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Científicos descubren que los cerdos pueden jugar videojuegos

​Image: Eston Martz/ Pennsylvania State University

Los cerdos son famosos por su inteligencia: saben usar herramientas, saben cómo funcionan los espejos y pueden mostrar sensibilidad a las emociones de sus compañeros.

Ahora, los científicos han confirmado que los cerdos pueden adquirir otra habilidad que requiere una capacidad cognitiva y una destreza impresionantes: jugar videojuegos.

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Cuatro cerdos mostraron una habilidad “extraordinaria” para jugar un videojuego operado con un joystick, una indicación de “su flexibilidad cognitiva y conductual”, según un estudio publicado en Frontiers in Psychology.

Aunque originalmente el juego fue desarrollado por la NASA para hacer pruebas en monos, los cerdos lograron pasar la mayoría de los niveles sin la ventaja de tener pulgares oponibles o una vista aguda.

“Hay muchos otros ejemplos, desde el punto de vista científico, en que los cerdos han demostrado que tienen una manera de aprender bastante interesante”, dijo la autora principal Candace Croney, profesora de la Universidad de Purdue y directora del Purdue Center for Animal Welfare Science, en una llamada. “Pero este tipo de interfaz computarizada fue muy diferente”.

Permítanme presentarles a los jugadores: un par de cerdos de Yorkshire llamados Hamlet y Omelet, y un dúo de minicerdos llamados Ebony e Ivory. Cada cerdo fue entrenado para mover un joystick usando su hocico en una instalación en la Universidad Estatal de Pensilvania.

Una vez que dominaron esa habilidad, los cerdos comenzaron a jugar una vez al día durante un período de 12 semanas. Hamlet y Omelet tuvieron que detenerse en ese momento porque “habían crecido demasiado como para estar parados tanto tiempo y completar las sesiones”, según el estudio, del que fue coautora Sarah T. Boysen, experta en chimpancés de la Universidad Estatal de Ohio.

El primer “nivel” que tenían que pasar mostraba un borde azul que recorría los cuatro lados de una pantalla ubicada justo detrás del joystick. El objetivo era usar el joystick para mover un cursor en la pantalla de modo que se cruzara con cualquiera de las cuatro paredes. El siguiente nivel mostraba un borde con solo tres paredes y los cerdos tenía que repetir el objetivo. Si golpeaban el lado vacío de la pantalla, se contaba como un error.

La dificultad del juego iba en aumento hasta que aparecían solo dos paredes y luego solo una, que se generaban arbitrariamente en diferentes lados de la pantalla. Esto aumentaba las probabilidades de que los cerdos registraran un error al mover el cursor a una parte sin bordes de la pantalla. Aun así, todos los cerdos se desempeñaron bien en el nivel donde solo aparecía una pared, moviendo el cursor en la dirección correcta a una velocidad superior a la probabilidad aleatoria.

Las cosas se ponían más difíciles en los siguientes niveles, los bordes de la pared se hacían más pequeños e incluso comenzaban a moverse. Aunque algunos de los cerdos pudieron desempeñarse bien con las paredes que se hacían pequeñas, el movimiento resultó demasiado para coordinar su hocico con el joystick.

“Tienes que mover el cursor, no solo para darle a un objetivo muy pequeño, sino un objetivo en movimiento”, explicó Croney. “Eso es destreza. Nuestros cerdos nunca llegaron a esa fase”.

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Candace Croney y uno de los cerdos del estudio de Yorkshire, Omelet. Imagen: Eston Martz / Universidad Estatal de Pensilvania

Dado que se descubrió que todos los cerdos tenían hipermetropía (defecto ocular), y esta es una prueba diseñada para animales diestros como monos o ratas, es notable que estos jugadores porcinos pudieran llegar tan lejos como lo hicieron.

Al igual que los jugadores humanos, cada cerdo tenía diferentes aptitudes para las tareas; Ivory emergió como el “alumno estrella”, dijo Croney, cuando estableció un récord en atinarle a los objetivos con una sola pared el 76 por ciento de las veces. De hecho, Ebony e Ivory incluso pudieron retomar el juego un año después cuando se mudaron con Croney a otra instalación, insinuando que tienen una sofisticada memoria de largo plazo.

“Es como cualquier tipo de aprendizaje: habrá variaciones de un individuo a otro en términos de lo que pueden aprender, qué tan rápido lo hacen, qué tan bien realizan las tareas y qué tanta consistencia tenga su desempeño”, anotó. “Fue muy divertido. Era como estar en un salón de clases. Solo tenías que saber algo sobre a quién le estabas enseñando para obtener su mejor desempeño”.

En ese sentido, el estudio también permite hacerse una idea de los lazos sociales que estos animales forjan con sus entrenadores y cuidadores. Croney desempeñó ambos roles para los cerdos en estos experimentos, y los animales confiaban en ella para motivarlos a completar los juegos.

Por ejemplo, los cerdos normalmente eran recompensados ​​con un dispensador automático de premios cuando jugaban bien, pero cuando no tenían el dispensador, “seguían dando respuestas correctas cuando Croney los recompensaba con palabras y tacto”, según el estudio. En otras palabras, si les hablaba bonito y los acariciaba tenían mejores resultados en el juego.

Si bien esto revela un lado muy atractivo de los cerdos, la desventaja era que los animales a menudo se desanimaban si Croney no estaba personalmente allí para animarlos.

“Recuerdo que me ausenté unos días porque me dio neumonía y los cerdos simplemente no hacían nada”, dijo. “Y tan pronto como entré, fue como: ‘ahora sí’”.

“Creo que todos los que tienen animales con los que han formado un vínculo fuerte pueden entender ese tipo de cosas”, agregó Croney. “Hasta ese punto, los cerdos no son tan diferentes de otros animales con los que tenemos fuertes vínculos sociales”.

En última instancia, el nuevo estudio se suma a la abundante evidencia de la inteligencia sofisticada de los cerdos, que es muy interesante desde el punto de vista científico.

“Al final del día, creo que el mensaje es este: no teníamos idea de que los cerdos fueran capaces de lograr este nivel de aprendizaje conceptual”, dijo Croney. “Si pueden hacer esto, ¿qué más podrían aprender que yo no esté tomando en consideración, como alguien que interactúa con ellos o trabaja con ellos?”.

“Eso me obliga a ser un poco más cuidadosa y un poco más consciente del impacto que estoy teniendo en otro ser sensible”, concluyó. “No sé si nosotros que trabajamos con animales de forma regular hagamos eso lo suficiente”.