Cuando estalló la Primavera Árabe en 2011, la situación de varios países de Oriente Medio pareció asomarse a una nueva época, lejos de la violencia y las injusticias de los regímenes dictatoriales que habían controlado hasta entonces la región. No mucho tiempo después de las manifestaciones y la salida de los dictadores, empezaron a pasear por las calles de Siria hombres armados ondeando banderas negras, reinstalando el terror y dándole inicio a la crisis humanitaria actual más grave. Isis es la fuerza terrorista más poderosa del mundo, una que ha logrado sembrar el terror en el corazón de Europa y desatar una de las crisis de refugiados más aguda de la historia reciente.
Desde entonces, ISIS ha desplegado una estrategia de propaganda en redes sociales con la que ha intentado vender una imagen paradisíaca de la situación que han instalado en Siria y convocar nuevos seguidores. Mucho antes de que los medios de comunicación conocieran la dimensión de los hechos en ese país, fueron ciudadanos sirios los que asumieron la tarea del periodismo: contar la historia real y tumbar la campaña de desinformación de ISIS.
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La iniciativa se fundó con el nombre de Raqqa is Being Slaughtered Silently (R.B.S.S) en 2014, y fue conformada por jóvenes con todo tipo de oficios y profesiones que ante las circunstancias tuvieron que volverse periodistas. En secreto, empezaron a contar en fotos, videos y textos las atrocidades que estaban sucediendo en Raqqa (la ciudad siria que hoy sigue siendo la base de operaciones de ISIS) y que el mundo desconocía. Después de numerosas amenazas de muerte y del asesinato de varios de ellos, varios tuvieron que huir del país para seguir operando desde Alemania y Turquía.
City of Ghosts cuenta la historia de ellos, los que empezaron en Siria y tuvieron que huir. El documental, que no ha recibido otra cosa que buenas críticas y que fue dirigido por el estadounidense Matthew Heineman, cuenta desde adentro la tragedia que azota actualmente a los sirios y las duras situaciones a las que se enfrentan los pocos que han tenido la valentía de enfrentarse a ISIS.
Un colombiano, Juan Camilo Cruz, estuvo en el corazón del documental. Cruz, documentalista y director del festival de documentales Ambulante, vivía en Alemania y fue la persona que acompañó de cerca a los protagonistas del documental. A propósito del estreno de City of Ghosts en el IndieBo, me reuní con Cruz para conocer sobre su experiencia en el rodaje y entender más la realidad de los protagonistas.
VICE: ¿Cómo llegaste a la película?
Juan Camilo Cruz: Hace dos años, Matthew fue uno de nuestros invitados en Ambulante. Ahí nos conocimos y nos hicimos amigos. En diciembre o enero siguientes, Matt me llamó y me contó que estaba trabajando en esta película y que necesitaba a alguien en Alemania. Él sabía que yo vivía allá. Me contó que se trataba de la historia de estos personajes que están enfrentándose al Estado Islámico, que están migrando a Europa y que necesitaban a alguien que estuviera cerca a ellos.
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¿Cómo fue ese acercamiento a ellos para irse metiendo en su vida y sus rutinas?
Eso es todo un proceso de construcción de confianza. En esta película yo soy un empleado de Matt, él es el director, la cabeza de todo, mi labor era poder ganar esa confianza. Él me dio un gran consejo que era simplemente convertirse un poco parte del mobiliario de lo que está pasando, una vaina más de acompañamiento que de observación. Creo que ese es el truco del verité —el estilo en el que a Matt le gusta grabar—, no estás buscando nada más que retratar lo que está sucediendo.
Tú estuviste en el momento en que uno de ellos, junto a su esposa, llega de Turquía a Alemania. ¿Cómo fue su llegada a ese país?
Ellos llegaron y estuvimos en Berlín esa noche. Al otro día a las 6:00 a.m.nos íbamos a donde iban a vivir, que son unos campos de refugiados. Esa mañana, en el tren, fue cuando empezaron a preguntarse qué iba a pasar ahora. La situación es muy dura. Es gente que se está enfrentando a una vida nueva llena de incertidumbre que no es como cuando tú te vas a Alemania por gusto. Imagínate que tú obligada terminaras viviendo en Siria: en una cultura completamente diferente, con una gente distinta que habla una lengua que no entiendes. Y además que termines allá por una guerra que te desvincula y con un miedo tenaz porque te quieren matar a ti y a tu familia.
En el documental se ve un momento en que hay una protesta contra los refugiados, en parte de neonazis, a la que se enfrentan ellos y otros sirios. Con esa escena de repente uno se da cuenta que escapar de Siria no fue suficiente para que estuvieran a salvo y que ISIS no es su único enemigo.
Eso fue durísimo de grabar. Primero porque yo soy medio morenito y fue un video estar metido en una marcha nazi. Pero al mismo tiempo fue difícil ver cómo esta gente no es capaz de ver un par humano en medio de una tragedia. Y más después de la historia que ha tenido Alemania, que es una vergüenza histórica. Es verdad que la comunidad alemana en general ha sido muy abierta a los refugiados, y de hecho yo tengo amigos que han recibido refugiados en sus cuartos, en sus casas. Pero hay regiones y lugares en los que no es así.
Uno se imagina que hay resistencia en Europa, pero tal vez no se imagina ese nivel de violencia.
