los eventos internacionales. El único momento en que pude hablar tranquilamente fue antes de que nos llamaran para la ceremonia de las medallas.

¿Te acuerdas de la conversación?

Bueno, si hay algún momento adecuado para hablar de algo más serio que el típico ‘¿dónde lo vas a celebrar esta noche?’ ese no es sin duda el momento antes de subir al podio. Hubo otros dos intentos en otras competiciones, pero él siempre rechazaba amablemente mi llamada. Y lo entiendo.

¿Qué te gustaría decirle?

Me hubiera gustado conocerle más en persona. Cuando ves alguna de sus entrevistas, quizás hay dos o tres en la que puedas creerte de verdad lo que dice. En el resto siempre he sentido que le habían preparado para ellas. Las únicas sinceras fueron en las que estaba en serios apuros, como el momento de la conducción ebria o cuando le pillaron fumando hierba.

Al final seguiste hasta Londres. ¿Fue la prueba de Pekín un factor determinante?

Sí. De haber ganado el oro olímpico me habría retirado entonces.

¿Qué querías demostrar? ¿Deseabas el oro o sentirte bien nadando tras la operación en la espalda el 2010?

Lo más importante fueron las ganas de demostrar que no estaba acabado. Los médicos y entrenadores me dijeron que no volvería a competir, así que para mí no era tanto sobre ganar el oro olímpico sino demostrar que estaban equivocados llevándome un metal. Cualquier medalla me hubiera bastado.

Si hay dos segundos no hay tercero, y en estas se vio el bueno de Milorad justo antes de su retirada tras Londres 2012. Imagen vía Youtube

Te quedaste cerca en la gran revancha, pero te fuiste sin medalla

La noche antes de las finales fue la segunda de mi vida en que recé. No soy muy religioso pero dije ‘Dios, por favor, cuando acabé la prueba, gane o pierda, con medalla o sin ella, dame la paz para seguir con mi vida y mirar adelante. Al día siguiente competí y miré los tiempos. Cuarta posición, vaya. Busqué en la primera y allí estaba Michael Phelps. Me dije, bueno. Busqué al segundo y vi a Chad le Clos. Busqué al tercero y no lo podía encontrar.

Al fondo del marcador estaba uno de mis mejores compañeros de entrenamiento y amigo Yevgeny Korotyshkin. Él también tenía el segundo lugar al lado de su nombre. Cuando hay empate en la segunda posición se elimina el tercer lugar, así que por eso fui cuarto. Vi a Yevgeny celebrando, volví a repasar los tiempos y sentí nauseas. Para mí, ser cuarto es ser el primer perdedor. Siendo octavo al menos sabes que ni tuviste la más remota de las posibilidades.

Tardé dos o tres semanas en quitarme esa losa de encima, y fui a un psicólogo para acabar de espantar a los fantasmas del pasado.

¿Qué le deseas a Phelps después de sus últimos Juegos Olímpicos?

Lo mismo que deseo para mí: que encuentre algo que vaya a hacerle feliz, algo que le dé significado a su vida. Creo que tiene la capacidad de ser brillante en otras cosas. La pregunta es, ¿dejará el mundo que lo encuentre, le permitirán avanzar como persona y ser humano?