Música

Cinco bandas de culto argentinas que debes conocer

Foto de arriba: Sumo

​Si alguna vez compraste un ticket para ver a un artista del país del sur, aquí van algunos nombres que difícilmente debes olvidar. Desde el magma stoner hasta la magia tecnopop, el culto en Argentina toma tantas formas como el mate. Y estos cinco actos dan cuenta fehaciente de ello.

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Los Natas

Sergio Ch

Aquel verano descubriste el sexo y a Los Natas y tu vida no volvió a ser igual. Psicodelia pesada como arena movediza: lo mejor que puedes hacer es nunca tratar de salir ¿Los Kyuss argentinos? Más. Casi contemporáneos a los californianos –su primer disco fue grabado en 1996- este trío es un claro deudor del stoner yanqui, pero su legado no se resume sólo en tremendos discos que te llevan directo al triángulo de las Bermudas como Ciudad de Brahman o Corsario Negro.

En un doble efecto de apertura sostenido durante 15 años, Los Natas ampliaron su espectro con influencias que van desde la música contemporánea hasta los ritmos originarios latinoamericanos y conquistaron la escena under europea, donde tienen incontables ediciones de álbumes especiales y rarities. Aquí está la razón por la cual existe algo llamado South American Sludge

Los Encargados

Daniel Melero

No vamos a decir que la Argentina de los años 80 era Mordor con Maradona en lugar de Sauron, pero digamos que así como buena parte de los argentinos pueden ser open mind y gente muy padre, otra buena porción de los criollos son… un tanto cerrados. De esta manera es más simple comprender por qué Los Encargados recibieron kilos de fruta durante su primera gran presentación pública en 1982. Nadie entendía nada. Y cuando hay algo extraño que suena extraño y que es protagonizado por ambiguos jóvenes aún más extraños, el pueblo hace lo que sabe hacer mejor y si no pregúntenle a Galileo qué le pasó por andarse con el cuento de que la Tierra gira alrededor del Sol.

Pioneros totales del synth pop en Argentina, Los Encargados lanzaron un único disco que es una gema del electropop en español. Sensual, moderno, enigmático y totalmente ajeno a su tiempo y lugar, Silencio es una fiesta a la que todos estamos invitados aunque no sepamos exactamente qué pasa. Y, por si fuera poco, trae la versión original de “Trátame Suavemente”, el clasicazo inmortalizado por Soda Stereo y compuesto por Daniel Melero. Y si no sabes quién es Daniel Melero, padrino oculto de medio rock argentino incluyendo a Soda Stereo y Babasónicos, a-h-o-r-a m-i-s-m-o corre a bajarte sus discos. 


Sumo

Luca Prodan

​Las dictaduras latinoamericanas de los 70  provocaron un estallido humanitario, económico y simbólico en toda la región. Powered by Henry Kissinger, el desmantelamiento de las economías y la aplicación del terror en la vida cotidiana fue (¿fue?) un proceso diseñado para minar la realidad material y mental de cualquier cristiano. Tronamos tu economía y también tu sentido común. La economía quizás se recupere, ¿y lo otro? Una de las infinitas consecuencias de haber vivido durante años adentro de 1984 fue el surgimiento, consciente o no, de una generación de artistas que, a su manera, trabajó para disolver ese ántrax simbólico elaborado desde los gobiernos de facto.

Tamaña introducción es necesaria porque si no, entender a Sumo sería todavía más difícil. Imaginen una world music tóxica y podrida comandada por un italiano ex-adicto criado en Inglaterra que estudió en el mismo colegio con el Príncipe Carlos, pero terminó como un junkie londinense justo en medio del estallido punk de los 70. Ese era Luca Prodan, uno de los máximos íconos del rock argentino…con menos de 10 años de residencia en Argentina. Y cantando la mitad de sus canciones en inglés.

En tatuajes, en recién nacidos bautizados in memoriam, en las banderas de todos los equipos de fútbol, en calcos para los vidrios traseros de los autos, en el inconsciente colectivo argentino: LUCA. Como Padre, Hijo y Espíritu, Luca es Sumo y Sumo es punk, rock, reggae, todo al mismo tiempo y con la misma demencia y lujuria artística que necesitaba un país oprimido durante siete años. 

