Qué entiende Cayetana Álvarez de Toledo por consentimiento

Cayetana Álvarez de Toledo

No vi el debate, tengo muchas otras cosas mejores que hacer. Pero esta mañana cuando he entrado en las redes y he visto los fragmentos de vídeo de Cayetana Álvarez de Toledo hablando sobre el consentimiento me han entrado ganas de tragármelo del tirón. Los comentarios de Cayetana cuestionando frívolamente las violaciones han inundado Twitter.

En ese fragmento exacto podemos ver a la marquesa de Casa Fuerte comentando un punto del programa electoral del Partido Socialista sobre el consentimiento afirmativo. Las palabras textuales, que me he molestado en transcribir, son las siguientes:

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“Dice su programa: [interpelando a María Jesús Montero, del PSOE] garantizaremos con el Código Penal que todo lo que no sea un sí es un no. ¿De verdad van a garantizar eso, penalmente? ¿Que un silencio es un no? Y una duda: ¿De verdad van diciendo siempre ‘sí, sí, sí’ hasta el final?”, dice textualmente la portavoz del Partido Popular.

Rufián se decepcionaba escuchando sus palabras. ¿Alguien se puede decepcionar con las palabras de alguien del que ya no esperas nada? Pero ella sigue diciendo que no vamos diciendo “sí, sí, sí” hasta el final, y de hecho está orgullosa de sus palabras en su debate en la televisión pública.

Cuando vuelves a mirar este fragmento puedes imaginarte tras él al típico casposo que no dudaría en firmar con su puño y letra este tipo de cosas: con su puro y su traje, sentado en un sofá de piel con la cabeza cortada y disecada de un toro detrás de la suya. Pero realmente choca y mucho que una mujer pueda decir eso… Yo, en el lugar Irene Montero, no me hubiese llevado las manos en la cabeza, me la hubiese arrancado de cuajo con tal de no seguir escuchando.

Lo que es realmente preocupante es todo lo que Cayetana entiende como consentimiento. Porque si te intentan comer la boca y les haces una cobra, no sería suficiente para esta mujer querer demostrar que no tienes la intención de enrollarte con esa persona. Porque según esta mujer, si te abordan cinco chicos, entras en shock y no sabes cómo responder, como no has dicho que no para evitar que eso ocurra, ya no se consideraría agresión sexual.


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Ya llegados a este extremo si estás en un juicio, te preguntan cómo te declaras, y no contestas, serías culpable, porque si no dices nada según Cayetana es que estás siguiendo el rollo. Lo típico que vas a un bar, tu compañera se pide una cerveza, cuando te preguntan a ti no contestas y de repente aparecen dos birras encima de la mesa.

El concepto de consentimiento según Cayetana no incluye que sea sin coacción, sin influencia o capacidad de decisión. Porque puede que sea algo normal para ella sufrir esta incapacidad para obrar y seguir para adelante. Cuando te atan de pies y manos y te obligan a caminar, ella camina, si le tiran de las mejillas ella sonríe y si le empujan ligeramente el cráneo asiente.

En el mundo de Cayetana una vez has entrado en el juego ya no puedes parar. Parece que las mujeres perdemos la voluntad cuando entramos en el fregao. Para ella cuando una entra en la rueda de un hamster tiene que seguir rodando, si un chico te invita a una copa es un contrato vinculante que implica que te lo tengas que follar, o si empiezas a besarle y él quiere practicar sexo anal y a ti no te apetece no puedes pararlo, porque ya estás dentro.

Puede que le hayan enseñado a asentir sin reprochar, a acallar su voz para que prevalezca la de un hombre, a acatar con lo que hay sin tener derecho a decir lo que siente. Pero esto Cayetana es lo que algunos señoros con mucha caspa te han enseñado para favorecerles. Unos señoros que tienen el mismo concepto de consentimiento que tú porque un día, sin decir que sí, les apareció un sobre en el bolsillo porque no dijeron nada y ya se sobrentendió que eso era suyo.

Lo que realmente me choca de su discurso es la negación de la capacidad de una mujer a poder decidir si quiere algo o no. La no aceptación de que el gesto tiene que ser afirmativo, no en blanco, para poder actuar. El no reconocer que las mujeres tenemos el derecho a parar cualquier acto, sea sexual o no, cuándo y en el punto que queramos. Tenemos el derecho a que nos pregunten y no a que hagan con nosotras lo que quieran sin nuestro consentimiento.

¿Pero de verdad esa mujer no entiende que por desgracia muchas mujeres están sufriendo violencia sexual y que muchas de ellas se quedan en shock mientras abusan de ellas? Sus palabras las culpabilizan, como si el no poder decir “no” fuese culpa suya y no de su agresor. El daño añadido que produce cargar ese peso sobre sus espaldas les queda clavado cual espina. Y estas palabras suyas duelen más por el hecho de ser una mujer quien las pronuncia. Porque entre todas deberíamos apoyarnos y respaldarnos para que estas situaciones dejen de producirse. Por esto —y parafraseando a la tristemente protagonista de la jornada— no te lo perdonaremos jamás, Cayetana.

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