Este artículo fue publicado originalmente en Munchies, nuestra plataforma dedicada a la comida.
Si te sientes sin la voluntad de arrastrarte al trabajo en la mañana, o no puedes evitar quedarte dormido encima de tu teclado en la tarde, la ciencia te tiene una respuesta. Según un nuevo estudio, la pizza puede ser la clave para que logres ponerte en marcha e incrementes tu productividad en el trabajo.
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Olvida la teoría del palo y la zanahoria, en un estudio del psicólogo Dan Ariely publicado en su libro Payoff: The Hidden Logic That Shapes Our Motivations (algo así como: Recompensa: La lógica oculta que contornea nuestras motivaciones), se sugiere que un crujiente y grasoso pedazo de pizza te ayudará sustancialmente a decantar tu correo y a mantenerte firme mientras resuelves tu lista de quehaceres.
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La investigación de Ariely estuvo estudiando a trabajadores de ensamblaje de chips de computadores en una compañía tecnológica de Israel con el fin de encontrar qué los incentivaba a trabajar más duro en su lugar de trabajo. Los participantes recibían tres posibles mensajes al comienzo de la semana, donde les prometían pizza, un bono equivalente a 20 dólares, o elogios de su jefe reconociendo el cumplimiento de sus metas. Algunos trabajadores no recibieron ningún mensaje para que fueran el grupo control de los niveles de productividad.
La promesa de pizza fue ganadora desde el principio.
En comparación con el grupo de control, el desempeño de los ensambladores de chip motivados con pizza mostró desde el primer día ser un 6,7 % mayor. Sin embargo, también se demostró que a los trabajadores también les encantan los cumplidos: los elogios vía mensaje de texto conquistaron el segundo lugar y lograron un incremento de 6,6%. En cambio, los trabajadores incentivados con bonos de dinero quedaron relegados con un incremento de solo 4,9%.
En el transcurso de la semana, mientras el impulso de aquellos incentivados con bonos decreció la productividad en un 6,5%, los elogiados y el grupo de la pizza se mantuvieron por encima de la productividad del grupo control.
Los elogios finalmente derrotaron al grupo de pizza pero, como señaló el New York Times, Ariely está convencido de que hubieran ganado si su plan original, aquel de enviar la pizza a sus casas, se hubiera llevado a cabo. Como dice en su libro: “De esta manera […] no solo les habríamos dado un regalo, lo habríamos hecho héroes en sus hogares.”
En lo que a nosotros respecta, podemos guardar la esperanza de que la próxima vez, nuestro jefe dejará sobre nuesro escritorio una caja para que nos la llevemos a casa, y no otra montón de archivos.