Con hits infernales como “La Rubia Tarada“, “Mejor no hablar de ciertas cosas” y “Heroína“, Sumo es un hito, un mojón, es esa banda que clausura tu niñez y libera la tormenta de tu juventud. Y como si algo le faltara para completar el mito, Prodan se fue a morir de una sobredosis el 22 de diciembre de 1987, dejando huérfanos a todos aquellos parias que noche a noche seguían a Sumo como quien sigue al fuego. Hoy, a tres décadas de su muerte, no hay un solo vecindario de Buenos Aires y sus alrededores sin una pared que diga: “Luca Not Dead”.



Don Cornelio Y La Zona

Palo Pandolfo

Post punk oxidado del tercer mundo, poesía surreal urbana y desesperación de fin de siglo. ¿El resultado? Una música que te arrincona contra ti mismo sobre el precipicio de la alienación. Hijos bastardos de Joy Division, The Gun Club y Nick Cave, los shows Don Cornelio y la Zona fueron míticos por la entrega, la explosión y la enfermedad que parecían purgar público y músicos en cada recital. Liderados por quien supo ser un poeta maldito del siglo XXI, Palo Pandolfo, el grupo tiene algunos de las aperturas más épicas del rock argentino (Merezco morir hoy / sí, me merezco / morir, telas hindúes cubrirán el  cuerpo muerto…) Y también una especialidad de la casa: esos temas que te dejan atónito, seco, cuando descubres qué te están diciendo y cómo te lo están diciendo. Arte, hermanos.



Menos que Cero

Mariano Esaín

¿Eres joven y te asfixia tu ciudad? Entre 1997 y 2000 Menos que Cero lanzó tres discos a modo de antídoto contra la opresión urbana. Ante la falta de chamanes en torres de apartamentos rodeados de autopistas, la cura consistía en una solución de arte cancionero irresistible con agregados de letras inolvidables. Eso se pasaba por un shock eléctrico digno de los Who y ya: directo a la posteridad. Con tracks que hubieran sido hits instantáneos en una realidad donde Donald Trump sólo fuera un cuento de terror de nuestros padres, las huellas de Menos Que Cero todavía pueden ser rastreadas en los geniales Valle de Muñecas​. Al frente de esa banda, Mariano Esaín -guitarra y voz de MQC- continúa escribiendo sobre tu vida como el mejor Jeff Tweedy sudamericano. Aunque no lo sepas.

Bonus track: Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota

Patricio Rey

¿Puede ser considerada “de culto” una banda que arrastraba 50, 60, 70 mil personas por concierto y que reventó estadios por todo el país? Explicar a “Los Redondos” en 500 caracteres sería imposible, pero se puede señalar que en algún momento de sus 25 años de carrera, la banda dejó de ser un grupo de rock para ser un fenómeno social y cultural que se imbricó en la argentinidad de la misma manera que el tango o el fútbol. Y todo sin trabajar con discográficas ni publicitar sus shows en los medios masivos. Ni haber viajado más allá de Uruguay.

Por intentar una hipótesis inútil, el ángel masivo de Patricio Rey puede radicar en las letras épicas, de fuerte contenido social y múltiple significación, escritas por Carlos “Indio” Solari o en la maestría de guitarra-rock-clásica con la que Eduardo “Skay” Beilinson estructuró las canciones del grupo. Eso y el haber atravesado la dictadura, la democracia inestable y el neoliberalismo salvaje con canciones que parecen escritas por un Verlaine encallado en una barraca obrera. Lo de ellos no eran recitales sino “misas” y las peregrinaciones de decenas de miles de personas que hacían mil kilómetros para estar cerca de ese ritual son una leyenda que se mantiene hasta hoy: a 15 años de la disolución de “Los Redondos”, su frontman, el Indio Solari, da esporádicos y multitudinarios shows como solista. El último, en la ciudad bonaerense de Tandil, convocó a 200 mil personas. O sea, el doble de habitantes de esa localidad. ¿Se imaginan?