Vagando por los caminos del internet, me encontré con “Imperio”, una canción de una banda mexicana de la cual nadie sabe nada. La rola no se parece a ninguna cosa de lo que se está produciendo en el país. Es densa, pesada y con muchas capas que evocan al momento cuando despiertas, ese en el que tu cerebro no tiene la certeza de estar despierto o soñando.
También tienen un video raro, que parece ser una especie de viaje por el enredado subconsciente los individuos que hacen está música. El nombre de esta banda es Baltazar. La única certeza que se tiene sobre ellos, es que son un proyecto tapatío, en el cual metió mano Cesar Garduño, tecladista de Sussie 4, Juan Pablo Corcuera de Technicolor Fabrics y algunos exintegrantes de Dante Kaosterván: Roberto Agredano y Luis Eduardo López.
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Los Baltazar han tejido a su alrededor una aura de misterio, al grado de que las únicas imágenes que tenemos de ellos son a contra luz, de espaldas y portando unos impermeables obscuros. Muy darks y nada ortodoxo para estos tiempos donde ser plástico es la norma. Tratamos de investigar un poco en el teléfono descompuesto de los medios musicales de este país, y se dice que estos vatos hacen música influenciada por “mitos, leyendas y libros sagrados que generan una experiencia sonora de ritualidad”. Así que, curiosos, decidimos contactar a esta banda espectro y escuchar de su propia voz de qué va su música.
NOISEY: Traté de buscar información sobre ustedes y no hay nada. Son una especie de banda espectro, que de repente sacó un video muy pacheco. ¿De dónde salió?
Juan Pablo Corcuera: Luis y Robin son primos y son amigos míos desde hace tiempo. Siempre habíamos tenido la inquietud de hacer música juntos. Pero hasta hace año y medio, por azares del destino nos juntamos para hacer algo. Conectamos y tuvimos mucha química musical, los tres teníamos ganas de hacer música con una onda obscura, cinematográfica, dual y mística.
¿Qué hacían antes de hacer la banda?
Luis Eduardo López: Juan Pablo estaba en Techni y nosotros teníamos un proyecto que nunca salió a la luz. O no ha salido, no sé (risas).
¿No tenían un trabajo aburrido y ordinario como los lectores u escritores de Noisey?
Luis: Un rato fui mesero y bar tender en Barcelona (risas). Pero a Robin le iba de huevos en Guanajuato, tenía una oficina y era empresario (risas).
Robin (Roberto Agredano): No tenía el cabello largo ni barba (risas).
Luis: En Barcelona me di cuenta que no podía ser mesero toda mi vida. Así que me regresé y decidí dedicarme a la música. Robin también topó ese pedo y dejó su oficina, abandonó su oficina y se dejó la mata (risas), también por la música.
Después nos fuimos juntos a un pueblo de dónde es toda nuestra familia y decidimos componer música. Nos íbamos a un panteón donde están enterrados todos nuestros familiares, desde morros lo hacíamos, de pedos siempre íbamos a tocar a ese panteón y creo que Baltazar tiene mucho de esas borracheras.
Robin: Después nos topamos a Juan Pablo y quedamos con él de tratar de hacer música sin pretensiones. Una vez le caíamos a un ensayo de los Techni y Juan Pablo tenía una rola nueva. Nos conectamos y comenzamos a darle a las melodías y los ritmos. Y de esa forma armamos varias maquetas, el resto fue solo conectar un productor. En el camino nos encontramos con Cesar Garduño de Sussie 4 y de primera se enganchó con el proyecto.
¿Cómo fue que le gustó el proyecto a César, si Sussie tiene un pedo completamente diferente al de ustedes?
Juan Pablo: Había hecho una colaboración con Sussie 4 y de ahí nos hicimos. En una borrachera le dije “Tengo un nuevo proyecto, te mando las maquetas”. Al poco tiempo me marcó y me dijo que quería jalar con nosotros.
Pero tienes razón cuando dices que Sussie 4 no tiene nada que ver con Baltazar. César entra más en un pedo de hacer nuestras cosas más finas, las rolas ya estaban encausadas y él vino a ponchar las rolas, no a cambiar estructuras. Vino a meterle poder (risas).
¿A ti ya te llevaron al panteón?