Y eso que en Berlín la gente en general apoya a los refugiados. Pero en otros lugares las cosas son distintas. El sitio al que ellos llegaron era un pueblito muy lejos y muy pequeño donde todos eran blancos, monos y no había ni un sitio de Donner. En un momento estábamos grabando y encontré un letrero gigante que decía Heil Hitler. Eso es muy poco común verlo en Alemania. Esa noche nos fuimos con el fotógrafo a tomarnos algo en un cafecito. Nos sentamos a hablar con los dueños y por alguna razón terminamos hablando de lo que estábamos haciendo. Ellos nos contaron que el pueblo era de ultra derecha y que justo en esa época habían quemado casas de refugiados.
¿Y cómo es el proceso de su trabajo?
Hay ciertas partes del proceso a las cuales no tuvimos acceso, por obvias razones. Pero el proceso básicamente es así: ellos tienen un ejército de gente en Siria encubierto que son los que están todo el tiempo pendientes de qué está pasando y los que están capturando toda la información. Ellos capturan las imágenes, las meten en sus computadores, las procesan de alguna forma, esta es la parte en que no sé qué es lo que hacen, y de alguna manera eso llega a toda esta gente que está afuera. Al otro lado de la frontera hacen todo el sistema de operación y lo suben.
¿Y ellos se dedican exclusivamente a esto?
Sí, todo el día. Claramente mucha de la gente que está en Siria tendrá su trabajo y su vida normal, pero estos personajes del grupo, este es su oficio.
Igual, todos ellos hoy en día quieren continuar su vida de otra manera. Esto es una visión personal, pero siento que estas son unas personas que se vieron obligados a hacer esto pero no siento que esto es lo que quieran hacer toda su vida. Ellos quisieran que esto se solucionara y poder ser un biólogo normal, un profesor de matemáticas, tener una novia. A la larga toda esta gente quiere tener una vida normal, pero se encontraron bajo unas condiciones extremas en las que tuvieron que asumir un rol muy complejo y se pusieron la capa de super héroes.
Y no debe ser nada fácil asumir ese rol. La escena final deja ver eso, cuando uno de ellos parece tener una crisis nerviosa.
Ese momento fue uno de los más difíciles. Habíamos estado grabando a Aziz por mucho tiempo cuando empezaron a crecer las amenazas contra él. En esa época ISIS puso un mensaje en Twitter preguntando quién podía matarlo, con su foto. Hasta entonces, Aziz había sido una persona muy hermética, pero Matt, que ya estaba ahí, es un gran entrevistador y le empezó a hacer preguntas una noche en la que él había estado recibiendo amenazas. En un momento él se zafó, toda su personalidad como el vocero de R.B.S.S se derrumbó. Se tuvo que parar, tomarse un vaso de agua, se le salieron unas lágrimas. Yo nunca lo había visto llorar.
Y uno intuye que duraron filmando ese momento mucho tiempo. ¿Cómo es estar ahí, apuntándole una cámara, mientras él se derrumbaba?
Ahí fue que yo entendí las cualidades y la capacidad de controlar una situación que tiene Matt y que yo no tendría. Él tuvo la frialdad, la claridad y la visión para mantener la cámara donde tenía que estar y entender muy bien lo que estaba pasando. Pero es muy difícil porque es un momento al que te enfrentas como cineasta y ser humano, y en que te preguntas donde trazas la línea: si te lanzas a darle un abrazo o mantienes la cámara sabiendo que este man tiene un ataque de pánico.
Para mí fue un momento muy difícil de maniobrar. Fue muy fuerte. Yo creo que en este oficio es muy jodido eso, siempre te enfrentas a gente que te está abriendo su corazón y te cuesta. Te cuesta entender al mundo. Y cuando los ves a ellos te preguntas cómo es que las cosas tienen que llegar a este punto.
Pero ellos, a la vez, se asumen de una forma muy valiente. Es impresionante ver cuando uno de ellos repite una y otra vez el video en que su papá es asesinado por ISIS. Y aún así, después de la tragedia, sigue dando la batalla.
Eso fue algo que me impresionó mucho: es gente que está tan dispuesta a morir, y lo están porque lo han perdido todo. Ellos decían: a mí qué me importa que me maten, ya lo viví y lo perdí todo, lo único que me queda es luchar y si me muero en el intento, qué más da. Cuando a él le mataron a su papá, ISIS lo estaba persiguiendo y le había mandado un mensaje diciendo que si no se entregaba o colaboraba mataban al papá. Y él les respondió: “hágale, mátenlo que él no va a ser ni el primero ni el último en morir por la revolución”.
Es impresionante tener el coraje, la fuerza y la valentía para hacer eso. Aziz, por ejemplo, se negó a que el servicio secreto alemán lo protegiera. Su razón era que cómo iba a recibir él protección en Alemania mientras a todo su pueblo lo estaban matando allá.
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Debe ser impresionante tener la posibilidad de estar con ellos, seguirlos y lograr entender algo de lo que es su vida ahora. ¿Cómo fue esa experiencia para ti?
Para mí ha sido una de las experiencias más potentes de mi vida, porque estuve muy cerca de una gente que hoy considero héroes, por un lado, y que orgullosamente también considero mis amigos. Pero a la vez son seres humanos muy sencillos y muy jóvenes. Son menores que yo, son unos chinos. Aziz creo que tiene 24 o 25 años.
A la larga esto me enseñó que los héroes están en todo lado y que un héroe puede ser cualquiera que tenga una intención superior, generosa, bondadosa y con fines positivos. Ellos en realidad están buscando revelar una mierda que está pasando en un país que aman y que entendí que antes que una visión de patria como una frontera, es una visión de hogar, no tanto de enfrentarse por un país sino por los suyos, por la cercanía con una cultura y con una comunidad.