Genesis Breyer P-Orridge es absolutamente genial por Skype. Además de ser el padrino de la música industrial y el fundador de Throbbing Gristle y Psychic TV, P-Orridge —que habla en primera persona del plural cuando se refiere a sí mismo—, siempre ha sido un artista muy prolífico. También son un sabio hechicero de pelo canoso que gusta de recurrir a sutiles citas sobre arte y espiritualidad.
Genesis y su compañera de muchos años, Lady Jaye Breyer P-Orridge, estaban eternamente fascinadas con su proyecto Pandrogeny, o la fusión de dos cuerpos en uno solo. Utilizaban sus cuerpos como lienzos, sometiéndose a operaciones de cirugía estética hasta que el rostro de una fuera la viva imagen de la otra. Se pusieron implantes de pecho idénticos, les moldearon la nariz y los pómulos de la misma forma y se sometieron a una liposucción para parecer gemelas idénticas. Desde que en 2007 Lady Jane “dejara su cuerpo” (muriera), Genesis han continuado su proceso de transformación.
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La primera retrospectiva de Breyer P-Orridge, Life as a Cheap Suitcase (La vida es una maleta barata), se realizará este verano en Summerhall, integrada en el Festival de Arte de Edimburgo. La exposición es como un diario, con autorretratos íntimos, collages, cuadros y un conejo de madera cubierto de sangre y ketamina. Vamos, como el diario de cualquiera de nosotros, ¿no? Hablé por Skype con Breyer P-Orridge, acompañadas de su cachorrito pequinés, sobre cómo conocieron a Lady Jaye, la alergia a las relaciones íntimas y sobre ser boicoteada en Rusia.
VICE: ¿Puedes contarnos cómo conocisteis a Lady Jaye?
Genesis P-Orridge: Fue en 1993 en Nueva York. Un fin de semana, estábamos de fiesta con Debbie Harry y Chris Stein. Llevábamos tres días con un colocón de éxtasis puro, con Terence Sellers, la escritora. Terence era dominatrix. Volvimos a casa de Terence y fuimos a la mazmorra, con la mesa y todos los instrumentos de tortura.
Nos tumbamos como si estuviéramos muertas, cubiertas con una sábana blanca, y nos quedamos dormidas. Las voces en la habitación de al lado nos despertaron. Era el lugar en el que las amas se citaban. Había una mujer de un metro ochenta de altura, preciosa, vestida con ropa de los sesenta y con un corte de pelo a lo Brian Jones. Pensamos, “¡Guau! ¿Quién es esa?”.
Mientras caminaba de un lado para otro, se iba desnudando y se ponía ropa erótica. ¡Qué forma más buena de despertar! Dijimos en voz alta: “Querido Universo, lo único que pedimos para el resto de nuestras vidas es poder estar con esa mujer”.
Parece que hay mucho amor en esta exposición.
Realmente es un diario. Todas las fotos son de nuestra vida o de objetos que había a nuestro alrededor. En el mundo del arte, el sentimentalismo, la intimidad y el lado emotivo de la vida no son cool. Mucha intimidad causa nerviosismo.
Pero no vemos diferencia entre la vida de un artista y lo que produce. Todos los grandes artistas reflejan su forma de ver la vida en su obra. Para nosotras, eso debería ser el arte: una búsqueda espiritual. La vida y el arte son inseparables. Para los indios americanos, la separación significa la muerte. No tienen una palabra para designar la muerte, usan la palabra separación.
¿De qué forma está esto relacionado con el proyecto Pandrogeny, lo de fundir dos personas en una?
Nuestro trabajo se basaba en nuestras vidas, por lo que nuestro objetivo era unir nuestras vidas, la pandroginia, o la unión de dos personas en una. Siendo la una el reflejo de la otra, seríamos una sola. La conciencia, la pasión, la intimidad y la identidad son conceptos importantes en un mundo tan cínico y adicto al consumo.
¿La iluminación será con velas?
Una parte, sí, el sagrado corazón transgénero. Inicialmente era un collage de Polaroids con una tarjeta en la que aparece Jesús feminizado. Una de las fotos la hizo Lady Jaye después de nuestro primer implante de pecho. En el pecho nuevo tenía una bomba de succión para evitar que se le formaran coágulos de sangre. La foto tiene una luz amarilla, como distorsionada. Parecía un sagrado corazón.
Hicimos un collage retratando a Jesús con dos pechos nuevos y un sagrado corazón y vestido con una rebeca roja. Representaba la reunificación de los opuestos, que es clave para poder cambiar el futuro. Cristo no era masculino y femenino.
También mostráis una serie de Polaroids llamada Perfect. ¿De qué trata?
Una Polaroid es una reacción química de la luz con un líquido. Es mucho más alquímico que la tecnología digital. Todas son únicas, no pueden repetirse. A veces, haces una foto con una Polaroid y piensas, Es perfecta. En esos casos, poníamos “Perfecta” en la parte de abajo de la foto y se nos ocurrió que se podría hacer un libro con todas ellas que se llamara Perfect.
Habéis hecho muchos autorretratos frente al espejo antes de que se pusieran de moda los selfies. ¿Con qué símbolos jugáis?
Si te fijas dónde están las líneas en los espejos, verás que una mitad soy yo y la otra, Jaye. Eso es pandroginia. Jaye me está pellizcando el pezón, lo cual es una referencia medieval. A través de los espejos vemos las cosas más claras de lo que esperábamos. Siempre es importante dejar una puerta abierta a las coincidencias.
¿Hay alguna parte de la exposición que os guste más?
El Conejo Sangriento, una escultura de unos 25 centímetros. Es un conejo tallado en madera que encontramos en Tijuana.
Pasamos por una fase de exploración de otras dimensiones con la ketamina. Cogíamos grabadoras, cámaras Polaroid y libretas y lo documentábamos todo. Como la ketamina se inyectaba en el músculo, a veces sangrabas. En lugar de limpiar la sangre con un trapo o papel, nos limpiábamos en el conejo.
El conejo empezó a absorber nuestra sangre y la ketamina hasta que acabó empapado en sangre. Después de que Jay hubiera abandonado su cuerpo, encontramos una de las coletas que se había cortado. Se la pusimos al conejo y lo llamamos Conejo Sangriento.
Hace poco habéis tocado con Psychic TV en San Petersburgo y Moscú. ¿Cómo fue?
Un grupo derechista ultraconservador envió a la prensa una carta abierta diciendo que éramos “homofascistas”, no sé muy bien qué quiere decir eso. Creían que no se nos debía permitir que difundiéramos nuestra propaganda entre la juventud rusa. La prensa no cayó. Eso da una idea del miedo y la paranoia que reinan. Pasa en todas partes.
En algunas partes hemos tenido problemas con las autoridades y los establecimientos. No se enfadarían con nosotros si no estuviéramos haciendo algo que ven como una amenaza o como un elemento desestabilizador. No queremos problemas con nadie, pero no vamos a dejar de decir aquello en lo que creemos. Fue genial poder compartir nuestro mensaje con miles de jóvenes rusos. Cuando supimos lo que había ocurrido, dimos una pequeña charla sobre el dogma, la burocracia y declarando que nuestro mensaje es el amor. “El gran amor”, como nos gustaba llamarlo a Jaye y a mí.
La exposición en Sumerhall, integrada en el Festival de Arte de Edimburgo, permanecerá abierta desde el 31 de julio hasta el 31 de agosto. Consulta la página web del festival para ver la programación completa.
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