Juan Pablo: Ya. Tuve la fortuna de que me bautizaran como miembro honorario de la familia (risas). Fue algo muy especial, nos fuimos una semana, el lugar se llama Palo Alto, está a cómo a 15 minutos de Cocula, de dónde es el mariachi (risas). Es un pueblo muy pequeño, donde la mayoría de los habitantes son sus familiares. El lugar tiene una energía muy especial y a este panteón olvidado, en medio de una vegetación y una pradera muy especial.
¿Cada uno un rol en específico dentro de la banda?
Juan Pablo: Algo muy padre, es que los tres somos compositores y buscamos meter mano en la producción, eso le da mucha riqueza al proyecto. Entonces ya tenemos canciones como para cuatro discos (risas).
Luis: No tenemos fórmulas. Por ejemplo, para “Imperio”, Juan llegó y me dijo “Ayer armé esta rola”, nos la comenzó a cantar y ese mismo día nos juntamos y salió.
¿Cómo salió el nombre de Baltazar?
Luis: Salió en una lluvia de idas y a todos nos gustó.. Fue algo de intuición.
Juan Pablo: Creo que la palabra Baltazar tiene muchas connotaciones míticas y con él desde una postura contemporánea, buscamos remitirnos a imágenes mitológicas de muchas culturas. Fue como adoptar la ritualidad de varias culturas.
Luis: Algo que me gusta del nombre es que es un nombre singular. Queríamos quitarle las etiquetas y rostros al proyecto, queríamos que se priorizara la música y que fuera algo singular, que hacemos juntos. Somos los tres haciendo algo.
¿Ya tienen un live act bien armado? ¿Van a salir con túnicas?
Luis: Tratamos de armar algo muy orgánico.
Juan Pablo: Va a ser un show algo teatral. Va a haber humo y luces. Aunque tampoco queremos hacer algo que dentro de diez años nos de risa. Va a ser mucha música y ondas visuales.
En el DF percibimos a la escena música el Guadalajara algo dormida, hace diez años era el epicentro de la música del país. ¿Qué está pasando desde su perspectiva?
Juan Pablo: Creo que es todo lo contrario. El león se está despertando. El pedo es que no hay foros y tampoco promotores. Es más under que en el DF. Aparte Guadalajara es un lugar muy bueno para ser músico, todos las personas que están en la escena somos compas, nadie tiene egos, todos son personas de carne y hueso.
Luis: Hay muchas cosas que están saliendo, esta: Porter, Siddhartha, Caloncho, Fauno, Doroteo. Que son bandas muy vergas que están saliendo. El pedo es que la escena en México está muy centralizada en la Ciudad de México.
¿Qué canción escucharon una vez y se dieron cuenta que querían hacer música?
Juan Pablo: El cliché, una de Radiohead (risas).
Luis: A mí si me laten, están muy chidos.
Juan Pablo: Pero creo que pará mi fue el disco de Amor Chiquito de Fobia, donde salían chichis. A mi madrina de primera comunión le pedí que me regalara ese disco (risas).
Luis: Para mí fueron los Caifanes. Se me hace súper interesante ver cómo una persona normal, puede convertirse en un ídolo y hacer que miles de personas canten “que nos coma el diablo” (risas). Está super bueno que tu existencia pueda llegar a trascender por medio del arte y que puedas llegar a conectar con mucha gente.
¿Se han visto muy groupies con algún músico?
Luis: Una vez me topé a Salúl Hernandez en Playa del Carmen. Lo abracé y le dije “Güey gracias, tu música cambió mi vida” (risas). El vato super buen pedo, me invitó a su bar. También me latían los Smashing Pumpkins.
Juan Pablo: Yo era super groupie de El Tri. A los doce años fui al concierto de El Tri Sinfónico, con un amigo y su jefe super groovy (risas). Eran los 25 años, muy verga. También una vez a los 17 fui a hotel de Natalia Lafourcade a stalkearla (risas).
Robin: En la secu era muy fan de Enanitos Verdes (risas). Es un gusto culposo muy cabrón.
Para terminar, les voy a pedir que hagan algo súper difícil. Denos un top tres de las mejores piernas del pop.
Luis: Yo me daría a Madonna. Solo para poder presumir (risas).
Juan Pablo: 1. Nelly Furtado.
2. Beyoncé.
3. Itati Cantoral.